Claudia corrió al parqueadero entre lágrimas. Nunca se había sentido tan humillada en su vida. Iba a abrir la puerta del carro cuando Matt la atrajo a su regazo y la envolvió con sus brazos. Claudia se separó de él con rapidez.
—¿Qué haces? ¡Te vas a ensuciar! ¿No ves lo repugnante que estoy? —Ella expresó exaltada. No lo miraba a la cara, la vergüenza no la dejaba. No quería que él descubriera esa parte de ella. No, él no podía saber sobre eso, él no.
—¡Me importa un carajo! —La abrazó con fuerza—. Vámonos de aquí, preciosa, ¿sí?
Claudia se apartó y negó entre lágrimas.
—No, Matt. Aléjate de mí. Tú no mereces estar con una mujer como yo.
—Vámonos, amor —comandó ignora
Claudia decidió salir de su encierro y fue a la institución. Estaba sentada en el sofá de la recepción cuando Matt entró. Claudia se puso de pies nerviosa y se quedó observándolo un rato. Se veía muy bien con su traje de ejecutivo. Ya no era aquel chico mal peinado y mal vestido que conoció en la universidad, había cambiado mucho y era cuestión de tiempo para que encontrara un nuevo amor.—Hola, Claudia. —Matt la saludó tratando de no tartamudear.—Hola, Matt. —Ella devolvió el saludo con nerviosismo.—Vine a traerle estos documentos a Jimena. —Apuntó hacia su maletín como si ella pudiera ver a través de este.—Ella está en su oficina. —Trató de disimular los nervios.—Gracias... —Hizo una pausa y la miró a los ojos—. &ique
—Otra vez fallamos. —Jessica se lamentó. Ella y Ángel estaban sentados en la sala de la casa.—Parece que Paloma notó que la seguíamos. Jess, es mejor dejar de jugar a los espías y decirle a tu primo. Ya han pasado varias semanas y ningunos de nuestros planes han resultado. No sabemos cuál es la intención de Paloma al tener esas fotografías.—Tienes razón. —Jessica suspiró—. Hoy mismo desenmascaramos a esa loca.***—Hola, Jimena. —Un hombre vestido de ejecutivo la saludó con fervor. Era uno de los socios de la empresa que ella conoció mientras estuvo trabajando allí. Él siempre la trató con mucha amabilidad y desde que se enteró de la institución, empezó a apoyarla. Él era delgado y de cabello castaño oscuro peinado siempre hacia atr&
❤️ Te Amo (final)4el amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;5no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;6no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad.7todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 1 Corintios 13******************************************************************************Paloma se acercó a Laura aprovechando que ella quedó sola. Se acercó con sigilo y sacó un pañuelo de su mochila.—¡Ojos Melosos! —Kevin la llamó de repente y Laura fue
—¡Felicidades! —Sus hermanas, tía y prima la abrazaron con fervor. Lisa también se unió al abrazo.—Gracias. —Claudia respondió perdiendo el aire—. Pero ¿podrían dejarme respirar? —se quejó con dificultad.Las chicas la soltaron y Clara dejó salir una lágrima que limpió con dramatismo.—¡Hora de irnos, amor! —Matt anunció extendiendo su mano.—¿Nos la prestas por cinco minutos más? —Jimena la jaló del brazo y miró a las demás con complicidad.—¿Qué quieren? —Claudia indagó con recelo.—Sabemos que tú y Matt decidieron quedarse en el apartamento antes del viaje, pero... —Laura dudó antes de continuar y Cecilia se desesperó.—Te hicimos una res
Claudia abrió los ojos y sonrió al ver el rostro dormido de Matt. ¡Se veía tan lindo! Se acurrucó sobre su gran y firme torso e inhaló su delicioso olor. Su esposo era muy atractivo y otra mujer se estaría lamentando por el gran desperdicio. ¿Quién duerme al lado de semejante hombre sin que nada suceda? Acarició su mejilla con ternura y besó su frente. Él abrió los ojos lentamente y sonrió al verla. La atrajo hacia él para tener más contacto con su piel y besó su mejilla.—Buenos días, reinita. ¿Cómo amaneciste?—Bien, grandulón. Siempre que esté a tu lado, estaré bien.—No, amor. Debes estar bien, aunque yo no esté. —Acarició su mejilla y le regaló una mirada llena de amor.—Matt... —Bajó la mirada con tristeza
—Me encanta este lugar, Matt. El cielo es igual de hermoso que en el rancho de los Mars. —Claudia admiraba el firmamento, emocionada. Ambos estaban en el columpio, ella sentada sobre Matt, y él abrazándola por detrás disfrutando de la brisa veraniega.—Sí, cuando estuvimos allí recordé este lugar. —Besó su hombro—. ¿Entramos? —propuso y ambos se dirigieron a la casa.Claudia entró a la habitación seguida por Matt, quien entrelazó sus manos y la miraba fijamente provocando que su corazón se acelere. Él se acercó y besó sus labios con delicadeza, pero ella se apartó con disimulo y se acostó en la cama. Él bajó el rostro entendiendo su evasión. Comprendía su situación y estaba dispuesto a esperar y ser paciente, pero a veces sentía que ella no ponía de s
Claudia se quedó preocupada y pensativa después de aquel encuentro con la pelirroja hermosa, debido a que Matt se mantuvo callado y distante todo el trayecto y sumido en sus pensamientos.Una semana después, la familia de Matt juntó a algunos amigos que se aparecieron de imprevisto a una dichosa fogata que las primas de él se inventaron. Ellos fueron a la finca, donde prepararon una gran comida y tocaron música popular. Muchos invitaban a Claudia a bailar, quien después de negarse varias veces, accedió. Matt estaba sentado alrededor de la fogata cuando alguien se sentó a su lado.—Hola, Matt. —La pelirroja saludó con flirteo.—Hola, Patricia —respondió el saludo con indiferencia.—Tu esposa es muy bonita, pero... no creo que sientas por ella lo que sientes por mí. Tú y yo tuvimos algo muy especial. ¿Recuer
Un mes después...Claudia y Matt habían avanzado mucho con las terapias y ella ya no tenía ataques de ansiedad cuando él la tocaba y así mismo, ella lo tocaba sin sentirse incómoda. Durante las terapias buscó información sobre la sexualidad y las relaciones de pareja y se sorprendió al descubrir lo errada que estaba. Ya no tenía pesadillas y los recuerdos de aquel incidente eran cada vez más vagos y menos dolorosos. Ella y Matt se habían vuelto más cercanos compartiendo ese tipo de intimidad, aún no habían consumado el matrimonio completamente; pero aprendieron a conocerse y a entregarse sin egoísmo, al mismo tiempo en que se preocupaban por su propia satisfacción; era una mezcla de dar y recibir.«Claudia, ¿nunca has pensado en buscar a tu madre?», el recuerdo de sus palabras retumbaba en su