Antonella sola se encargó de decorar una habitación para su hija y de comprar ropa y cosas para la futura bebé, ella tenía suficiente amor para darle, si Josef no la amaba, con su amor sería suficiente.
Las semanas siguieron transcurriendo y Josef solo preguntaba a Antonella sobre cómo se encontraba por educación y porque compartían en el mismo techo, comían en la misma mesa y compartían la enorme casa, pero por lo demás estaban muy lejos de ser un matrimonio y una familia feliz, de alguna manera Antonella se sentía triste que después de tanto buscar un bebé, viniera en unas condiciones en dónde el hogar ya no era uno de verdad en el cual uno deseara estar.El momento de dar a luz llegó y Antonella solo se encontraba con las dos mujeres que se hacían cargo de la casa, la cuál se llenó de alboroto, las dos empleadas se volvieron casi locas con Antonella por el miedo y la emoción, porque por fin luego de tantos años habría una criatura corriendo por la casa dando alegría a su madre que había sido dejada y olvidada en casa por su marido, uno que en un principio pareció ser diferente, pero que resultó ser como la mayoría de los hombres. Uno machista y misógino.Una de las empleadas se desvivió llamado a Josef, pero la secretaria no supo dar noticias de él, solo le dijo que había salido a eso de las tres de la tarde y no había vuelto. Sin más que hacer llamaron a un taxi para que llevara a Antonella a dar a luz al hospital privado en el cuál había ido para sus chequeos cada mes, una empleada subió con ella para acompañarla, mientras la otra se quedaba en casa en espera de que el patrón regresara para darle la noticia, aunque algo le decía que a él no le importaba mucho ya la esposa y su hija.Antonella dio a luz a una niña grande y saludable, expulsarla de su cuerpo fue doloroso y difícil, pero Antonella estaba dispuesta a dar la vida por su hija, a ese pequeño trocito de carne que desde el primer día que supo que la esperaba la comenzó amar y que cada día ese amor se fue haciendo más y más grande, y ahora era el momento de demostrarle de que era verdad lo que le decía cada noche antes de dormir.Pujó una última vez y dio a luz, enseguida escucho el llanto de su pequeña, era un llanto grave casi como el de un varón, Antonella pidió verla enseguida y una enfermera se acerco y se la mostró, para Antonella fue lo más hermoso que hubiera podido ver en toda su vida, era su hija, la que amaba con todo su corazón y la cuál se convirtió en todo para ella desde ese día.Las horas pasaron y Antonella seguía sola en compañía de la empleada, Josef ni quiera había llamado, ni aparecido en el hospital, tampoco apareció al día siguiente por la mañana cuando Antonella volvió a casa, ahora con su pequeña en brazos, sin embargo esto ya no le dolió como a una esposa su ausencia, aquello se lo venía esperando desde hacía meses, lo que si le molestaba era el hecho de que no fuera al hospital para conocer a su hija y aún más el que no estuviera en casa, ni se preocupara ni siquiera un poco.Cuándo Josef llegó era pasado el medio día, arribo con estado de resaca y un genio de los mil demonios, porque de una manera grosera pidió a una de las empleadas un vaso con agua y una pastilla para el dolor de cabeza, el cual le entregaron pronto y Josef se lo bebió de un tirón, para luego frotarse las sienes.-¿Se le ofrece algo de comer?-No, no tengo hambre ¿dónde está la señora de la casa?-En su habitación.-¿Ya ha desayunado?-Hace un rato.-¿Pregunto por mí? – pregunto un tanto preocupado.Nunca de los nunca había faltado a dormir a casa, pero ayer se había sentido diferente, como hastiado de la vida que tenía, no sabía de quién era la culpa, si de él o de ella por no haberle podido dar un hijo desde hacía mucho y cuando lo lograban después de tantos intentos, engendraba a una niña en la cuál no podría confiar todo lo que había trabajado por años, se sentía como decepcionado de la vida.-Cuando llegó del hospital.-¿Se puso mal? – pregunto realmente preocupado, sintiendo que la culpa lo inundaba. Había dejado sola a su mujer.-Ayer por la tarde rompió fuente y aunque tratamos de localizarlo nunca le encontramos. Así que la llevamos en taxi al hospital.La cruda que sentía Josef desapareció para darle paso al pánico y se sintió tonto por temer a dos mujeres, una que todavía ni siquiera podía discutir, pero que seguramente lo haría cuando creciera y tuviera un novio.-¿Fue niña?-¡Si! ¡una niña preciosa!Una vez muerta toda su esperanza, se alejo de la cocina para ir a la habitación de Antonella y una vez llegar a la puerta se debatió entre si debía tocar o entrar con todo el derecho que tenía por ser su casa y ella su mujer, pero aún así ,tocó por lo que había hecho, no podía pretender que lo que hizo estaba bien.-Pase – respondió una Antonella con voz suave y Josef creyó que ella ni siquiera estaba molesta con él.Sin embargo cuando abrió la puerta y entro, en cuanto Antonella lo vio pareció que sus dos ojos azules parecían asesinarlo como dos navajas de un filo exquisito, su mirada era fría para él, al igual que todos sus gestos, pero cuando regresaron a contemplar a la pequeña que cargaba en brazos, su rostro se volvió dulce y su mirada se llenó de amor, esa era la mujer que él recordaba, la Antonella de dulce rostro y mirada de amor.-Pensé que eran mis padres – dijo sin mirarlo.-¿Van a venir?-Si, ayer les llamé y dijeron que saldrían de inmediato.-¿Todo salió bien?-Si, aún seguimos vivas.-Antonella, lo siento mucho – dijo Josef.-No tienes porqué disculparte – le dijo ella mirándolo de nuevo.-Tú siempre tan comprensiva – dijo feliz encaminándose hacia ellas.-No tienes que hacerlo porque tu y yo hace mucho que no somos nada – le dijo Antonella con una voz tan fiera que Josef desconoció – desde que supiste que era una niña dejo de importarte, deje de importarte yo. Comenzaste por dejarme dormir sola con la excusa de que era por mi bien y me quedé callada, porque pensé que volverías, pero me equivoqué, a pesar de todo tuve fe en ti y me decepcionaste Josef. El remate fue ayer y no necesito saber dónde estabas porque tengo una idea de dónde pasaste el resto del día. Te la pasaste bebiendo en compañía de otra mujer, acabaste de matar este matrimonio.-Jamás te daré el divorcio – dijo él enojado por sentirse indefenso ante su mujer.-Eso lo sé, tampoco es que desee casarme de nuevo. Nunca pensé que fueras tan estúpido y yo tan idiota por aguantarte.Antonella rompió a llorar por fin y Josef supo que a pesar de sus palabras aquella mujer lo seguían queriendo, a pesar de todo, sin embargo le daría tiempo, no dijo más y salió de la habitación.A pesar de que él deseara pensar que Antonella lo perdonaría, estaba muy equivocado y pronto comenzaría a darse cuenta de que todo lo que él deseaba que pasara nada sucedería.Para comenzar Antonella no dejo verle a la criatura, mucho menos cargarla, se lo negó durante dos semana, aún seguía tan molesta como el primer día en que Josef la dejara sola dar a luz y ni siquiera se molestaba en preguntar por él, comenzó a ignorarlo, sabía que esto le sería tan doloroso a Josef así como le había dolido a ella su ausencia durante el momento más importante de sus vidas.Sin embargo pasado las dos semanas de castigo para Josef, Antonella le dejo cargar a su primogénita, él se acerco a la cuna, la saco de allí con cuidado y la sostuvo en brazos, era hermosa, pero él seguía prefiriendo un varón, él no podría hacer cosas de hombre con ella, el problema de Josef fue que había crecido rodeado de mujeres y casi creció repudiando lo que conllevaba ser una mujer, sin embargo
Antonella no podía creer que Josef estuviera cediendo a darle el divorcio tan rápido, pero lo era, tan cierto como la culpabilidad que sentía de haberle golpeado, sin embargo no sé arrepentía de esperar un hijo varón con su amante, no abandonaría a su hija de manera tal, pero lo cierto es que no le había emocionado su nacimiento, pero si se alegraba de que Antonella tuviera ahora una alegría, alguien que le acompañara hasta su vejez.-No peleare por Gretel, es más tuya que mía. Vendré a verla de vez en cuando.-De acuerdo. Aunque no me extraña que decidieras que se quedara conmigo, tu dejaste de desearla cuando supiste que sería una niña.-Bueno, ahora tendré un varón y claro que la quiero ¿pero yo que haría con una niña de casi un año? No podría cuidarla como tú.-Está bien, te concedo la razón en eso.-Pero aún no me perdonas lo de dejarte sola en el parto.-No, no lo he hecho y no sé cuándo pueda hacerlo. Supongo que por algo lo nuestro se acabó.Antone
-Ya no será más necesario que cuiden de Leslie – comenzó a contarle Isis a sus padres – por fin hemos terminado de pagar nuestra casa.-¿De verdad? – pregunto su madre.-¡Siiiiii! De verdad mamá.-Ya era tiempo de que terminaran. Llevan años con esa bendita deuda, nada más hay que verlos como están tú Francisco, más flacos que el perro del vecino.Era cierto, Isis y Francisco estaban tan flacos, se miraban tan desganados de todo, siempre parecían estar doblando turnos para que no les fallara un día de pago, porque sino el interés subía como otra cosa. Más sin embargo ahora se podrían permitir respirar, incluso ambos sentían que se habían quitado un peso de encima y que por fin Isis se quedaría en casa para cuidar a Leslie y quitarle el peso a sus padres de cuidar a su nieta, ya habían hecho suficiente
Leslie se mudo con sus abuelos al menos en lo que a Francisco le caía el veinte de que Isis no iba a volver por más que bebiera alcohol y se la pasara horas y noches metido en una cantina las cosas no cambiarían, Isis no regresaría, beber en su recuerdo no le devolvería a la mujer que amaba.Leslie fue recuperando el habla de apoco, comenzó tartamudeando y semanas después lo hizo normalmente, para sus abuelos fue una gran alegría, tanto que la recompensaron llevándola a comer un helado.Sin embargo así le pasó un año, Leslie ya poco miraba a su padre, se había vuelto como un fantasma en su vida, Leslie se volvió triste y callada, las pesadillas no le habían dejado del todo, por lo regular casi cada noche seguía soñando con lo que había vivido aquella tarde y cada que despertaba sentía una enorme angustia que la consumía y hacía que su corazón latiera rápidamente, se sentía tan paralizada que ya no corría a buscar a su abuela como lo hiciera antes, ahora temía atravesar la oscu
A pesar de que él deseara pensar que Antonella lo perdonaría, estaba muy equivocado y pronto comenzaría a darse cuenta de que todo lo que él deseaba que pasara nada sucedería.Para comenzar Antonella no dejo verle a la criatura, mucho menos cargarla, se lo negó durante dos semana, aún seguía tan molesta como el primer día en que Josef la dejara sola dar a luz y ni siquiera se molestaba en preguntar por él, comenzó a ignorarlo, sabía que esto le sería tan doloroso a Josef así como le había dolido a ella su ausencia durante el momento más importante de sus vidas.Sin embargo pasado las dos semanas de castigo para Josef, Antonella le dejo cargar a su primogénita, él se acerco a la cuna, la saco de allí con cuidado y la sostuvo en brazos, era hermosa, pero él seguía prefiriendo un varón, él no podría hacer cosas de hombre con ella, el problema de Josef fue que había crecido rodeado de mujeres y casi creció repudiando lo que conllevaba ser una mujer, sin embargo al llegar a s
Sin que Antonella se lo esperara Belén la abrazó y por primera vez se permitió llorar ante otra mujer que no era su madre y a la cuál no le había contado nada sobre lo que pasaba en su matrimonio, qué ahora más bien se había convertido en un martirio, un martimonio unido solo por el que dirán de la gente, por los comentarios estúpidos de las personas que ya de por sí hablaban a sus espaldas, era peor seguir casada y ser la estúpida mujer de su casa con ornamenta en la cabeza como un alce.-Tenemos que hablar – le dijo Antonella a Josef una noche en la que lo espero llegar, para así ella no tener que estar al pendiente de Gretel.-¿De que quieres hablar? – le pregunto con aburrimiento en la voz.-Quiero el divorcio.-Creí que sabías que no te lo daría.-Si, pero resulta que sé algunas cosas de ti que me ayudarán a facilitar el divorcio quieras o no quieras.-¡Así! ¿Qué cosas? – pregunto él ahora curioso.-Como el hecho de que estés esperando un hijo fuera del mat
Antonella no necesitaba trabajar, Josef le había dado una buena suma de dinero por su separación y su padre por un lado le mantenía una cuenta corriente por tener unas acciones en su empresa, aunque por un lado ella deseara trabajar, por el otro no quería perderse de los mejores años de vida de su pequeña, en un abrir y cerrar de ojos Gretel crecería y ya no sería su pequeña, sabía que un día no correría a sus brazos como lo hacía en ese momento y cuando llegara a la adolescencia se volvería rebelde y ella se convertiría en su enemiga y ya no en “mami” ya no sería la mujer maravilla, sino la vieja bruja de su madre.Mientras que Josef por fin se convertía en padre de un niño y de pura felicidad se casaba con su amante varios años más joven que él, ahora Josef se convertía en un viejo payaso por estar a lado de una treintañera, fue criticado a sus espaldas ahora, pero también algunos le envidiaban porque Josef se había atrevido a dejar a su esposa, para irse con su amante y ellos
Habían pasado tres años y aún no eran libres, seguían trabajando cada día, pero Leslie ya les llamaba como papá y mamá, la pequeña estaba tan acostumbrada a su rutina que ella sola se levantaba muy temprano y buscaba su mochila para ir con sus abuelos. Una vez en casa de ellos, Isis y Francisco se despedían de ella con un fuerte abrazo, pero sobre todo era Isis quien más sentía remordimiento de dejarle, ahora cada día le costaba más alejarse de Leslie por las mañanas, pues sentía que cada día era más grande y que pronto dejaría de ser una niña.Sin embargo el tiempo paso con cosas buenas y malas, Leslie ahora tenía cinco años, era aún más alta y flacucha, seguía siendo una buena niña, pero esta vez se llevaba con algunas compañeras de escuela también vecinas de la casa de sus abuelos, por eso solía jugar con ellas de vez en cuando y asistía a las pequeñas fiestas de cumpleaños que los padres de sus amigas les organizaban, a Leslie a su edad nunca le habían hecho una fiesta y la v