"Armando"
De regreso en el hotel, puedo sentir su nerviosismo, cierro la puerta y ella se queda de espaldas esperándome. Respira ansiosa, pongo mis manos en sus hombros y poco a poco voy descendiendo, acariciando su suave piel. Percibo como se eriza cuando poso mis labios en su nuca, lamo su delicioso cuello
"Edith"Estas dos semanas han sido una locura... primero; retomar mis deberes ha sido complicado, pues nadie quiere dejarme hacer nada. Me molesta muchísimo, estar embarazada no es estar enferma, yo necesito trabajar, así que, aunque me lo prohíban, lo hago.
"Tres días antes de la boda"Las pruebas de maquillaje y de peinado me tienen agotada. Renata es muy insistente, el vestido me quedó hermoso, es un sueño. Me he sentido un poco débil últimamente, debe ser por todo el alboroto de la boda.
—¡Espera! —lo detuvo tomándolo del brazo —Quiero que me respondas algo —Armando estaba impaciente.—¿Tú y esa mujer tienen algo?—Por supuesto que no Renata, no soy ese tipo de hombre y creo que lo he demostrado con mis acciones —respondió irritado.
Armando estaba parado con galantería frente a la puesta y comenzó a cantar."Sin ti, no podré vivir jamás Armando terminaba de colocarse su corbatín azul claro, ajustó sus tirantes, se sentía demasiado nervioso, percibía que algo no andaba bien. La necesidad de ver a su futura esposa comenzó a inquietarlo, la puerta se abrió y Miguel entró.—Hermano, es hora de que bajes. Tengo que ir por la novia y tú ya deberías haber bajado —se dio la vuelta, cogió su saco y lo miró con inquietud.—Miguel, necesito ver a Edith ahora mismo. ¿En qué cuarto está? —su amigo se preocupó al ver su rostro angustiado.—En el de la abuela Regina, ¿sucede algo? —salió por la puerta y su amigo lo siguió.—No, sólo necesito verla unos segundos —Miguel avanzó unos pasos y lo detuvo.—Pero dicen que es mala suerte. ¡Calma! Ya estarás con ella toda una vida —le recordó sonriendo.—Algo no está bien y puedo sentirlo —Miguel lo observaba extrañado —Yo no sé cómo expli... —no pudo continuar, un disparó se escuchó y los dos salieron corriendo al cuarto de doña Regina.Armando gCapítulo Final 29. Esto es vida
La fiesta dio inicio, Edith le agradecía a Renata por la manera tan bonita que había organizado todo, su boda estaba siendo de ensueño. Todos bailaban, Armando le quitó la liga dejándole un pequeño mordisco en la pierna, salió emocionado del vestido. Miguel, Guillermo y Beto le hacían barra, cuando lanzó la liga, la ganó Miguel y todos voltearon a ver a Renata muertos de risa, Renata negaba con la cabeza, Miguel se puso la liga como diadema en la cabeza y se acercó bailando, dándole un beso.Edith lanzó el ramo, Alicia se apartó dejando que le cayera a Renata quién volteó los ojos incrédula, lo que faltaba pensó. Todos gozaban y disfrutaban la hermosa boda, la comida estaba exquisita y la barra libre era un éxito. Llegó el momento del primer baile como esposos, Armando caminó con su esposa a mitad de la pista y comenzó a sonar una balada con una letra demasiado hermosa, la había elegido Armando para los dos."Besar tus ojos oscuros,dejar atrás las heridas,dor
"Luna de miel"Cuando Edith abrió sus ojos, estaba en el avión acostada en una cama de lo más cómoda. ¿Cómo demonios habían llegado al avión sin darse cuenta? Bien podrían secuestrarla dormida. Se levantó y buscó a Armando, estaba ido en su computadora, ella se acercó y se le sentó en las piernas.—Buenos días esposa mía y buenos días a mis bebés —tocaba su vientre y le dio un pausado beso.—¿Cómo es que llegue aquí?—Estabas agotada, entre la boda y el sexo, no te quedó energía para nada. Yo me encargué de vestirte y traerte a bordo.—Lo bueno es que tengo un esposo fuerte y diligente. Y que además de eso es médico, así que no tengo de que preocuparme.—Tienes el kit completo —reía.—¡Su brandy señor! —la azafata con una sonrisa coqueta le daba la copa. Armando asintió en gesto de agradecimiento, mientras Edith levantó una ceja.—Me traes un zumo de naranja, por favor.—Enseguida, señorita —respondió a
"Edith"Intento verme mis pies, pero es imposible mi panza gemelar de siete meses no me lo permite. Mis dos varones están creciendo fuertes y sanos, estoy tan feliz. El pobre de mí bello esposo no duerme de los nervios, el más mínimo quejido de mi parte lo pone en alerta, así que trato de mostrarme lo más re