Damian
Mi vida es una locura total, a veces suelo ser aburrido, grosero, me burlo de las cosas y a veces rudo. Me gustan las carreras ilegales, mi trabajo se basa en cosas ilegales: drogas y armas. Mi jefe es como un padre para mi, aunque tengo mis padres vivos y los adoro, mi hermana de 15 años es una princesa aunque de vez en cuando le sigo los talones para que no se tope con un Imbécil como yo.
Vivo solo por mi trabajo y porque me gusta estar solo. De vez en cuando viene una que otra chica a mi cama, de todas las que han pisado mi casa, solo la torpe no la puedo olvidar. No estoy enamorado, pero tiene un algo que me tiene pegado a ella.
Hace días se hizo amiga de Michael Gutierrez y de Flor Galviz, ya investigué a esos dos y nada fuera de lo común, aunque no me fío del imbécil de Michael, odio cuando con su perfecta sonrisa la hace reír o cuando la abraza. Ella se ve jodidamente tierna cuando habla, come, sonríe. Es torpe pero tiene sus encantos.
Todos los días voy hasta su barrio y observo su puerta, ella o alguien de su casa duerme tarde. Las luces aún a las 1 de la madrugada están encendidas.
Ya casi es hora de marcharnos a casa y le he pedido que me haga las tareas de química, no se por qué, si soy bueno con los números y esas cosas.
Ella aceptó ir a mi casa, en unos minutos la recojo en el parqueo.
La campana suena y salgo como si la escuela estuviese en llamas. Voy hasta mi nena negra y la enciendo.
-No me voy a subir a esa cosa -dice haciendo que me de la vuelta.
-Esa cosa tiene nombre, es una moto, dale, sube, es lejos -digo pasándole un casco.
-Maldigo el día que te rompí el celular -dice refunfuñando mientras se coloca el casco.
Se sube a la moto y me abraza con fuerza. Quisiera hacer rugir la moto, pero no quiero que muera del susto.
Llegamos a casa luego de que casi me sacara las tripas mientras me abrazaba. Ella pasa y me pide un poco de agua.
-Ahí está el refrigerador -digo yendo hacia la habitación para ponerme cómodo.
Luego de ponerme un polo de tirantes bajo, y ella está comiendo como si fuese su último día de vida, la observo tomar de la taza se leche y guardar un poco de pan en su cartera, me escondo y ella vuelve a guardar otro trozo de pan, después de unos minutos ella termina de comer y aparezco.
-Mmmmm, tenía hambre y comí algo -dice limpiándose esos labios rosados pálido que piden a grito besarlos. Sacudo mi cabeza por el estúpido pensamiento. Ella se sienta en la mesa y toma los cuadernos, empiezo a observar sus movimientos, sus gestos, estoy embobado.
-¿Qué edad tienes? -pregunto cerca de ella.
-18 ¿ y tú? -pregunta sin dejar de escribir.
-20 -digo y ella me mira.
-Pensé que tenias algunos 25 -dice mirándome de arriba abajo.
-Que tonta -digo tomando mi teléfono.
La Llevé a su casa y me fui directo a la casa de mi jefe, hoy llegaría un cargamento y debo ir hasta el muelle.
-Antes de que te vayas, necesito un favor -dice levantándose de su escritorio.
-Ordene -digo arreglando mi chaqueta para ocultar la pistola.
-Me han informado que mi hijo está vivo y el imbécil de Felix del que te hablé, sabe de él -dice frunciendo las cejas -Búscalo y sácale la verdad a golpes -ordena arreglando su pelo negro y con algunas mechas blancas por las canas.
-Cómo guste -digo saliendo del lugar.
Después de ir al muelle y fijarme que todo esté tal y como de envió para acá, recibí una llamada de la torpe, ¿que querrá? Ni idea.
Me estaciono en la puerta de su casa y ella abre inmediatamente yo toco.
-¿Qué se te ofrece? -pregunto al verla algo tímida.
-Me prestarías 3,000 pesos, prometo pagartelo a fin de mes -dice mordiéndose el labio.
-¿Y si no consigues el dinero para regresarme lo, cómo lo pagarías? -pregunto acercándome a ella.
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CamilaNo soy de pedir cosas prestadas y a personas desconocidas menos. Tengo a Ni siquieras se su nombre, pero como me dice torpe a mi, le pondré uno, aún no se cuál.Su pregunta me tiene en las nubes, no pensé eso.-Pues te hago las tareas, ordeno tu casa, no se -digo encogiéndome de hombros.-Bueno -dice y me entrega el dinero.-Gracias -digo algo avergonzada.Tanto rodeos para darme el dinero así no más.*****Una semana ha pasado y aún no se como pagarle, sin contar que aún debo dinero de la renta, tengo hambre y no tengo ni agua.Damian quedó de venir a buscar su dinero hoy, si ya me aprendí el nombre ya que Flor no para de hablar de él y dice estar enamorada perdidamente.No niego que él es muy guapo, alto, un dios griego, pero no creo que sea mi tipo, además nunca me he enamorado. Toda mi vida ha sido el
DamianHoy no he visto a la torpe, ayer le hice saber que hoy iría a cobrar el dinero que me debe, aunque lo que tengo es ganas de verla, me trae embobado o no se si esa sea la palabra correcta, pero me siento bien a su lado, su presencia es miel y paz. Su forma de expresarse, su sonrisa, es una locura total.Esto no es amor, pero tampoco es atracción sexual, no se muy bien que sea, pero me gusta.Después de ayudar a mi tía en la tienda, como algunos sábados hubo mucha gente en la cafetería, voy camino a casa de la torpe. Si no tiene para pagarme, la traeré a mi casa para " limpiarla" como pago de su deuda.Hoy es la fiesta en la azotea de los Dincent, ya le pedí a Sam para que me ayude a deshacer ese fieston, últimamente he estado aburrido. Era ayer viérnes y se suspendió ni idea de por qué.Estaciono mi camioneta en el callejón de la torpe, camino con pas
DamianDesde que me pidió que la abrazara no he podido dormir, me tiene loco y no de manera excitante. A diferencia de otras chicas que han estado en mi habitación, su cuerpo radica ternura, inocencia y dulzura. No veo su rostro, pero me imagino la montaña de pestañas reposando en sus párpados, sus labios ligeramente abierto y su rostro angelical.La acuno más a mi cuerpo mientras observo la claridad de la luna colarse por las telas de la cortina de la ventana. Su cabello huele a naranja con flores (mi mejor Amigo si que sabe comprar)Siento mis ojos cansados y decido dormir.-No, no, déjame por favor, no me toques -me espanto al escucharla gritar, está aún acunada en mis brazos.-Todo estará bien -digo acariciando su pelo. Ella se da la vuelta y se aferra a mi, colocando su cabeza en mi pecho.Su cuerpo tiembla, está algo sudada y no es para menos con esa pesad
Damian Inmediatamente siento una pistola en mi espalda, miro en dirección a Camila, ella se reúne con sus amigos y observo el lugar de reojo, no quiero que ella corra peligro. Me doy la vuelta rápido hasta tener la pistola en mis manos y me enojo al ver que se trata de Sam, ella sonríe y me abraza, correspondo al abrazo, aunque me resulta algo incómodo.-Ya tienes a una nueva morra -dice asintiendo en dirección a la puerta del instituto.-No es nada de lo que piensas -digo mirándola a los ojos.-¿Ah no? -dice con una sonrisa en los labios, chasquea la lengua y vuelve su mirada a mi -me imagino que por ella me cancelaste todo el maldito fin de semana -confirma guardando la pistola en su espalda.-Surgieron unos inconvenientes que luego te explicaré -digo dando un beso en su mejilla para irme al instituto.-Cuidala -dice dándose la vuelta y regresando a
DamianEs viernes, día de la estúpida fiesta la cual debo asistir para que mi "prima" pueda ir. He tenido unos días no muy buenos, aunque Camila los mejoró con su sonrisa y torpeza. La propuesta de mi jefe no salió de mi cabeza, pero no creo poner a la torpe en peligro.Ni señales del hijo de mi jefe y del Imbécil del padrastro tampoco, lo busqué hasta en el barrio donde vivía la torpe y nada que ver. Me coloco la camisa negra de mangas cortas, los dos primeros botones sueltos, un pantalón jeen algo rasgado y unas vans negras, salgo luego de perfurmarme y tomar las llaves. La torpe está en la sala esperando por mi. Lleva unos pantalones largos negros, unos tenis floreados haciendo juego con una blusa de mangas hasta los codos. Taeyang si que tienes gustos femeninos. La ropa le queda muy bien moldeada a su cuerpo, tiene un cuerpo envidiable a diferencia de Sam y no lo niego. Salimos y nos montamos en el a
DamianLa revisé y ni rastros de bala, debe estar desmayada por el asombro y la adrenalina. Piso el acelerador sin importar quienes estén al frente, los tipos nos siguen y no se porque carajo. Saco mi pistola y por el retrovisor los veo acercarse, disparo como puedo y fallo. Acelero sintiendo la adrenalina correr por mis venas. Camila sigue dormida y no quiero que despierte, sería más complicado. Vuelvo a disparar y le rebiento un neumático. Me desvío hasta llegar a mi casa.Entro a mi casa y la subo a la habitación. Necesito avisarle a Marcos, cuanto antes.CamilaMe despierto con un dolor punzante en la cabeza, me siento en la cama y él está acostado a mi lado. Me despierto sin hacer ruido y me doy una buena ducha de agua fría, me coloco una franela enorme de él y bajo hasta la cocina. Luego de preparar un café me siento e
CamilaEstar frente a él me da algo de nervios, quiero saber a que se dedica, como tiene ésta casa tan grande, dos autos, una moto, un celular carísimo. -¿Por qué razón? -dice cerrando la puerta para darme el frente.-Por la razón de que vivo con alguien que desconozco, no se si es un maldito narco, tienes una casa enorme, un celular que costaría mi manutención de un año, tienes dos vehículos, siempre andas bien vestidos y nunca te he visto trabajar, te persiguen matones, tu novia tiene más pinta de asesina que de mujer y corres ilegal -digo subiendo la voz con desespero.-Conformate con saber que estarás bien y no pasarás hambre -me contesta frío. -¿Sabes que? -hago una pausa y me acerco más a él -¡Vete a la mierda! -digo y me alejo de el con la rabia hirviendo hasta
DamianHace media hora que se fue y ni siquiera se a donde. Siento como que fue una eternidad. Me odio por hacerla enojar y tan tierna que se ve cuando sonríe. No puedo quedarme aquí sin saber de ella.Enciendo la moto y salgo como alma que lleva el diablo. He dado vueltas y vueltas y nada que ver.Veo una chica caminar sola y me acerco, es ella y respiro antes de frenar a su lado.-¡Súbete! -exijo frío.-No, se llegar andando -responde aún caminando y con las manos cruzadas.-No te lo pregunté, ¡Súbete! -digo siguiéndola.-Te dije que no -dice aumentando los pasos.Entonces dos camionetas se hacen presentes, la veo una por detrás y otra por delante.-¡Vamos sube! -le grito y ella me desafía con la mirada.-¿Y si no que? -pregunta con las manos en la cintura.-Te doy un bala