Dos años después Kainn y Elisa estaban emocionados de celebrar el segundo cumpleaños de sus gemelas, y habían decidido llevarlas a una tienda de mascotas para que eligieran un cachorro como regalo. —Nada de lobos, osos, serpientes, tigres, águilas, ni nada con exceso de colmillos, garras, pezuñas
SINOPSIS De Christopher Moe nadie sabía mucho. Su familia, su pasado, su origen, todo era una nebulosa que había ocultado por años tras un falso apellido del que muy pocos tenían conocimiento. Lo único que sí era de dominio público era que a aquel hombre había que temerle y respetarle en iguales pr
Christopher sintió que la sangre le ardía en las venas y de su pecho escapó un gruñido, pero antes de que pudiera replicarle el ascensor de carga se detuvo frente a ellos. —¡Es que ni siquiera mereces que te responda! —espetó entrando y golpeando el botón verde de subir. Asumió que ella iba tras é
—¡Quita... tus manos... de ella... AHORA! Christopher Moe estaba furioso. No había que ser demasiado perceptivo para ver aquella aura de oscuridad que parecía emanar de todo su cuerpo. Estaba viendo cómo el supervisor agarraba con fuerza a la muchacha y simplemente no podía soportarlo. El abuso era
Soltó su tobillo de golpe y ella gimió de dolor. ¡Maldición, era de dolor! Sin embargo, al escucharla, su mente se fue por otros caminos y se la imaginó gimiendo en circunstancias muy diferentes... con él como responsable. La imagen lo hizo sentir un cosquilleo en el estómago y se encontró hirviend
Malina soportó que la tomaran del brazo los guardias de seguridad y la sacaran del edificio. Aquella ciudad le había traído muchas decepciones y mucho dolor, pero ser tratada como un instrumento que la gente podía usar y desechar ya era parte de su vida. Había tenido que aprenderlo por las malas, a
Su amigo sonrió de medio lado y lo increpó: —Pues ya que e gusta tanto hablar, cuenta ¿Qué pasó con la tal Malina? Chris bufó con frustración mesándose los cabellos. —Los guardias de seguridad la echaron. Me fui corriendo para tratar de detenerlos, pero cuando llegué, ya se había ido —respondió M
Malina respiró entrecortadamente, porque si respiraba profundo sabía que se bebería el aroma de aquel hombre y posiblemente hasta se marearía. Su cuerpo despedía un calor especial, ese que le habría aflojado las rodillas si no estuviera ya en bastante mala situación con lo de su pie, que no había de