“¿Asistente?”. Howard mostró de repente una mueca de desprecio. “Bueno, has hecho todo lo posible para ser una buena asistente para él, pero él aún sigue sin tener interés alguno en una asistente como tú. De lo contrario, no tendrías que tirar este paquete de comida a la basura”.

La expresión de Xena parecía antinatural en ese momento. Ella estaba algo avergonzada, sintiendo como si sus secretos hubieran sido expuestos. Sin embargo, ella aún trató de proteger su dignidad y explicó minuciosamente: “El presidente Zachary quería salir a comer, así que es normal que ya no necesite este paquete de comida que pedí a domicilio”.

“Entonces, ¿por qué no te llevó con él?”. Howard aún tenía media sonrisa en su rostro.

“Yo... yo solo soy su asistente, de todos modos, así que no estoy calificada…”.

“Estás calificada. Todos sabemos que no eres solo una asistente temporal. A veces llamas a Penelope ‘tía’ y llamas a Simon por su nombre. Ya ha pasado el horario laboral, así que, ¿por qué no podría