Eran altas horas de la madrugada, el par de camionetas brindadas seguían el rumbo fijo hacía el perímetro fielmente resguardado. Solo se escucha en esa fría noche como el motor y el fango barrían los neumáticos mientras entraban al área privada. El hombre de cabellera azabache seguía mirando el mensaje de texto que hace unos días su madre le ha enviado, haciéndole llegar imágenes de la primera ecografía de Mi-suk.
Algo extraño dentro de él lo hizo fruncir el ceño en la distancia, como si temiese a reaccionar. No supo como reaccionar a la noticia y le parecía casi ridículo que esa misma razón fuese lo suficientemente fuerte para hacerlo regresar a Japón. Una simple imagen que logró conmover su despiadado corazón.
Así que pensó trabajar desde la mansión mientras Yva se encarga del resto en Corea, la b&uacu
Eran exactamente las ocho en punto de la mañana cuando el magnate bajaba a través de los escalones de la mansión para atender algunos asuntos de la empresa. Los empleados aun no llegaban, por eso la casa seguía manteniéndose en silencio.Su vista viajó a la luz encendida de la cocina, era la única sección iluminada. ¿Acaso Mi-suk se olvidó de ese detalle? Sin saber exactamente que hacer. Suspiró para caminar en dirección a esa sección de la casa. Ha sido una sorpresa encontrarse temprano a la mujer de ojos miel. Esos largos periodos de no verla le permiten apreciar con mayor detalle todos los cambios que esa mujer está teniendo en su estado, como él hecho de sus pechos verse más redondo o incluso la roba ajustarse por sus protuberantes caderas. Quizás el embarazo le estaba sentando de maravilla, una cosa muy peligrosa para él.Pues su libido par
El largo vestido se estalla a la perfección con la silueta de su cuerpo, el blanco de la tela trasera arrastra al menos dos metros de toda su composición. Un estilo princesa y con mangas de encaje que se ajustaban como una segunda piel. La rubia luce sus cabellos en ondas caídas y el maquillaje ahumado le hace realzar esa mirada miel. Los sirvientes le ayudan a ajustar los últimos detalles colocando la pedrería costosa antes de bajar a la parte trasera donde se llevaría a cabo la ceremonia. – Luce realmente hermosa. – se atreve a decir una de las chicas quien asegura el arete izquierdo. Como una princesa de porcelana, es así como la chica de piel lechosa luce el día de su boda. El sentimiento de nostalgia se potencializa, es su boda, pero la mayoría de invitados son completamente unos desconocidos para ella, quisa se atreva a decir que en esa larga lista de personas que la mayor Kang se ha encargado de dar ninguno de esas personas simpatiza con ella o la lleg
– Acepto. –– Acepto. – ambos hablaron a la par cuando el jurado ha aceptado sus votos y la fidelidad junto a las promesas que suelen atesorarse en el matrimonio.La ceremonia empezó desde hace unos minutos atrás, siendo los nervios el protagonista del pequeño cuerpo. Ver al hermoso hombre vestir uno de sus típicos trajes negros le revuelve el corazón y calienta las mejillas. Dai luce hermosamente varonil con el smoky y moño ajustado al cuello quien como la típica ceremonia la esperó en el inicio del altar.Con pasos seguros pudo darse cuenta caminando hacía él, no hay vuelta atrás justamente cuando ambos se miraron a los ojos con distintas reacciones, la rubia se percató del momento donde las apariencias y el foco de atención solo esta centrados en ellos. Así que dando una sonrisa cálida y aceptando el beso en la parte superior de la
El oxigeno ha abandonado sus pulmones, no sabe exactamente en que momento Inoe a sacado un arma apuntando en dirección a Dai. La rubia esta tan petrificada que ni siquiera ha podido gritar de la impresión de tener dicho objeto tan cerca.Parece que es la única nerviosa pues Dai ni siquiera se ha molestado en cambiar la expresión de burla de su rostro. Al contrario, tienta al contrario con ceja alzada y la sonrisa volverse más grande.– Tan predecible Kunio. – niega el alto hombre quien sigue sosteniendo su cintura.No hay nadie a su alrededor, ni siquiera puede llamar por ayuda. Tener ese objeto tan cerca hace que sus piernas apenas puedan sostenerse por sí mismas, sino fuera por Dai seguramente ya hubiese caído.– Pero te recuerdo que no puedes hacer nada aquí. – el silencio por parte de la rubia parece el mejor de sus aliados ante esa clara disputa entre los masculinos.
Mi-suk abrió los ojos lentamente mientras la pesades y una ligera punzada se clava en su cabeza. La luz es cegadora mientras trata de acoplarse al resplandor del exterior. Es cuando se da cuenta de haber despertado en un sitio que no es su habitación. Incluso el exterior es extraño. O así lo percibe con la tenue visibilidad que tiene de la ventana y cortinas corrida.Trata de levantarse poco a poco mientras obliga a sus sentidos a enfocarse en ese momento. Lo único que recuerda es haber visto el rostro de su ahora esposo y después de ello, el sentimiento amargo en su ser correr dentro de sí misma para dejarla inconsciente.Y tal como lo predijo, no ha despertado en un sitio conocido, el silencio tenebroso la obliga a bajar sus pies de la elegante cama que la abraza para investigar. Teme lo peor, pero es la única manera de descubrir porque está allí, la orientación es terrible.A trav&ea
Es el sexto mes de embarazo, su estómago está tomando al fin forma, la protuberancia de su abdomen solía sobresalir de la ropa. Las consultas con el medico eran totalmente monitoreadas, así que las visitas siempre llegan cada mes.La relación con Dai sigue siendo meramente formal, la rutina es la misma donde suelen tomar caminos diferentes desde la hora de despertar hasta ir a dormir. El hombre no ha mostrado ningún interés en ella, en ese punto, para la rubia solía ser agotador con los kilos que ha ganado. Ya ni siquiera le importa lo que piense. Pues algunas veces lo ha atrapado mirándola sin descifrar exactamente lo que quiere decir, gusto, desagrado o incluso conmoción. Las posibilidades eran infinitas en esos intensos ojos avellanas.Así que, como solía hacer en esa rutina casi nocturna. La rubia acostumbraba a sentarse en una pequeña banca frente a un gran árbol y le
Ha pasado otro mes en la vida de ambos, durante ese tiempo la rubia puede decir que ha logrado significativos avances como lograr que al menos Dai tomase el desayuno con ella. Y aunque eso solo consistía en que el pelinegro tomase café mientras veía sus dispositivos electrónicos la pequeña chica estaba feliz de conseguir esa ligera cercanía.Además, estaba bien para ella, pues casi entrando a los ocho meses de embarazo su longitud es mayor, ganó un poco de peso y como consecuencia su apetito mientras más crecía el bebé aumentaba. Así que, de esa forma no era incomodo el hecho de que ella se centrara en todo lo que preparaba para sí misma sin que se le juzgara por lo excesiva y a veces ridículos antojos mañaneros.– Hoy vendrá a las seis la persona que deja las provisiones. – comentó el pelinegro mientras deja a un lado su teléfono. &
Su cuerpo se ha quedado rígido y la tensión es acumulada en el empaque que ni siquiera ha notado arruinar por el miedo en la situación. Los recuerdos de aquel atentado aun son frescos y aunque quisiese escapar ¿que tan lejos llegaría en su condición? Su embarazo está avanzado y la idea de correr es horrible.– Siempre fueron tus favoritos. – traga en seco al escuchar su voz después de mesesLa caja de galletas rellenas de chocolate está entre sus manos, pero ella ni siquiera puede pensar en algo prudente.– Diría que el embarazo te ha sentado de maravilla, pero eso sonaría muy cliché e hipócrita ante nuestra posición. –Inoe dejó muy claro que su amistad terminaba al elegir. – C-como… - no quiere mostrarse temerosa ante él, pero su voz no ha ayudado en mostrarse a la defensiva. Mi-su