Belinda Todo me parece irreal, como si estuviera siendo la espectadora de una horrible película de terror.Acabo de despertar hace dos minutos y no caigo en cuenta de que esto me ocurrió a mí. Me encuentro en una especie de habitación rodeada de lujos ostentosos.Mi vestimenta no es la misma que tenía hace unas cuantas horas. Estoy vestida con un camisón blanco muy elegante y también revelador.Recuerdo que Diego me durmió en la casa y dos veces en el avión por lo cual creo que viajamos durante varias horas.Intente levantarme de la cama, pero no pude evitar volver a caer debido al mareo que siento. Es como si estuviera en una especie de juego del parque de diversiones.—Aún estás débil —Cuándo giro hacia la derecha me percató de que él está sentado en un sofá observando —¡Estás mal de la cabeza! ¡Me dormiste! ¡Me secuestraste!—Entiende, bebé. No podía dejarte sola a merced de mi familia y mi primo después de lo que hice.—¿Qué hiciste?—Deje a Mariana plantada tal como me lo pedis
Llevo más de una semana en este maldito infierno.He intentado llamar a alguien, pero todos los teléfonos están cortados, y en cuanto a los sirvientes, a penas me dirigen la palabra.Extraño demasiado a mi hijo y mis amigos.Cuando siento deseos de acabar con mi vida solamente pienso en ellos.En este instante me encuentro observando el mar e imaginando ,como sería mi vida, si nunca hubiera aceptado ese maldito trabajo o si Diego Valencia no respirara.—¿Cómo estás, Sexy? —Él toma mi cintura y deja un beso en mi cuello —¿Qué tanto miras?—El mar me calma.—A mí tú me calmas.—¿Cuándo volveremos? No podemos estar acá toda la vida.—Si podríamos, pero tengo asuntos que atender, muy pronto regresaremos a nuestra casa.—¿Nuestra casa?Él ríe —¿Crees que permitiré que regreses a tú casa?. Tú vivirás conmigo como mi mujer.—Es lo que más quiero —Le finjo una sonrisa —Me encanta tu cambio de actitud —Él une sus labios a los míos en un el cual le seguí—Ya entendí lo que es mejor para mí y mi h
Meses despuésDiego No puedo creer que el imbécil de mi padre se atreva a hacerme esto. Podría hundir a ese idiota fácilmente si así lo deseara.Tiene suerte de que no conviene a mis planes exponer sus negocios porque de lo contrario ya estaría en prisión.—¿Cómo te atreves a cancelar mis tarjetas? —Le grito mientras hablamos por teléfono —Es la única forma en la cual tienes comunicación conmigo. Te necesito en la empresa, Diego. Deben estar todos los socios para elegir un nuevo presidente sabes que está estipulado en los estatutos.—Me da igual tu empresa, Papito, por el momento no volveré.Él ríe —Crees que no sé en que lugar te encuentras. Cuando tú fuiste por la leche yo traje el queso, querido. Si no quieres que tu tío Edward se entere de tu ubicación debes regresar.—Lo pensaré, no quiero dejar sola a Belinda.—Esa mocosa solamente nubla tu mente. Te advierto que estamos a un paso de perderlo todo y tu sabes lo que eso significa.—Lo sé, papá. —Es todo lo que respondí antes de
Belinda Luchar ni intentar huir sirve de nada simplemente aumenta su violencia y en este momento sería muy riesgoso ser golpeada por Diego.Ya perdí las esperanzas de que alguien esté buscándome o que siquiera le importe a mi familia.Le escribí una carta a mi abuela informando que estoy secuestrada y nunca obtuve una respuesta.No sé si no le llegó o no le interesa el asunto es que nadie me salvará. Podría morir mañana a manos de Diego y a nadie le importaría.En este instante me encuentro sentada en las piernas de Diego mientras él reparte besos en mis labios y ejerce fuerza en mi cintura. Durante las últimas dos semanas he tenido que tragar mi repulsión y fingir un cambio de actitud.No es fácil, pero debo sacrificarme para obtener mi libertad.—Me encantan tus labios, pero sabes que es lo que más me gusta —¿Qué? —Pregunto curiosa—Esto —Él desliza sus manos hacia mis muslos subiendo mi falda —Me fascinan tus piernas, me encanta que uses falda, pero me encantaría que no uses nada.
Me duché durante más de media hora posteriormente escogí la ropa interior color blanco y un vestido color rojo ajustado. Es una de las prendas que él compró para mí junto con lencería y pijamas cortos.Decidí dejar mi cabello suelto y me maquillé minuciosamente. Me siento impotente al saber lo que ocurrirá está noche, al tener que maquillarme y vestirme para agradarle a mi captor.—Ya la cena está lista —Me hace saber él mientras entra al cuarto sin tocar —Me siento un poquito mal—¿Otra vez náuseas?Asentí con la cabeza —Cuando lleguemos a la ciudad iremos al doctor quizás un Mini Dieguito viene en camino.Negué con la cabeza —Conozco mi cuerpo y no es eso, además el nacimiento de Aarón fue muy complicado porque yo era muy joven y los doctores me explicaron que sería complicado que vuelva a embarazarme.—Buscaremos la forma, bebé. Maldije internamente al darme cuenta de que ni mis mentiras lograrán que este hombre cambie de opinión.—Gracias por ser comprensivo, amor. Te espero mie
Me desperté debido al ruidoso sonido de la alarma.El idiota de Diego no se ha despegado de mí durante toda la noche.Quite sus manos de mi cintura y deje besos en su cuello.—Amor —Cinco minutos más chiquita —No quiero llegar tarde mi amorcito. —Deje besos en sus labios —Solo cinco minutos Luego de unos minutos él se alejó de la cama y se dirigió rumbo hacia la caja fuerte que se oculta en nuestra habitación. Me percaté que de allí saco un fajo de billetes y nuestros pasaportes.Fingí que no vi cuando lo hizo y me dediqué a cepillar mi cabello mirando el espejo. Tome valor y me quite la sábana que enrolla mi cuerpo para acercarme a el quién se encuentra contando los billetes. Rodee su cadera con mis manos y deje besos en su cuello.—¡Ahora no, Belinda!.—Quiero hacerlo en la ducha —Deslice mi mano hacía su entrepierna acariciando miembro arriba del bóxer —No hay tiempo, pero sigue —Él adentra mi mano adentró de su bóxer Sin dudarlo comencé a masajear su miembro velozmente de ar
Narrador omnisciente Diego no tardó en descubrir que no tiene los pasaportes de Belinda en la cartera y solamente debió sumar dos más dos para comprender la situación.Se ha dedicado a seguirla durante más de diez minutos, pero la mujer no ha hecho otra cosa más que acelerar.—¡Belinda! ¡Detente ahora mismo! —Le grita sin césar.—¿Le disparó, señor? —Pregunta su mano derecha.Diego contrató a Mario hace algunos meses. Lo considera un tipo peligroso capaz de realizar cualquier tipo de trabajo ya sea robar, secuestrar o asesinar.De hecho fue el quién asaltó a Belinda y le quito el dinero que Diego le había prestado. Es la clase de hombre que él necesita a su lado, él fue recomendado por su socio.Diego y su padre hace años hacen lavado de dinero en la empresa y para ello tienen un socio oculto quien es uno de los delincuentes más buscados, pero se oculta tras la máscara de hombre intachable.—No te atrevas a lastimarla.Belinda al darse cuenta de que está perdida y no podrá llegar a su
Me desperté muy adolorida y confundida, puedo observar las paredes blancas y el color celeste de las cortinas.Al percatarme de que estoy vestida con una bata blanca y un suero está conectado a mis venas me doy cuenta de que me encuentro en una habitación de hospital o clínica.Lo último que recuerdo es haber llegado a un refugio de personas indigentes, a esa Monja tan amable y al hombre, pero esté último está borroso en mi cabeza.—Buenos días—Una mujer entra al sitio vestida de enfermera.Debo admitir que es muy bella. Debe tener unos veintitrés o veinticinco años.Su cabello es pelirrojo y corto a la altura de sus hombros, ojos oscuros y maquillaje impecable.—Buenos días ¿Qué me paso?—Te desmayaste y el Doctor Martínez te trasladó hasta aquí. —¿Puedes darme un poco de agua?—Deberías levantarte hay personas que verdaderamente necesitan atención y no hay camas suficientes.Estaba a punto de responderle cuando alguien más entro en la habitación.Por su vestimenta blanca me percató