Kainn sentía que había una carga extraña en el aire, pero en medio de aquel sueño no lograba identificar de dónde venía. Abrió los ojos despacio y se sobresaltó al encontrarse a Brigitte muy cerca de él, mirándolo fijamente. Su rostro estaba pálido y concentrado, y Kainn se sentó de golpe, sintiéndo
Elisa apretó los labios con una mueca de tristeza y asintió. —Tienes razón, no puedo bajar la guardia en ningún momento —murmuró por fin. —Creo que o mejor es que yo me quede aquí —sentenció la muchacha—. Te haré compañía y así tendrás una chaperona que te cuide. Después de todo no tienes por qué
Bastó un segundo para que la cara de Brigitte se transformara en una máscara de rabia. —¿Disculpa? ¿Me estás ofreciendo dinero? —espetó furiosa. Kainn la miró de arriba abajo con un gesto de evidente disgusto y se encogió de hombros. —¿Y qué esperabas? ¿Qué otra cosa se le puede ofrecer a una muj
Brigitte estaba atónita. No podía creer lo que acababa de escuchar. Elisa debía sentirse traicionada, como si le hubieran robado su corazón y lo hubieran destrozado... o algo así. ¿Qué era aquello de "nos vamos a casa"? —¿Cómo puedes volver de nuevo con él? —preguntó con voz chillona—. ¿Estás loca?
Elisa se arregló con nerviosismo y bajó a la sala para conocer a los Parker. A fuerza de desprecios y regaños había aprendido a tratar con los suegros desde una distancia respetuosa y fría, sin embargo apenas puso un pie en el primer escalón, cuando Joseph y Barbara Parker la esperaban para recibirl
Kainn contuvo la respiración, temblando de expectación al escuchar aquellas palabras. ¡Por supuesto que quería proponerle matrimonio y muy en serio, pero estaba nervioso, de verdad estaba nervioso! Elisa no era cualquier mujer, era la madre de sus hijos. —¡Cásate conmigo! —le pidió y esta vez no tu
Kainn recibió la notificación con un sentimiento de satisfacción que no podía negar. —¿Es oficial entonces? —preguntó al secretario Moe. —Sí, el banco ya sacó la notificación, la residencia de los duques de Grafton acaba de pasar a ejecución hipotecaria. La propiedad está a punto de ser puesta en
Elisa jamás había visitado antes la mansión Grafton, porque aunque Louis y Alton eran cercanos, el duque era muy celoso de su privacidad; pero no podía negar que estaba maravillada con la belleza de la propiedad. El terreno era extenso y exuberante, y los árboles y arbustos habían sido diseñados hac