Cuando Sharon vio que no podía frenar a tiempo, apretó los dientes y tomó una decisión. Ella pisó a fondo el acelerador para aumentar la velocidad del coche y se precipitó hacia delante.

Eugene, que iba detrás de ella, frenó inmediatamente. Quería ignorar el semáforo en rojo para perseguirla, pero el coche del lado opuesto ya se dirigía hacia él, así que no podía aunque quisiera.

Cuando vio que Sharon conducía como si ya no le importara su vida, Eugene frunció el ceño y su corazón se le subió a la garganta.

Sin embargo, en el momento en que se detuvo, el coche que iba detrás de él ignoró el semáforo en rojo y se precipitó hacia delante. Tampoco le importaban los coches que salían de la otra dirección.

¡Era el coche de Simon!

Simon estaba sentado en el asiento del copiloto con una expresión sombría y gélida en su rostro. Vio que el coche de Sharon estaba justo delante de Eugene, pero aun así, este la dejó escapar. ¿Cómo iba a hacer él lo mismo?

Él ordenó a Franky que pasara con el