Mia.
Cubro mi cabeza con las mantas de seda color púrpura. Quiero que esta pesadilla acabe lo más pronto posible, pero creo que va a tardar mucho antes de que eso suceda.
— "Debes ir al estrado y atestiguar, solo así podremos encerrarlo" —Quise esconderme bajo la cama cuando la detective dijo eso. Es más creo que eso hice y por ello, resoplo y me regalo un dulce de mango que tenía en su bolsillo.
— "No puedes huir siempre, debes aceptar que habrán personas buenas y malas en la vida. Solo que tu, debes saber diferenciarlas, quizás en un principio costará pero con unos cuantos consejos podrás cambiar la manera en que miras" —Dijo, haciendo caso omiso a mis lágrimas.
Erior.Maldito Mark, ¿cómo es que llevamos la misma sangre? él muy canalla se ríe en voz baja mientras mira en mi dirección, Mia y Sully conversan acerca de los libros que han leído en sus vidas. Mia está más animada desde que dio un bocado a la pasta con albóndigas y mi cuñada le saco tema con una de esas novelas de romance a la antigua.A veces me pregunto seriamente quien es el mayor entre ambos y es sorprendente sabes que es él.Con sus labios no para de decir "Te la follaste" y luego sigue comiendo para disimular cada que Sully le echa una de esas miradas de víbora, ella sabe que algo ocultamos y no va a detenerse hasta que lo sepa.
Mia.Estiro con delicadeza la parte baja del vestido negro que llevo puesto, cual me llega por sobre las rodillas. Observo una última vez mi reflejo en el espejo, suspiro y detallo todo.Mi cabello negro y lacio cayendo por sobre mis hombros, el vestido negro de mangas largas hasta mis rodillas con encajes y las medias negras con forma de gato arriba que no dejan a nadie imaginar cosas pervertida, al final las converse negras y a Graciela.Mi compañera de habitación que llego para recoger sus cosas porque se irá a vivir con su novia Martha, aunque la idea no le agradaba mucho, ella y yo aceptamos que sería mejor que se fuera... Ella no quería dejarme sola pero ya hacía mucho que lo había hecho, porque a veces ni l
Erior.—Siguiente caso.La voz del juez da por terminada la sesión de Mia. Esto se volvió un verdadero circo en lo que Demian el acusado, le gritó a Mia que era una zorra mentirosa asquerosa y demás cosas que la hicieron agachar la cabeza en el estrado.Aurora lo apoyo siempre desde las sillas de madera que colocan para los testigos, justo donde también estábamos sentados.Sully quiso abofetearla cuando con suma arrogancia dijo "Ella era la que pedía a gritos ser violada" "es una cualquiera" por suerte para nosotros la detective estando a su lado fingió ver una mosca y le dio justo en la nariz.Luego de es
Mia.— ¡Muy bien! ¡Dejemos que conversen a solas!Collow da media vuelta llevándose a los demás con empujones a la puerta, el ser extraño quien supuestamente es mi hermano y yo, nos miramos tratando de comprender que pasa.— ¿Quieres un café?, en frente podemos tomar uno. —Dice, asiento y lo sigo con cautela.Si algo e aprendido en todo este tiempo es a no confiar en cualquier persona, ni siquiera en alguien que lleve mi sangre si es que de verdad la lleva.Tomo asiento frente a él, estamos en la parte de enfrente del local. Eso en caso de que deba salir corriendo por mi vida, puesto que la detec
Erior.Ni una hora, ni una bendita hora pasó cuando ya Mia se había marchado con ese tipo a no sé dónde. Collow dijo que tenía que dejarla ser y un montón de mierda más que no me calmó para nada, al final terminé en casa bebiendo ron y cantando a todo pulmón para sacar la ira de mí.Y ahora tengo una maldita jaqueca que me está matando y Mark me mira como si tuviera una tercera cabeza, estamos en la cafetería del instituto, comiendo.—Deberías dejar de pensar en Mia de vez en cuando, sabes... —dice tragando una papa de su ensalada— se ve de aquí al otro lado del mundo que no puedes sacártela de la cabeza casi es como si tuvieras una obsesi&o
Mia.Un día lluvioso para una despedida dolorosa, más cliché no pudo ser este viernes por la mañana.Tome todas mis cosas y las metí a la maleta, Vicky sonreía con la mirada llena de lágrimas retenidas. Ella no quería que me fuera y yo tampoco, pero era algo que debía hacer por mi bien. Ya solo faltaban dos hombres por encarcelar para poder caminar con libertad absoluta por las calles.Y con sinceridad no quería que esos dos me encontraran y me hicieran quien sabe que cosas como venganza. Cambie de número de teléfono, mi nombre seguía siendo el mismo solo que con otro apellido y mi ropa... Mi adorada forma de vestir iba a cambiar un poco, debía solo mientras las cosas se s
Erior.— ¡No puedo creerlo! —caigo de bruces al suelo en lo que escucho el grito de Sully.Abro los ojos mirando en todas las direcciones, no reconozco las cosas al principio pero sí luego de unos minutos. Recuerdo que hace poco llegamos al nuevo apartamento que debemos compartir la parejita feliz y yo, arrugo la nariz y escucho el estruendo de algo caer, entonces suspiro y me dirijo a ver lo que sea que estén haciendo.Saco la cabeza y el aroma a quemado llega hasta mis fosas nasales. Las alarmas en mi cerebro se activan y apresurado voy a la cocina hasta encontrar la escena de un par de melosos sobre el mesón, teniendo sexo sin control. Mientras nuestro almuerzo se quema.&mdas
Mia. —Erior... —Susurro. Sube por sobre mi pecho dejando besos húmedos regados, causando que cada vello se erice. No puedo más, estoy por caer rendida luego de esa última sesión. Penetró tan fuerte, tan hondo que casi no tengo energía ni para mantener los ojos abiertos. Fue un sube y baja, un juego al azar de nuestros cuerpos mezclándose bajo las sabanas de seda que cubren su cama y... — ¡Señorita Mía! —grita. El libro choca contra el pedazo de madera, abro los ojos y los suyos me observan con ira. —Erior...—Susurro con debilidad casi en un gemido. Las risas estallan y despabilo, ¡Mierda, estoy en clases! Miro alrededor con la vergüenza latente, los demás nos observan al profesor y a mí con diversión así que supongo hice algo estúpido de nuevo y voy a ser castigada por ello. — ¿Debo recordarle cada vez que aquí se viene a aprender y no a dormir?, sino me equivoco para eso tiene casa... —Dice, dándome la espalda y dejando que por primera vez respire. Cassandra y su gemela Cass