Zacarías

Ya no soportaba más el dolor qué Abel me estaba provocando, era infinitamente peor de todo lo que había experimentado en mi larga existencia y me negaba a acabar con la vida de un niño o algún otro ser, solo para darle el placer a Abel de haberme quebrado. Es por eso que me estaba muriendo de hambre lentamente, cada vez más débil. Estaba indefenso antes los guardias que Abel me había asignado, los cuales cada tanto me golpeaban o cortaban mi piel, para que me desangre y debilite aún más. Es difícil suicidarse siendo un vampiro tan antiguo como yo, la única oportunidad que tenía era debilitarme a tal extremo que la próxima golpiza acabará conmigo, o lo hiciera Abel en ataque de ira mal contenida.

-¿crees que te dejaré salir de esta tan fácil? si es necesario te alimentaré yo mismo por la garganta-dijo Abel, cuando entró en la celda una vez más como lo hacía una vez al día.

-acaba de una vez conmigo, jamás la tendrás y no me pienso doblegar a tu capricho sádico-dije sin perder