No deberías tenerlo, querida niña. — Escuchó Isabel en su cabeza la voz de la que los recibió en un principio, giró a verla pero esta se encontraba de espaldas observando las ramas del árbol. — Tenemos demasiados nombres, conózcanme por Născut — Llevó una de sus manos al pecho, la otra hacia atrás e hizo una pequeña reverencia. — Mi hermana del medio Viaţă — Señaló a la que se encontraba de espalda a los invitados. — Y, por último pero no menos importante, la mayor de todas Moare — Finalizó. Nacimiento, vida y muerte. “Existió un momento, un bucle, un acontecimiento que desdobló la historia en dos partes provocando que la conociésemos tal como la conocemos ahora.”Las norias del destino, las controladoras de la vida de cada persona, o al menos, en este mundo, las dueñas de todos aquellos seres vivientes. Tan antiguas como el nacimiento de una estrella y tan sabias como una colección de viejos libros. Astutas, misteriosas pero sobre todo... Peligrosas. Sí, lo sabían todo y sí, con
Todo empezó en un mundo en donde todo se creía perdido. La humanidad hecha un caos, pedofilia, canibalismo, masacre, guerras, odio, sangre, muerte. Eran de las cosas más cotidianas que podríamos encontrar en este caótico lugar. Antes conocido como el paraíso para la raza humana, ahora simplemente inhabitable, era algo sorprendente. La humanidad, la tecnología en el auge, en la cima de todo su esplendor y lo único que daba como consecuencia eran a unos seres que poco podían llamarse humanos, seres egoístas y deprobables. Solución, ¿En realidad eso existía? En realidad, siquiera era cuestionable ¿Ser salvados? ¿Para qué? esta humanidad no tenía remedio alguno, los adultos ya se encontraban lo suficientemente corrompidos como para poder ser recuperados. Pero, existía esperanza. Sí, una mínima y pequeña esperanza. Eran 7 caballeros, salieron de todos los lados posibles, del Norte, del Sur, del Este y el Oeste. De los más lejanos y solitarios lugares, y al mismo, de los menos inesper
Nada, es lo que parece.—... A ustedes más que nadie, les conviene saber sobre esto. — Concluyó la reina.La Unión dorada estaba confundida al igual que sus otras dos acompañantes. Y entonces, Vida dió dos pasos hacia adelante, e Isabel en respuesta se soltó del agarre de Alejandro y quedó de pie por sí sola con la fuerza que le quedaba, levantando la cabeza y tensando su mandíbula.— ¿Saben ustedes acaso, qué es eso que tienen ahí? — Señaló Vida hacia los brazos de ambos, y de un movimiento rápido usando un hechizo a la distancia les quitó los guantes y estos cayeron al suelo dejando a la intemperie, a plena vista de todos, las marcas henna de la pareja.Símbolos de la Unión que representaba su poder.— Es el Hilo Dorado... — En este caso respondió Alejandro. — Y nos pertenece, sólo a nosotros. A Isabel y a mí, y les juro que si llegan siquiera a atreverse a tocarla... — Habló amenazante sacando sus garras.— Alejandro, muestra más res...— Comenzó a decir la reina.— Está bien, es n
— El no sabía lo que había pasado, pero mamá... Vaya que sí sabía pero no quería aceptarlo, ni quiso admitirlo, era una leyenda élfica de millones de años, y que una humana fuera parte de dicha leyenda ahora… Se sentía muy indignada en cierta forma. — Meditó unos segundos. — Estuvo molesta muchos días, y la verdad es que aún no lo entiendo. Ambos quedaron en silencio algunos minutos. — Y seguimos sin entender qué es esto, han pasado muchos años... Y aún no lo sabemos. — Mencionó Isabel. — Mamá me explicó un poco, pero lo que sabe es lo que le dijo a tu padre. Por ende, lo que sabemos... De ahí no sabemos más. — Continuó Alejandro. — Creo que, sí necesitamos algo de las norias. — Isabel se sentó y observó a Alejandro. — No volverás con ellas, oh claro que no. No sé qué rayos pasó, pero cuando te vi en el suelo sentí un dolor terrible en todo el cuerpo. — Dijo Alejandro al mismo que tomaba una de las manos de Isabel y el sendero de marcas se encendía con una tenue luz. — Créeme, y
Lo que en un principio fue paz ahora es catástrofe. - ¡Vamos papá despierta! - Comenzó a decir una niña de cabello rizados y ojos verde esmeralda. Sebastian se despertó, abrió sus ojos y se encontró con su hermosa hija dando saltos en la cama, el sol estaba resplandeciente e iluminaba toda la habitación. - Hija, ¿Qué haces despierta tan temprano? - Comenzó a decir nuestro querido rey al mismo que se sentaba en la cama restregándose la cara con ambas manos. - ¡Mamá ordenó a las mucamas que te despertasen! - Dijo y tras un último salto quedó sentada en la cama. - Pero me adelanté ¡Y vine a despertarte yo! - Culminó con una gran sonrisa en su cara. Sebastian comenzó a reír y abrazó a su hija llenándola de besos por toda la cara. - ¡Papáaaaa me llenas de saliva, es injusto! - Decía al mismo que reía y era víctima de los besos y abrazos de su padre. Después de un rato, ambos padre e hija salieron caminando de la mano. Al salir de la habitación las mucamas comenzaron a reír al ver al
Narrador Omnisciente Todos estaban ya reunidos en el salón del trono en esperas de la reina, observándose unos a otros y el Rey Sebastian dentro de él rogando porque su hija estuviese bien y haya escuchado lo que le pidió, estar caminando perdida en el bosque no es muy buena idea. Titania apareció frente a todos dejando un destello de luz tras de sí y observó directamente a Sebastian. Mientras estos estaban en sesión, una pequeña niña se encontraba aburrida montada en el caballo del rey, con cuidado se bajó y comenzó a caminar. - Princesa, no debe ir por ahí. - Mencionó uno de los guardias que estaban custodiando la entrada y por ende protegiendo a la princesa. - Sólo quiero ir al baño.- Dijo la niña provocando que el Guardia sintiera algo de vergüenza. - Buscaré a una de las mucamas, no se aleje. - La niña lentamente comenzó a caminar mientras los guardias estaban distraídos y logró escapar de la mirada de los mismos.
Por otro lado, una madre se encontraba a las orillas de un lago meditando y escuchando todo a su alrededor. Al sentir la presencia de seres que no pertenecían a su misma naturaleza, abrió los ojos de par en par y se levantó de dónde se encontraba arrodillada, se dirigió hacia las escaleras y llamó entre sus labios el nombre de quién la vigilaba desde ya hace varias horas sin que él se diera cuenta.- Alejandro, sal de ahí hijo mío. -Titania no tocaba el piso, pero aún así bajo la punta de sus pies crecía rastro de vegetación que a su paso daba la ilusión de que pisaba cada lugar por el que pasaba simulando un rastro, un camino.Un pequeño zorro negro, con una cola y marcas azules salió con sutileza de entre la oscuridad de las escaleras, y con la cola enredada entre sus patas caminó hasta quedar frente a la reina.La reina lo obse
Un castillo negro, quemado, en ruinas.No.Un castillo endemoniado, destruido y remodelado.Tal vez.Una vida, sustituida por otra y un alma poco a poco siendo envenenada.Hay veces que las cosas nunca salen como se suponen deben salir, como también sucede, de cambios radicales que en vez de hacernos progresar, nos hace retroceder.Tal vez, esto fue lo que le pasó a nuestro querido némesis en esta bella y trágica historia.Era de esperarse el encontrar al dictador, estático en medio del salón del trono, o al menos de lo que quedó de él. Todo alrededor se resumía en negro, cenizas, cosas rotas y... Sangre.Aun tenía sus manos llenas del líquido rojo, seco ya, y, el lugar sumido en una oscuridad casi espectral con aires de un espíritu extraño, para sorpresa de los sobrevivientes, el castillo en el cuál antes reinaba el amor, la calidez y la gentileza, ahora estaba lleno de frío, oscuridad y de personas que simplemente no conseguían mirar mas allá de debajo sus hombros.Tal vez todas esta