La aparición de Penelope había provocado cierta molestia, pero no alteró el estado de ánimo de la familia de tres. Sharon tampoco se tomó en serio lo que dijo sobre llevarse a Sebastian con ella a la residencia Zachary. Incluso si terminaban yendo a la corte, el juez simplemente no dejaría que el niño fuera separado de ella, su madre. Además, Simon estaba a su lado. Incluso si a Penelope se le ocurriera algún tipo de excusa o justificación exagerada, no podría llevarse al niño.Los tres regresaron al condominio. Por lo general, las amas de llaves iban regularmente a limpiar la casa, por lo que incluso si había pasado algo de tiempo desde que alguien estaba viviendo allí, el condominio permanecía impecable.Tan pronto llegaron a casa, Simon hizo que Sharon se acostara en el dormitorio para descansar. Una vez que el doctor que habían llamado llegó, este empezó a revisarle la herida. No pasó mucho tiempo antes de que el doctor terminara con su examinación. Él dijo: "Las heridas de la s
Sharon no era muy estricta con su alimentación, pero no le permitía a Sebastian comer demasiada comida rápida. "Bueno, ya que no la has comido en un tiempo, te dejaré comer pizza hoy", dijo Sharon mientras sacaba su teléfono y se lo entregaba.Sebastian sabía cómo pedir comida él mismo. "¡Gracias, mami!", dijo y la besó con gracia en la mejilla antes de darse la vuelta para mirar al hombre que estaba a su lado. "Papi, ¿quieres una pizza también?"."No, está bien. Cocinaré algo para mami"."¡Vaya, papi! ¿Cuándo te convertiste en un buen esposo?". La expresión en el rostro de Sebastian fue exagerada, y se encogió de hombros mientras decía: "Déjame informarte que no tenemos comida en la nevera de casa"."Haré que alguien nos traiga cosas del supermercado". No le faltaba gente a quien pudiera darle órdenes."Está bien, ve a hacer tu comida especial, yo pediré mi pizza". Sebastian salió corriendo a la sala de estar con el teléfono. El hombre y la mujer se quedaron en la habitación y no
¡Con solo ojear la expresión de la tía Lucy, Eugene supo que Fern no había regresado ni una sola vez durante el tiempo que estuvo fuera! Sus ojos se llenaron de frialdad de inmediato. Parecía que se estaba obsesionando cada vez más con la actuación, tanto así que incluso estaba descuidando a su hija, ya que no había vuelto a casa solo debido a estar trabajando en filmaciones."Papá...". Rue tiró de su manga mientras miraba su rostro solemne con cuidado. Con su suave voz de niña, dijo en voz baja: “Mamá vino a verme. Es solo que está muy, muy ocupada, y no ha vuelto a casa recientemente”. Al escuchar a su hija hablar con tanto cuidado sobre Fern, Eugene sintió que se le oprimía el pecho. ¡Incluso su hija intentaba defenderla, pero ella seguía siendo demasiado irresponsable al filmar películas todo el día, todos los días!"Rue, ¿sigues sintiendo dolor en alguna parte?". No quería hablar más con su hija sobre su madre para no enojarse aún más."No, me siento bastante bien ahora". Rue s
Layla había estado trabajando con Fern durante algún tiempo, pero nunca había visto a este patrocinador. Ella solo sabía que existía, pero nada más acerca de aquella persona tan misteriosa."¿Hola?". Después de asegurarse de que no había nadie a su alrededor, Fern respondió la llamada."¿Sigues en un rodaje?". La voz lúgubre de un hombre sonó al instante. Como siempre, sonaba muy insatisfecho.“¿Qué más crees que podría estar haciendo?”. Su relación se había agriado mucho en esos dos años. Discutían cada vez que se veían, y solo se hablaban si se trataba de su hija. Hasta ahora, ella no entendía por qué la estaba atando a su lado. ¿Qué sentido tenía si siempre estaban discutiendo así?“¿Rue está enferma y todavía tienes ganas de filmar? ¡De verdad no sé cómo puedes llamarte su madre!”. Pensando en cómo su hija todavía trataba de defenderla, pensó en que Fern no era digna de ser llamada madre.“¿Qué? ¿Rue se enfermó de nuevo? ¿Cuándo pasó esto?". Acababa de llamar a su hija esa mañ
Fern no se atrevió a dar un paso hasta que se aseguró de que su hija estaba dormida. Tenía miedo de que el ruido la despertara.Por otro lado, la mirada de Eugene se agudizó apenas la vio. Era como si hubieran sido enemigos desde hacía varias vidas. Eugene se levantó y le indicó con la mirada que saliera de la sala antes de caminar hacia la puerta al instante. Fern miró a su hija de nuevo, y luego siguió al hombre lentamente.Era medianoche en ese momento. El pasillo del hospital estaba tan silencioso que era aterrador. Eugene colocó una de sus manos en el bolsillo de sus pantalones, y se quedó de pie con su espalda alta y robusta frente a la mujer mientras esperaba a que esta se le acercara.“¿Por qué Rue se enfermó repentinamente? ¿Qué dijo el doctor?". Fern sabía que su hija había sido débil desde joven, pero nunca se había enfermado tan fácilmente como entonces.Eugene se dio la vuelta para mirarla con frialdad. El tono de su voz era desagradable, como lo había sido en la llama
”¿Acaso quieres que incumpla el contrato?”, dijo Fern.“¿Te preocupas por tener que pagar una fortuna si incumples con el contrato? Estoy dispuesto a pagar diez veces lo que valga, no me importa. Te liberaré de tu trabajo”.Repleta de ansiedad, Fern lo empujó con fuerza y le habló con una expresión fría en el rostro: “Sé que eres rico, pero no puedes interferir con mi trabajo. Puedo acceder a vaciar mi agenda con más frecuencia para poder volver a casa y pasar más tiempo con Rue”. En verdad, ella también extrañaba mucho a su hija, pero quería evitar a Eugene lo más que pudiera. Si él ponía sus manos en su contrato, temía no poder conseguir muchos papeles en películas en el futuro, y no se atrevía a imaginarse el tener que quedarse en casa con él todos los días.Eugene le levantó la barbilla con sus dedos bien definidos, entrecerró los ojos y la miró fijamente. "¿Acaso estás usando a nuestra hija como ficha para negociar?", preguntó. ¡¿Cómo podía ser tan descarada?! ¡Esa era su hij
Sharon hizo una cita con el doctor ese día y acompañó a Simon al hospital para que le revisaran las piernas. El insomnio de Simon había mejorado muchísimo. Después de regresar a casa con Sharon y Sebastian, sus emociones se habían vuelto mucho más estables. En ese momento, solo hacía falta resolver el problema de sus piernas.En el consultorio, el doctor sostenía el informe de Simon y lo estaba leyendo meticulosamente. Sharon se preocupó aún más y no pudo evitar preguntar: "Doctor, ¿cómo está su condición actual?". En realidad, quería preguntarle al doctor sobre las probabilidades de que pudiera recuperarse.El doctor frunció el ceño y dijo: “Según el informe, no es ideal… Mencionaron que se lastimó hace dos años. Recibió tratamiento en ese entonces, pero no continuó con él, por lo que se perdió el mejor momento para el tratamiento”."¿Acaso es demasiado tarde para tratar de curarlo?", preguntó Sharon. Simón mantuvo la calma. Independientemente de si podía recibir tratamiento o no
Sharon preparó unos cuantos platillos para Simon. Todos eran sus favoritos. “Prueba este pescado. ¿Está lo suficientemente fresco?”, preguntó ella mientras empujaba el plato de pescado frente al hombre con una alegre sonrisa en su rostro. Simon la miró sin moverse. “¿Qué ocurre? ¿No tienes ganas de comer pescado?”, preguntó ella con confusión. Él negó con la cabeza. “¿Hay espinas en este pescado?”. “¿No es eso obvio? ¿Por qué los peces no tendrían espinas?”, preguntó Sharon. De repente, ella entendió lo que él estaba tratando de insinuar. Ella sonrió de manera ambigua y preguntó: “¿Quieres que te ayude a quitar las espinas?”. “En ese caso, tendría que molestarte”, dijo él. ¡Esto era a lo que se refería en realidad! “¿Quieres que te alimente?”. “Eso suena bastante bien también”. ¿Él estaba esperando a que ella le sirviera? Ella podría haberse negado, pero tomó sus cubiertos y lo ayudó a sacar las espinas del pescado. Luego puso la cucharada de pescado frente a la boca del ho