Capítulo 1238
Al llegar a la esquina, Ximena vio la sangre roja que fluía desde el segundo piso.

Todo su cuerpo se estremeció violentamente y su rostro palideció como el papel.

¿Por qué...?

¿Por qué había tanta sangre...?

Incluso Alejandro, que sabía lo que había arriba, se puso serio al ver la escena.

Respiró hondo y tomó la mano de Ximena.

—Volvamos a casa.

Ximena negó con la cabeza.

—No...

Alejandro frunció el ceño.

—¡Con toda esta sangre, ya debes imaginar lo que hay arriba!

—¡No lo sé!—gritó Ximena exaltada. —¡Tengo que verlo!

Dicho esto, Ximena intentó subir las escaleras.

Pero sus pies parecían enredados y casi cae en el charco de sangre.

Alejandro la sujetó por la cintura y dijo con voz grave:

—¡¿Qué lograrás viendo?!

Las lágrimas no dejaban de caer por las mejillas de Ximena.

—Alejandro, ¡llévame arriba! ¡Llévame arriba!

Alejandro apretó los dientes, la ayudó a levantarse y la llevó de la mano al segundo piso.

Arriba había dos guardaespaldas.

Al ver a Ximena, miraron confundidos a Alej
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