Capítulo 2

Adoro a Leila, es una mujer sensata, joven y me da lo que quiero, el problema es cuando ella me pide más de lo que puedo darle. 

Después de la reunión con la señorita Fiorella Machado y todas esas alegaciones sobre mi éxito dudoso, he terminado con Leila leyéndome cada versículo de la biblia hasta hacerme entrar en razón. No estoy seguro de que pretende con ello pero no puedo seguir escuchando más de esto.

—Leila porque no hacemos algo, vamos a algún bar... —me acerco a ella tomándole de la cintura. —Podemos pasar un tiempo juntos y prometo portarme bien. —Leila me empuja.

—¡No! ¡Escúchame y siéntate! —me hace sentar otra vez en la silla.

¡Joder con Leila!

—Vas a portarte bien, evitarás cualquier escándalo o te prometo que si esto se arruina me voy, me largare y te aseguro que no vas a conseguir otro manager que te tolere tanto como yo. —se mueve de un lado a otro histérica. —He leído sobre ese hombre, es guapísimo, si eso sí pero aparentemente es el mismo demonio encarnado. No te aceptara, estoy segura que nos enviara lejos si no ve en ti algo que no sea la palabra "Mujeriego" en la frente.

—No sé por qué pero me ofende. —me rio de su paranoia.

—¡¿Por qué no estas tomando nada de esto en serio?! —golpea mi brazo.

—¡¿Por qué está golpeándome?! ¡Leila todo saldrá mal si sigues llamando las malas vibras! —grito ante sus constantes golpes. —¡Y no me puedes dejar ya hemos pasado por mucho! —le advierto.

—¡Quieres decir que yo he pasado por mucho! Tú te has limitado a correr y nada más... eso me ha dado mucho dinero pero... —¡qué demonios! —¡Perderemos todo si no te concentras en lo importante! —grita recentándome el tímpano.

¡No entiendo qué demonios está hablando!

—Te quiero pero te odio... —gruñe, de pronto comienza a sollozar y viendo como su rostro se ensucia con lágrimas.

—Leila... ¿por qué estás llorando? —me acerco a ella. —No llores... sabes que no me gusta ver a nadie llorar... —le abrazo pero eso solo le hace soltarse más en un mar de lágrimas.

—¿Por qué no puedes portarte bien?

Sonrío.

—Terminaré poniéndole un candado. —No podría sobrevivir con algo así.

—¿Te serviría sí prometo ser un hombre solo para ti? —recibo otro golpe en el estómago.

Me quejo pero los dos terminamos sonriendo.

—Dejaremos de hacerlo, es muy poco profesional y aunque me fascinas, eres mi fuente de ingresos premium. —arqueó una ceja.

—¿Vas a romperme el corazón de esta manera? —ella niega maldiciéndome. —Bien, bien, voy a compensarlo haciendo todo lo que me pides, ¿cuándo es la reunión con ese tipo?

—¡Mañana! —grita.

Leila inmediatamente se recompone limpiándose la cara, coge su tableta sin eliminar el rastro de historia en su rostro.

Ruedo los ojos mirándole, no entiendo porque hay mujeres tan complicadas en el mundo; por suerte no tengo interés en lidiar con una mujer de esa manera, con Leila basta y siendo así es difícil.

Voy por un trago, no bebo mucho antes de mis competencias pero tengo tiempo de sobra. Puedo permitírmelo este día y quiero divertirme... quizás...

—¡Kasper ven aquí! —lo dice pero es ella quien viene corriendo hasta mí. Me quita el trago de la mano.

—¡No alcohol para ti hoy! —grita golpeándome.

¡Por qué me golpea todo el tiempo!

—Voy a beber cuando quiera.

—Te vas a morir cuando lo veas, puedes sentir su mirada atravesarte el alma desde la pantalla. —ruedo los ojos.

—Me pondré celoso.

—¡Como si supieras lo que la palabra "celos" significa! —chasqueó la lengua.

No sé por qué pero creo sentirme ofendido... otra vez.

Si tengo conocimiento de su significado, nunca los he sentido pero no creo que sea la gran cosa.

Leila se acerca a mí con la tableta y por la cara de borrego feliz que tiene, no quiero ni pensar en la clase de hombre que sea. Soy mejor, el mejor.

—¡Míralo!

Me extiende la tableta, la fotografía de un tipo trajeado. Cabello y barba oscura, su mirada es lo más llamativo porque sus ojos parecen un ser de un color gris muy pálido, casi trasparente, es bastante llamativo. No es la gran cosa.

—Leila seguramente es photoshop, soy mucho mejor. —ella rueda los ojos.

—Tu eres guapo pero este hombre es una creación divina, mira cómo se marcan sus brazos y mira esos ojos grises. Es divino.

Ha. No es la gran cosa.

Si tiene un buen cuerpo, buena cara y demás pero venga, no es que sea un tipo asombroso y sobre todo...

¡Como podría saber si está bien o no! ¡Soy hombre!

Leila pasa más de una hora hablando de lo excelente que esta el tipo, al parecer su nombre es Fausto Lazzarini, italiano de nacimiento y es la tercera generación de la familia Lazzarini. Según Leila, media Italia le pertenece y eso no me importa tanto pero el patrocinio de su empresa si puede ser beneficioso y por supuesto que mi rostro siendo la imagen de ellos creo que es un trato justo. Leila no tiene que preocuparse por nada, voy a conseguirle como patrocinador.

Asegurándole a Leila que me portaré bien y sabiendo que la reunión con el señor Lazzarini es hasta mañana por la tardar, soy libre de irme por ahí a conocer Italia y quizás a su gente. Por supuesto que si hago todo de forma discreta no habrá problema alguno. Ella se ha quedado en el hotel leyendo artículos de ese tipo para poder estar preparada a cualquier pregunta que él haga.

Como sea, quiero divertirme un rato.

A las ocho menos quince minutos, G****e me lleva a uno de los bares más concurridos del lugar, llamado Lazz. Según las reseñas de g****e ofrece la mejor bebida y música en un lugar de ambiente liberal. Lo que sea signifique lo último se escucha a un bueno lugar para que Kasper Allangerd tenga un buen entretenimiento.

Entro al lugar que por supuesto a esta hora comienza a llenarse, los italianos parecen ser muy pintorescos y alegres, siendo yo un danés al cien por ciento, nuestras culturas parecen chocar pero también a medida he ido viajando de un lado a otro haciendo lo que me gusta, he dejado atrás un poco la estricta educación que mi padres me dieron. Si ellos pudieran verme ahorita seguramente estarían maldiciendo mi propio nacimiento.

¡Olvídalo Kasper! ¡Vamos a beber!

La barra está llena pero me hago un espacio entre algunas parejas, puedo decir también que las italianas son preciosas.

—Whisky, a las rocas. —pido al bartender.

Este con una sonrisa asiente, el tipo lleva puesto solo un corbatín y prácticamente está desnudo. Supongo que con eso se refieren a un ambiente liberal. Me sirve un trago seguido de un guiño al que no presto mucha atención, cierro los ojos por unos segundos disfruta del ardiente sabor en mi paladar.

Es así toda la noche, me recuerdo después de cada trago no descontrolarme y sé que estoy llevándolo bien... y como lo he prometido he alejado de mi a cualquier mujer que se me acerque con alguna intención.

Un trago tras otro, baile, música...

Es un buen lugar... y yo estoy bien...

Muy bien...

—¡Jodeeeer! ¡Siiiiiiiiii! —ni siquiera puedo escuchar mi voz.

La fuerte música penetra mis oídos y toda mi alma, joder, no sé cuántos tragos llevo adentro pende una cosa estoy seguro.

¡Estoy de lo mejor!

—¿Estás solo?

Una preciosa italiana me pregunta en inglés, me pregunto si parezco extranjero... no soy extranjero... O quizás si soy...

Mis pensamientos se ven interrumpidos por la misma chica quien desliza una mano por mi abdomen llegando hasta mi entrepierna y apretarla.

—¡Eh! Tranquila... —le apartó.

Se lo he prometido a Leila... no mujeres...

—¡¿Eres gay?! —pregunta gritando a mi oído.

La pregunta me hace reír, muevo la cabeza negando y como si le hubiera invitado a continuar, su mano vuelve a mi entrepierna y joder, la chica sabe lo que quiere y yo estoy suficientemente ebrio para hacer una idiotez.

—¿Vamos a mi casa? —pregunta en mi oído.

Muevo la cabeza negando. No pienso caer... no lo haré...

—¡Venga, que te va a encantar!

La chica se abalanza sobre para besarme pero no sé lo permito. Me arrepentiré de esto mañana pero no...

—¡Estoy comprometido! —le miento.

La chica se detiene y mirándome con incredulidad termino encogiéndome de hombros.

¡Cariño vete antes que me arrepienta por no follarte!

—¡No te creo! ¡Tu amigo está reaccionando! —niego. —Tengo algo para ti... —me guiña el ojo.

Pone algo en su lengua y me besa, lo que sea que eso fuera me explota en la lengua... junto con su lengua pero como soy Kasper El Bueno, la separo de mí.

—Lo siento cariño, hoy no es noche de sexo.

—¡Eso está por verse! —grita bailándome.

El bartender me da otro trago que ni siquiera sé qué es pero logra llevarme al cielo en un segundo.

—¡Jodeeeeeer!

Mi cuerpo está ardiendo.

La chica continúa insistiendo bailándome en un movimiento donde puedo sentir su trasero.

Kasper tienes que ser fuerte...

Quizás lo mejor es irme...

Se lo digo a la chica quien ni siquiera me pone atención, continúa contoneándose y joder, me está afectando. Mi cuerpo se eleva y la sensación que me invade solo me lleva a seguir bebiendo y terminar bailando muy pegado a la chica.

—¡No vas a escaparte! —me besa el cuello.

¿Por qué Dios me pone estas pruebas?

Dejo que la chica baile conmigo, mi cuerpo ya ha reaccionado a ella así que no tengo mucho que hacer. Nos movemos hasta un lugar más reservado con una botella, la chica es hermosa, buena postura y joder, por como baila creo que ha sido el destino quien nos llevará a la cama.

La chica se sienta sobre mí con las piernas abiertas, bailándome. Echo la cabeza hacia atrás por unos segundos disfrutando, cuando regreso la cabeza porque la chica esta desabotonando mi camisa, puedo a lo lejos ver como un tipo nos observa.

O eso creo...

Las luces del lugar no me permiten estar seguro, pero a unas mesas de nosotros está un tipo bebiendo con una mujer. 

—Estás muy duro... —susurra la chica en mi oído.

Mi atención vuelve a ella.

Dejando la mirada de ese tipo, mi cuerpo me pide darle atención a la chica de todas las maneras posibles.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo