Howard salió de la habitación con impaciencia y preguntó con una expresión fría: “¿Qué pasa? ¿Por qué estás gritando?”.

“Son los hombres de afuera... Su tío le pidió a alguien que le enviara un mensaje decirle que entregue a Sharon, o de lo contrario vendrán por ella”, dijo el subordinado.

Cuando Howard escuchó esto, hubo un destello frío en sus ojos. “¿Cuántos hombres hay afuera rodeándonos?”.

Él sabía muy bien que la gente que lo acompañaba ahora no tendría ninguna posibilidad contra los guardaespaldas de su tío.

Si su tío realmente irrumpía, él no podría detenerlo.

Sin embargo, él tampoco planeaba detenerlo. Ya que él no podía enfrentarse cara a cara con su tío, el único otro método era evitarlo...

“Bueno... no podemos decirle la cifra exacta, pero es un número bastante grande”, dijo el subordinado.

Howard no esperaba que hubieran contado a todos los hombres de su tío de todos modos, así que simplemente se burló y dijo: “Dile que no la entregaré. Le aplaudiré si puede venir a