La voz profunda y melodiosa de Simon se abrió camino hasta el corazón de Sharon. Su corazón dio un vuelco mientras su respiración se volvía errática.

Justo cuando ella estaba a punto de apartarlo por reflejo, él se enderezó y le lanzó una mirada penetrante. Luego siguió a Sebastian a sus asientos.

Sharon permaneció allí de pie, aturdida. Estaba abrumada por la conmoción y la vergüenza.

¡Qué despreciable! Después de susurrarle al oído, se lo había mordido. ¡Un estallido de entumecimiento se extendió desde sus oídos hasta sus extremidades!

Si esto no fuera un evento público, ¡ella lo habría abofeteado en la cara!

Sus orejas se encendieron por el calor. La sensación de ardor no se disipó incluso después de mucho tiempo...

"Sharon, ¿por qué estás aquí embobada?", preguntó Eugene, quien acababa de llegar, mientras la palmeaba por detrás.

Sharon se sorprendió. "¡No sabes que casi me matas de susto!", gritó molesta.

Eugene la miró y sonrió mientras levantaba las cejas. “¿Por qué