Jamás en su vida el secretario Moe había visto a su jefe tan angustiado. Kainn Black era un hombre de acción, y ahora que se acercaba su venganza la lógica dictaba qe estuviera preparado y furioso, pero en lugar de eso estaba pensativo y desesperado. No se atrevía a decirlo en voz alta, pero sabía q
Alton se puso lívido y se prendió de los barrotes, intentando sacudirlos inútilmente. —¡Eres una basura, un arrastrado, y te estás dejando llevar por tu zorra! ¡Nada más! —exclamó Alton fuera de sí—. ¿Dónde está, eh? ¿Dónde está Elisa que no anda por aquí regodeándose? Kainn sonrió con calma. —Es
Había pensado que se sentiría peor, que aquel viaje tendría alguna repercusión para su salud, pero solo tenía razón a medias, porque a medida que Elisa se alejaba de la mansión Black, era como si retomara fuerzas para lo que debía hacer y lejos de sentirse peor, su energía solo aumentaba. Durante u
Tenía que ser mentira, aquello tenía que ser una mentira. Kainn sabía que Louis era un hombre malo, pero no creía que pudiera tener poder para lastimar a Elisa desde tan lejos, lo más probable era que hubiera inventado todo eso. Elisa no podía haberse ido de casa, ella estaba embarazada, estaba débi
Quizás de todas las personas en aquella sala, Alton y Kainn fueron los más sorprendidos cuando Louis se negó a salir de su celda. —¡¿Estás loco?! —le gritó Alton—. ¡Tenemos que salir de aquí! ¡Nos vienen a buscar de no sé qué corte internacional! Ni siquiera parecía importarle que estaban delante
Kainn sintió que su corazón se detenía por completo en ese instante. —No... no no puede ser... —susurró él cerrando los ojos como si todo fuera una pesadilla—. No puede ser, no es ella. Dime que está bien... El secretario miró al Comandante y este estaba casi temblando. —Lo lamento. Había una per
Nunca las horas habían pasado más lento ni sido más dolorosas. Cada segundo que pasaba Kainn sentía que una parte de su alma moría. Durante años había intentado mantenerse humano, mantener bajo control al hombre que solo quería hacer que el mundo entero sufriera su dolor. Pero ya no tenía por qué es
Elisa bajó del auto y entró en el pequeño muelle, el aire salado la recibió como a un amante perdido hacía tiempo. Sintió una conexión instantánea con el pequeño pueblo costero, las calles empedradas y las coloridas casas enclavadas en la ladera. El sonido del mar golpeando la orilla era música para