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Capítulo 4. Adiós Soltería (parte II)

Capítulo 4

Adiós Soltería (parte II)

Earned it suena en los altavoces y el que está vestido de policía me toma del mentón para que solo lo mire a él, los gritos ensordecedores se escuchan por todo el lugar y puedo identificar la voz de mi loca amiga gritando.

—Disfruta tu última noche como mujer libre.

«Hasta ella me ha engañado, no puedo creerlo».

La música suena y el sexy hombre comienza a desprenderse de los botones de su camisa mientras mueve las caderas según el ritmo que va sonando.

La vergüenza me puede cuando al fin, deja al descubierto su torso muy bien trabajado y desvío la mirada para que no note lo apenada que estoy.

Su siguiente movimiento me descoloca porque es muy atrevido. Se sienta a horcajadas sobre mis piernas y toma mis manos para que las deslice por su pecho. Su abdomen es duro y puedo observar cada cuadro bien definido, como si fuese tallado por…

«¡Basta de pensar tonterías Nahia!» me regaño a mi misma, porque siento que estoy siendo infiel con el pensamiento.

Se baja, pero lo que hace es ponerse en cuatro dejándome prácticamente su trasero en la cara. Tengo que aguantar la risa porque todas gritan enloquecidas.

Se arrastra por el suelo y da una vuelta sobre una rodilla para quedar de pie. Camina hacia mí y me abre de piernas para pararse en ese pequeño espacio y dejarme su miembro en la cara mientras baila.

«¡Oh por Dios!»

Vuelve a sentarse sobre mí y echa su espalda hacia atrás, dejándome de nuevo cerca de mi rostro su notorio bulto. Como si no fuera poco, lleva una pierna detrás de mí espalda y acerca más mi cara justo allí.

Las manos me tiemblan y mi respiración se hace pesada. Quiero pararme y largarme, pero hay algo que me impulsa a quedarme.

De pronto toma el espaldar de la silla y me mira fijamente mientras me baja lento y pausado para quedar prácticamente tumbada en el suelo.

Comienza a bailar sobre mí, mientras nuestros cuerpos forman un perfecto sesenta y nueve.

Una vez más lo tengo tan cerca.

Se queda de rodillas y toma mis piernas. Me levanta bruscamente dejando mi trasero en su cara y se pone de pie.

Él con mi culo en pompa sobre su rostro y yo, por no sé qué número de vez, con su miembro en mi cara.

No tardamos demasiado en esa posición, cuando pasa mis piernas por sus hombros, dándome una voltereta que me hace quedar frente a frente con él.

La respiración de ambos es agitada y se entremezcla. Me desliza despacio por su cuerpo y deja las manos en mis caderas.

En este momento, no sé porqué, siento como si solo estuviéramos nosotros dos.

Me gira, de forma inesperada, y tomándome del cuello, me hace quedar en cuatro.

Comienza a mover su cadera, chocando contra mi como si me estuviera…

«¡Dios mío! Esto es tener sexo con ropa»

Me pone de pie y me deja frente a él.

—¿Estás lista? —pregunta y la voz me parece conocida, pero no sé de dónde.

«¿Lista? Si no estoy lista desde que entré a este lugar»

Me toma del cuello y me lanza al suelo, es delicado para que no me lastime.

Se acuesta sobre mí mientras contonea sus caderas y siento tan cerca el calor que brota de su cuerpo.

Se aleja, se pone de pie y camina de un lado a otro, creo que todo ha acabado, pero cuando viene el coro de la canción vuelve a estar sobre mí, él con la cabeza abajo y dejándome otra vez su cosa que ya se nota muy grande, a centímetros de mi rostro.

Hunde su cara en mi entrepierna y yo ya no se que pensar cuando me gira bruscamente y quedó boca abajo.

Se sienta sobre mí y me toma con una mano del torso para ayudar a levantarme, pero con la otra, hala un poco mi cabello.

Creo que se está extralimitando. Y comienzo a sentir su miembro endurecido sobre mí.

Sigue teniendo el control sobre mí, y me acuesta de lado y él se queda a mi espalda.

Choca su pelvis en mis caderas y es más que obvio que está excitado por todo esto.

Decir que yo no estoy húmeda y caliente sería una mentira descarada. Jamás en mi vida me había pasado algo así.

Se pone de rodillas y creo que todo al fin acabó, cuando él me toma de las piernas y me arrastra por el suelo para sentarme a horcajadas sobre él.

Nunca se quitó el pantalón, pero no es necesario, se mueve mientras está de rodillas conmigo encima y nuestros cuerpos no pueden estar más cerca.

Rodeo su cuello con mis brazos para no caerme y las últimas notas de la canción suenan, las luces se van atenuando hasta que todo queda oscuro y sus labios se acercan a los míos dándome un beso que me ha dejado impactada.

Reaccionó un poco lento, pero me alejo de él, poniéndome de pie antes de que la música comience nuevamente y las luces se enciendan.

El baile no ha acabado pero esta pequeña función privada si.

Mis hermanas se acercan y comienzan a lanzarle billetes de un dólar al hombre que se puso de pie y se me queda mirando fijamente, me gustaría ver su rostro, pero en ningún momento se sacó el antifaz y ahora trae puesta su gorra.

Alexa, la más loca de las dos, le quita su gorro y se lo coloca.

—Baila para nosotras —le grita y él se acerca, mientras se restriega a ellas.

«¡Por Dios! Que pena, espero no hayan notado nada».

—Aprovecha Nahia, toca todo lo que quieras, o más de lo que ya tocaste—se rie—,  que después no podrás tocar a nadie más que Ryan —se burla Alessia.

Ellas creen que eso es una desgracia para mí pero en realidad yo no necesito nada más.

Esos últimos segundos se repiten en mi cabeza. Debería largarme y poner una queja. Un stripper no debería tener una erección, es su trabajo y debería saber controlarla.  Y ese beso…

«¿Qué carajos fue lo que pasó?»

Me bajo de la tarima y busco a mi mejor amiga, ella me mira confundida.

—¿Pasa algo? —indaga.

—¡Vámonos! —me hace mala cara.

—Todas nos esforzamos por ti —se queja y sé que tiene razón, me hace pucheros y accedo a quedarme un rato más, pero prefiero irme al baño lejos de ese hombre. Necesito pensar en que rayos acaba de pasar.

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