Noah:
Nos mantuvimos en silencio de camino al complejo, caminando por aquel largo paseo, junto a la playa, observando el mar y escuchando como las olas llegaban a la orilla. Era reconfortante.
Pensaba en ella, en lo reticente que era en cuanto a mí se tratase, como si le diese miedo mostrarme lo que sentía. Era obvio que ella también se sentía atraída por mí, pero intentaba resistirse… y no lograba entenderlo. ¿Por qué?
Noah.Ella era incluso más intensa que yo en el sexo, de normal eso no solía gustarme, que una chica gimiese más que yo. Pero en aquella ocasión, sorprendentemente me encantó. La forma desesperaba en la que me pedía más, eso me gustó incluso más.Follar con ella me encantaba, estaba más apretada de lo que había esperado, y muy húmeda. Acabábamos de hacerlo y ya me moría por volver a acostarme con ella.La abrazaba, mientras nos besábamos apasionadamente, con mi miembro más que listo para un segundo asalto.No pensé que sería tan increíble – se atrevió a decirme. Sonreí, volviendo a besarla, acariciando su piel desnuda con mi mano izquierda. Su espalda, su trasero, su pierna, hasta llegar a su sexo, entre sus pliegues, haciéndola gemir en mi boca. Baj&oa
5Rosaura:Follar con él era increíble, lo hacíamos todas las noches y más de una vez, aprovechando el momento, el poco tiempo que teníamos para disfrutar de aquello. Porque ambos sabíamos que en cuanto terminase aquel curso lo dejaríamos.Ni siquiera pensaba en Pablo o en Carmen cuando estaba entre sus brazos, sólo en el placer que me proporcionaba y en lo mucho que quería más.Mi cuerpo estaba en llamas y mi sexo derrochaba cierta humedad, chorreando hacia mi trasero, mientras él seguía besándome apasionadamente, sin darme tregua. Sus manos recorrieron mi cuerpo desnudo, deteniéndose entre mis pliegues, haciéndome estremecer.¡Por el amor de Dios! Acabábamos de hacerlo y ya me moría por volver a tenerle dentro ¿Qué me estaba ocurriendo con él? ¿Por qué no pod&iacu
6 Noah. Mi respiración relajada, entrelazándose con la suya era lo único que podía escucharse en aquella oscura habitación. Debía ser tarde, y no me habría despertado de no ser por sus dedos, abriéndose paso entre mis cabellos, acariciando mi cabeza. Abrí los ojos, despacio, observándola. Dejó caer su mano en la almohada y cerró los ojos, fingiendo que dormía. Sonreí, allí, recostado junto a ella, con una fina sábana tapando nuestros cuerpos, aunque sus pechos estaban libres, a sus anchas. Sabía que en el fondo ella quería aceptar mi propuesta de seguir en contacto, pero sus malditas reglas no la dejaban aceptar. Esa chica gritona y con voz repelente, ordenada y meticulosa, cuidando al milímetro el más mínimo detalle, que se había dejado llevar por algo que no estaba en esas estipuladas reglas que intentaba controlar al detalle. Por supuesto que era difícil para ella, si sólo fuese un tipo normal, pero no… tenía que c
7 Rosaura: La vuelta a la realidad fue rara. Mis padres estaban entusiasmados de volver a verme, y yo me sentía arropada y feliz de tenerlos a mi lado. Justo como él me dijo una vez, cuando uno se propone algo lo consigue, y justo eso fue lo que me sucedió a mí en el trabajo, en poco tiempo volví a convertirme en una de las mejores neurocirujanas del país. Y sentía que todo estaba bien. Que volvía a ser yo, volvía a reír, a tener ganas de hacer cosas, a recordar los buenos momentos con mi preciosa Carmen, dejando de lado los malos. Abrí la taquilla de los vestuarios, despreocupada, agarrando la toalla, metiéndome luego en las duchas, con una gran sonrisa. Había sido un duro entrenamiento con Manuel, mi entrenador personal, que opinaba que tenía que mejorar mi gancho de izquierda, pues aún no tenía tanta fuerza como en el otro. El agua calló sobre mi rostro, refrescándome, y yo pensé en todo lo que había conseg
8Rosaura:Aquel viernes por la tarde, justo después de salir de trabajar, me marché a Barcelona, pues Graciela vino a recogerme. Menos mal que había traído conmigo una pequeña maleta por si a mi amiga le daba por hacer locuras.No íbamos solas, dos chicos venían con nosotras, y yo me molesté porque no me lo hubiese mencionado siquiera, suponía que por miedo a que le diese una negativa. A pesar de eso, no dije nada, me limité a mirar por la ventanilla, el paisaje, justo después de haberme comido un bocadillo que la misma Graciela me había preparado.¿Os he dicho ya lo ricos que estaban sus emparedados de atún? Era toda una diosa con los bocadillos, le salían de miedo.¿Cómo una médica del aula prenatal puede tener buena mano en la cocina? Pues… así era ella.Sonaba
9 Rosaura. No podía parar de sonreír, como una idiota, observando como él se alejaba, más y más, apretando el teléfono debajo de mi mano, con su número guardado en mi agenda. Debía haberme vuelto loca, ¿cómo se me había ocurrido sugerir algo así? Sin lugar a dudas el espíritu de Carmen se había apropiado de mi cuerpo, no había otra explicación. Porque una cosa era… atreverse a hacer cosas distintas, como subirse a un ring, y otra, muy diferente, abrir la puerta a que surgiese algo más con Noah. Aquello era un error, estar ilusionándome por volver a ver a un jugador de fútbol, porque yo no quería algo así en mi vida, no quería empezar algo con alguien tan famoso, pero … no podía evitarlo. Cada día, después de volver del balneario, había pensado en él, en lo mucho que añoraba nuestras charlas. Él era un buen tío, al menos quería conservar su amistad, a pesar de no poder tenerle de otra forma. Aunque, una
10 Noah. La abrazaba por detrás, en las dunas, la tierra aún estaba húmeda, pero había escampado hacía un rato. Ambos mirábamos hacia las gaviotas de la orilla, el mar mojaba sus patas, y ellas correteaban de un lugar a otro. El sol estaba ya bastante bajo, pero el tiempo con ella pasaba tan rápido que ni siquiera quería pararme a pensar en la hora que era. Cuando era pequeño solía ir con mi padre a una playa, en Oostende, al norte de Bélgica… - comencé, hablándole de aquello a alguien por primera vez en mi vida, alguien fuera de mi familia – solía sentarme en la tierra seca, junto a él, y mirar hacia las gaviotas al atardecer – Entrelazó sus manos con las mías, dándome apoyo – nunca me di cuenta de lo feliz que me hacían esos momentos, hasta ahora. No apreciamos esos momentos hasta que ya no están – me dijo – no nos damos cuenta de lo importantes que son hasta que no podemos vol
11Rosaura:Estaba de los nervios aquella noche, apenas cené mucho, me vestí con uno de los vestidos de mi amiga, porque yo no había traído mucho más, era rojo, de palabra de honor, precioso, y me llegaba por encima de la rodilla.Estás preciosa, te queda mejor que a mí, cabrona – bromeó Graciela, mientras yo sonreía, y me colocaba los zapatos a juego con ese vestido. Era toda una suerte que tuviésemos la misma talla de zapatos también - ¿vas a intentar ligarte a Mario? Porque te aseguro que, vestida así, conseguirás a cualquier tío que te propongas.¿A qué discoteca vamos al final? – pregunté, despreocupada, agarrando la paleta de maquillaje de mi amiga, colocándome sombras aquí y allá, no demasiado. Me maquillé con un bonito dorado