Mala caminaba con los guardaespaldas detrás de ella. Era una sensación extraña, no estaba acostumbrada a que la escoltaran pero sabía que ahora era necesario. Iban al banco y aquella cantidad de dinero que debía ser protegido. En cuanto llegaron los guardaespaldas siguieron las órdenes de Moe, saca
Mala sintió que hasta los oídos le pitaban. Ella no quería volver allí, sabía que había muchos riesgos involucrados y no podía darse el lujo de no ser capaz de regresar. En Inglaterra estaba lo único que le importaba en todo el mundo, y tampoco podía estar lejos mucho tiempo. —Chris, no puedo ir a
Recordaba todo el horror que había enfrentado mientras la sacaban de allí, y no quería que volviera a suceder. Sin embargo apenas aterrizaron en Serbia bajaron del avión directo a una camioneta de lujo que ya estaba esperándolos en el hangar privado. Moe se ocupó de la seguridad del aeropuerto y na
En sus pocos años había jurado que no sentiría aquello, menos por un hombre, y muchísimo menos por uno que apenas conocía. Pero lo cierto era que si ella liberaba feromonas "anti-pendejos", Christopher Moe liberaba feromonas "pásame la lengua". Mala sentía un cosquilleo en lo alto de su estómago qu
—¡Pero no la vayas a matar, pobrecita! —¿¡Pero no dices que es venenosa!? —rezongó Chris. —Pues sí, pero si elimináramos a todos los venenosos del mundo perderíamos al noventa y ocho por ciento de la población mundial —replicó Mala y Moe hizo una mueca. —Buen punto, cuando tienes razón la tienes
Insomnio. Esa era la palabra perfecta para describir cómo se sentían y cómo habían parado la noche y sobra decir que la pobre serpiente cornudita nada había tenido que ver con eso. Mala intentaba no dejarse llevar por la calma y la protección que sentía a su lado, y Christopher intentaba regresar
Él levantó la cabeza al escucharla y caminó con cautela hasta el probador. —¿Ya? —No, ¿puedes decirle a la chica de la tienda que venga? —¿Pasa algo? —¡Tú dile! —¡Dime a mí! —¡Esto se atoró! —gruñó Mala y él pasó saliva—. ¡Es cierre del vestido! —Bueno... eso no es gran cosa, a ver date la vu
Chris podía cerrar los ojos y asumir que no pasaría nada, pero por suerte o por desgracia esa no era su naturaleza. Si existía un olfato para los problemas, él debía tenerlo extremadamente desarrollado, por eso cuando vio a Mala tomar un autobús hacia las afueras de la ciudad, decidió seguirla para