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Capitulo 03.| ¿Bruja escarlata?

POV : SAVANNAH.

— ¿Esto es una broma?.

— No puedo evitar que mi voz se eleve al responderle a Leanna.

Pero me despierta con una llamada diciendo.

— ¿La cita a ciegas? ¿Hablas en serio?

Creí que te había dicho que pujaras por algo útil.

El viaje a Hawaii o el Spa.

Algo que pudiera pasarle a un cliente.

No esto. Esto es una tontería.

— Solo pensamos que te vendría bien tener una cita de nuevo.

— Suspiro.

— Ya ha pasado una eternidad desde la última vez.

— Me sentí avergonzada, porque quiere decir que las chicas no me creyeron lo de mi cita en mi cumpleaños.

— Leanna, es claro que te dejaste influenciar por Madison y Zoe.

Pero la razón por la que no tengo citas es porque no tengo tiempo.

— Oh, vamos, eso solo es una excusa y lo sabes.

Además podría ser muy divertido.

— Se rió.

— O también un desastre.

— Le recuerdo.—

— Tu última cita no estuvo tan mal.

— Mi boca se abrió al escucharla.

— ¿No estuvo tan mal?.

El hombre se presentó al restaurant en shorts y sandalias además su cabello era muy largo para mí gusto.

— Me quejé.—

— Vanna, estábamos en verano, el calor es infernal además Willy era un surfista.

Su estilo es muy relajado.

— Permanezco en silencio varios minutos.

— Bueno el caso es que muchos empresarios participaron en el evento.

Cualquiera pudo haber pujado para la cita.

Incluso Oliver Brown.

— Añade y yo me estremezco.

Oliver Brown, pertenece a la editorial Moon-Novel.

Es el hermano menor del Ceo.

Aunque no simpatizo con ellos por obvias razones.

Oliver, sin embargo, me parece un chico interesante.

— No voy a salir con un hombre que no me gusta. Mi tiempo es demasiado valioso para eso.

— Ya entiendo.

— Dice finalmente con tristeza.

— Aunque creo que deberías acudir a la cita, es un acto con un fin altruista.

Será un evento televisado y totalmente comercial, esto es lo que necesitamos para ganar terreno con la audiencia.

— Declara Lea.

—O mejor aún tu cita puede ser un nuevo contacto para ti.

Sé cómo te gusta moverte en los negocios.

— Es que de verdad no tengo tiempo.

— He liberado tu agenda el día de hoy desde la cinco de la tarde estás completamente libre.

Además con que frecuencia has salido a cenar.

— Me llevo una mano al rostro no puedo creer que lo este considerando.

— Con ninguna.

— Admito.

— Entonces no se diga más.

— Dice Leanna con voz alegre.

— Lo sé, Pero...

— Intenté objetar.

— ¡Basta, Savannah!

Sin peros.

Vete, pásatelo bien.

Nadie dice que tengas que quedarte allí toda la noche.

Espera una hora, si necesitas ayuda enviame un mensaje y yo te haré una llamada de emergencia.

— Suspiré con resignación.

Creo que Leanna tiene razón, debería acudir y ver de qué trata la cena.

— Bien, Lea. Tú ganas.

Me comprometo pero solo por una hora.

— ¡Enhorabuena!

Zoe acudira para tomar algunas fotos para el boletín de la organización.

No es nada serio.

No tienes problema con eso ¿cierto?

— Pongo los ojos en blanco y cuelgo la llamada.

Supongo que tendré que superar esta cita de una forma u otra.

«Ojalá sea Oliver»

[...]

El viernes llegó más rápido de lo que hubiese querido y sin darme cuenta ya estaba en la entrada del restaurante dónde tendré la cita.

«¿Que coño hago aquí?»

Me pregunto mientras miro a mi alrededor, me fijo en los asistentes que atienden un revuelo que se armó en la entrada.

El revuelo parecía que una celebridad había ingresado al restaurante.

Seguramente se trata de un cretino egoísta, espero a que el bullicio pase y es entonces cuándo decido ingresar.

Dios, estoy atacada de nervios, no estoy segura de que mi aspecto sea el indicado, quería dar la impresión de que era una reunión de trabajo pero este escote tan prominente no es tan adecuado para una negociación.

— Ah, señorita Grey.

— Parece que el empleado de la puerta sabe quién soy y me está esperando.

— Su cita ya ha llegado.

Déjeme acompañarla a su mesa.

Por aquí, por favor.

— Quería preguntarle si me da unos segundos pero termine asintiendo.

— ¡Oh Dios mío!

— Di un gritito cuándo observé la mesa.

No pude contenerlo al ver a mi pareja de esta noche.

Estaba sentado en la mesa, esperando.

Tamborileaba sus dedos con impaciencia mientras repasaba el lugar con la vista.

No, no, no, no. ¡NO!

¡No puede ser, joder! Mi corazón deja de latir, y me pongo mal del estómago, quiero dar una vuelta y echar a correr como si no hubiera un mañana.

De verdad me gustaría escapar, pero no puedo sus ojos ya se han cruzado con los míos.

Sabe que su cita soy yo...

— ¿Que coño?

Maximus Bennett.

— Mis esperanzas se hunden cuándo comienzo a compartir su asombro.

De todos los hombres con los que imaginé compartir la cita, tenía que ser él.

Se levantó para rodar mi silla pero yo lo hice primero, cortando con su amabilidad.

Dios este hombre es un dolor de muelas.

— ¿Que estás haciendo aquí.?

— Me exigió mantenido una sonrisa.

— ¿Por qué eres mi cita? Se suponía que iba a conocer alguien nuevo.

Quizás un posible socio.

— Estoy aquí porque gane el premio de la cita a ciegas, hermosa.

Es más que obvio.

— Se rió dejándome ver unos dientes perfectos o mejor dicho una sonrisa derrite bragas.

Parpadeé varias veces asombrada por mi pensamiento.

Ni en tus sueños Maximus Bennett, mi cerebro ganará este round.

— Tu ni siquiera fuiste a esa subasta.

— Exclamé enfadada.

— O quizás si lo hiciste, pero estabas demasiado ocupado persiguiendo alguna chica, igual que siempre.

— No estuve presente, Savannah Grey.

— Afirmó.

— Y de haberlo hecho tampoco estaría con nadie, me tomo muy en serio los asuntos de trabajo.

— ¡Ja!

Si como no.

Un hombre que se gana una reputación de play boy como la tuya, no es sin ningún motivo.

— Me entrecruce de brazos en modo de protección.

Sentía que sus ojos no dejaban de ver mi escote.

— Tú....

— Levantó la voz pero de Inmediato se reflejo un flash en la distancia y el recobró la compostura.

— Tu no sabes nada sobre mí, así que ¿Cómo te atreves a juzgarme?

No creo correcto...

— No hay humo sin fuego Maximus Bennett. Por algo la gente te llama así.

«Crea fama y acuéstate a dormir.»

— Él abrió su boca como si no pudiera creer lo que le decía.

— ¿Sabes que? Estás muy sexy con ese vestido pero en realidad eres la mismísima bruja escarlata...

Yo pensaba que estabas por encima de los chismes, Savannah.

Supongo que después de todo no eres tan perfecta.

— Se quejó, pero no iba a caer en su juego.

Al igual que él sonreí con hipocresía, deseaba levantarme y tengo la impresión de que él también pero ambos éramos demasiado orgullosos como para aceptar la derrota.

— Pues lo mismo digo, por lo menos soy una escritora real, con pensamientos propios no una que escribe clichés románticos para venderle a las lectoras un amor que no existe.

— Háblame de trabajo cuándo Cinder obtengo las mismas cifras que Moon-Novel.

— Se burló.

¡Quería asesinarlo! ¡Es un engreído!

El camarero interrumpe nuestra discusión trayendo una botella de champán y ambos sonreímos para disimular, otro flash relumbro, está vez desde otro ángulo.

Ambos asentimos tomando la copa para probar la bebida y el chico se marchó.

— Sabes que sería lo más sensato, marcharnos ahora y aceptar que esto es un desastre.

— Le digo para forzarlo a dar el primer paso.

— ¡Guau!

— Exclama satisfecho después de beber un sorbo de la copa.

— Sabes una cosa brujita sexy.

He probado muchos buenos en mi vida, pero este champan, es uno de los mejores.

— Me guiñó un ojo.

«Arg, no lo soporto»

— Creo que me quedaré hasta beber la botella entera.

— Puedo notar el sarcasmo en su voz, él sabia que yo no me echaría hacía atrás.

No puedo mostrar debilidad y salir corriendo.

Tomé la copa de nuevo y la bebi tan rápido como pude.

Pero que puto desastre.

— Creo que me quedaré contigo, después de todo ya estamos aqui.

— Levantó una ceja.

— Humm.

O sea que, ¿haremos esto?

Bueno, me parece justo.

— Comenta y nos sirve a ambos un poco más de champán.

Otro Flash en la distancia.

Pedimos nuestra comida, y nos la traen rápidamente, si vamos hacer esto y actuar como si estuvieramos encantados, es lo que vamos hacer.

— ¿Y de que quieres hablar?

— Pregunté.

— Organice una lista con preguntas que nos puede servir para animar un poco la conversación.

— Sonrió como si le hubiese agradado mi idea pero después volvió a ser un imbécil.

— ¿Lista con preguntas? ¿Quién hace eso en este tiempo?

Y bueno, pensándolo bien.

Oh, ya se de que podemos hablar...

¿Que tal si te doy consejos sobre mi éxito?

— Clave el tenedor en la comida con con demasiada fuerza.

«Que imbécil es»

— ¿Si? ¿Y, como conseguiste los contratos? Acostandote con alguna Editora.

Porque he escuchado que es así como mucha gente sin integridad llega a la cima.

¡Osea tú!

A medida que corría la bebida, los insultos iban en aumento.

Parece ser que está es la única manera en que podemos comunicarnos.

— ¿Y si lo hice que?

¿Estás celosa? ¿Acaso quieres estar en el lugar de esa editora?

— De nuevo se burla.

— ¡Ja-Ja! Eso es lo que tú quisieras.

¡Pervertido!

— Levanté un poco la voz.

— No tienes novio ¿verdad?

— Siseo con recelo pero no respondí.

— Está bien, no contestes.

Pero déjame decirte que no me sorprende.

No imagino que exista un hombre que pueda aguantarte.

Eres una auténtica pesadilla, Una verdadera bruja.

— Viniendo de un hombre con tu reputación es casi como un cumplido.

— Conseguí mi voz para enfrentarlo.

Sus ojos brillaban, casi como si disfrutará de nuestra pelea verbal.

Aún no estaba segura si a mí me sucedía lo mismo o era el efecto del alcohol en mi sangre.

— Lo es.

Es muy probable que yo sea el único hombre de verdad con el que has salido en meses.

— Me reí.

— He salido con hombres mucho más guapos que tú...

¡Muchísimos!

— Respondí enojada y ya después me dí cuenta de mi error.

«Ahora creerá que pienso que es guapo.»

— Si, por supuesto.

Muchísimos...

— Se ríe junto conmigo y mientras lo hace en sus mejillas se ven unos hoyuelos hermosos que no había notado antes.

Dejé de reírme y me levanté de golpe.

— Voy al tocador.

— Dije sin darle tiempo y casi a tropezones llegué hasta la puerta.

¿Que está pasando aquí? Me miro al espejo sin tener ni idea de cómo la cena se ha convertido en un campo de batalla, la electricidad en nosotros es notable.

Es absolutamente salvaje.

Es decir... Odio a este hombre. Lo odio.

En ese instante la puerta del tocador se abre y por ella entra Maximus con el rostro enrojecido.

— M****a, estás hermosa.

— Gruñe antes de colocar el seguro de la puerta y empujarme contra la pared.

— Preciosa.

— Balbuceó.

Y enredé mis dedos en su cabello mientras sus labios se devoran mi boca, luego pasa hacía mí mejilla, mi cuello y por último baja peligrosamente hasta mis senos.

— Es un pena que seas una bruja...

— Dice casi ahogándose en mis tetas.

— ¡Idiota!

— Conteste pero antes de que pudiera separarme él se presiona más a mí para besarme de nuevo.

Mi corazón comienza a bombear rápidamente, es un claro indicio de que esto me gusta.

Y quiero más...

Levantó un pierna y le doy entrada para que se acomode mejor.

Sus manos descienden por mi cuerpo hasta llegar a la abertura del vestido que hay en mi pierna.

Estoy temblando con fuerza, lo odio, lo detesto y el hecho de estar así tan húmeda por él me saca de quicio.

Sin darme cuenta sus dedos se han adentrado hasta llegar a mis bragas, justo ahora está haciéndo movimientos circulares sobre mi clítoris y no se cómo estoy conteniendo los gemidos.

En un rápido movimiento hace pedazos mi ropa interior y se la guarda en el bolsillo de su pantalón.

Esto es un verdadero problema, él piensa que tiene el control sobre mí pero no es así... Y se lo voy a demostrar.

— Oh, m****a...

— Dice cuando empuja uno de sus dedos dentro de mí y yo emití un gemido de manera involuntaria.

— ¿Me deseas?

— Le pregunté con mis labios pegados en su oído.

— Mucho, Savannah Grey.

— ¿Harías cualquier cosa por mí está noche.?

— Asintió cómo un corderito.

— Lo que me pidas...

— ¿Quieres estar dentro de mí?

— Toque su polla por encima del pantalón y estaba dura.

Ya no tenía fuerza para concentrarse.

— Contéstame...

— Le pedí.—

— Si, si quiero estar dentro de ti...

— Sonreí de forma malvada.

— Pues... Eso no lo tendrás...

Maximus Bennett.

¡En tus sueños, si acaso!

— Logré escabullirme de sus brazos, dejándolo muy confundido y con un enorme problema entre sus piernas.

Fui por mis cosas y me marché de inmediato del restaurante.

Si ese engreído piensa que puede tener a cualquiera chica que desee, pues conmigo se equivoco.

Round #1 Savannah 01 - Maximus 00

[...]

El lunes por la mañana al llegar a Cinder, todos me veían con cara de tragedia, no entendía que había sucedido.

Era un día especial.

Seria la firma de contrato con la gente de Acantilados.

— Leanna, que sucede ¿Por qué las caras largas?

— Le pregunté a mi asistente mientras me dirigía a la sala de juntas.

— ¿Ya se encuentra el representante con los abogados?

— Ella niega.

— Lo siento mucho Vanna, pero han rechazado nuestros términos.

Se han ido con la competencia «Moon-Novel»

Yo acabo de enterarme.

— ¿Qué?

No...

Eso no puede ser cierto.

— Apenas pude contestar.

— El señor Murray, te está esperando.

— Dice mientras abre la puerta del salón.

Me apresure a entrar para dar una explicación.

— Alfred...

Necesito unos minutos, yo...

— Se encontraba sentado a la cabecilla de la mesa junto a otras personas desconocidas.

— Savannah, querida.

Toma asiento, tu tiempo se terminó.

Te dije que si no me dabas números, tomaría una decisión.

Y... ¿Sabes que?

Acabo de tomarla.

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