Sharon no había visitado a su madre desde hacía varios días. Sin embargo, ese día tenía algo de tiempo libre, por lo que fue a visitarla con algunas flores frescas y deliciosas golosinas.

“Ven aquí, perrito estúpido. Te he traído algunas golosinas”. Sharon compartió algunos de los bocadillos que había llevado con el perrito.

El perrito había comenzado a reconocerla y movió la cola tan pronto como llegó. Ya que le estaba dando de comer, el perro estaba aún más feliz y le sacó la lengua para lamerle las manos.

Sharon no podía soportar que el perro se mostrara tan cariñoso y le acarició la cabeza mientras decía: “Quédate aquí y come tu porción”.

Después de darle de comer al perro, entró en la casa con las flores en la mano y vio a su madre ocupada haciendo perfume.

“He venido a visitarte, mamá”, dijo Sharon mientras se acercaba a ella.

“No vengas y no me molestes”. Sin embargo, Autumn estaba concentrada en su trabajo.

Sharon no tuvo otra opción que quedarse quieta y mirar a Autumn