28.

28. Momentos intensos.

Desperté a las cinco y media, tomé una ducha y me vestí. Dylan no amaneció a mi lado. Salí y lo vi dormido bocabajo en el mueble de la sala. Habían otros cinco chicos durmiendo ahí, en los muebles e incluso en la alfombra, en la habitación de invitados vi a unas chicas acostadas.

Me agaché y llamé con cuidado a Dylan. Sabía que le dolería la cabeza y se sentiría mal.

-Mi niño, despierta. –Acaricié su cabello, me miró de reojo y quitó mi mano. - Hay que ir a la empresa.

-Me siento mal, no iré.

-Tienes resaca, no puedes faltar por eso.

Se puso de pie, de mala gana y se cayó en el mueble, aún seguía un poco ebrio. Lo ayudé a levantarse y lo llevé a la ducha. Se quedó un rato en la bañera y me senté a su lado, fuera de esta. Lavé su cabello y le di algo para el malestar.

-Te estás volviendo un dolor de cabeza, es la décima vez en estos dos meses que te pasas con tus comentarios por estar ebrio. –Me quejé y rodó los ojos.

-Tú eres el dolor de cabeza, todo te molesta.
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