Dong-min Dai Shinoda se mantenía en silencio observando la plenitud de la ciudad. Los autos correr y sus pensamientos fluir, como el hecho del porque ahora parece ir a buscar a esa chica de ojos miel e identidad atrayente. Como un maldito acosador, siendo incluso consciente de que esto significaba ser egoísta con una persona que es totalmente la dirección contraria a él. Pero aun así, ¿Por qué se negaba a si mismo dar la orden para olvidar que la ha conocido? Quizás vio algo más en esos intensos ojos
– Deja de pensar tanto. – Yva le miró de reojo.
Parecía que el azabache lidiaba con una pelea moral interna. Ir o simplemente ignorar, pues a pesar de que fuera un hombre sin escrúpulos o con poca empatía hacia la vida. Creía en la justicia, justicia que él regia cuando era necesario proteger su territorio. Y en esos casos, ni siquiera era una elecció
La noche transcurría, en su mayoría con tranquilidad. A excepción del publico femenino quien no dejaba de murmurar y enviar miradas coquetas a los dos sujetos quienes degustaban tazas de café americano. La joven mesera no dejaba de moverse entre el pequeño local, él trabajo a esa particular hora de la noche parecía potencializarse logrando que sus pies no pudiesen descansar un momento. Y estaba bien, de esa manera su mente se distraída de la extraña sensación correrle por la espalda. Era como si cierta mirada avellana no tuviese intensiones en parar de observarla y sus mejillas sonrojadas se activarán de manera inmediata. Era ridículo, pues aun cuando el hermoso hombre azabache no hubiese dicho o hecho nada, su corazón se agitaba y parecía que los intensos orbes que le pertenecían acariciaban profundamente su alma. Como si de un inquisidor se tratase. Cielo o infierno, alago o tormento. Era complicado intuirlo cuando las emociones son confusas. – Deja de mira
– Dong-Min Kang. – se presentó mientras extendía su larga y pálida mano a la más bajita.La cual, ha aceptado mientras una gran sonrisa parece brillar con mayor intensidad en ese momento que les pertenece a los dos.– Mi-suk Kim. – imitó la rubia.– La más hermosa. –Las mejillas de la contraría se encendieron tras escuchar al hombre decir el significado de su nombre. Una extraña manía que parecía poseer el alto es mirar directamente a los ojos, como si quisiese anticipar cualquier movimiento a través de estos. Sin embargo, para alguien tímida como la rubia le hacía saber cómo actuar, pues antes de que pudiera pensar sobre su comportamiento, ella se ha mostrado de la forma como es. Sin filtros o mascaras que le pudiesen ayudar para no quedar mal frente al masculino.– ¿Como es que lo sabe? –<
Ha pasado un par de días desde que Shinoda trata de encontrar pistas sobre la persona cuyo perfil coreano de alguna clase de sospecha. En su mesa esta toda una serie regada de personas de la alta sociedad que puedan ser posibles candidatos. Sin embargo, ha sido un trabajo en excesiva cansado pues parece, todos tiene algo el cual ocultar, pero ninguno tan peligro como para especular que es el hombre a quien buscan.Esa mañana, Dai despertó con un intenso dolor en la cabeza, la noche anterior ha bebido a tal grado de no recordar como es que ha llegado a su cama y verse totalmente desnudo.– Que mierda. – dice cuando se incorpora y deja caer sus pies sobre el respaldo de la cama.Los rayos de sol son apenas perceptibles entre los grandes cristales del edificio que ha rentado en su estadía indefinida en Corea. Lleva un par de días desde que ha tenido que desplazarse de un lugar a otro en busca de estar cerca de su objet
La noche empieza ha caer sobre el imponente Seúl, las luces de hogares y edificios empiezan a brillar y con ello anunciar la vida nocturna para los amantes de la adrenalina y copas de más.– No puedo creer que ha escogido algo como esto. – la rubia miró el vestido rojo que parece ser de seda. Es precioso, pero totalmente muy alejado a su estilo.– Pensándolo bien, sí puedo esperar algo como esto, de ella. – examinó con detalle lo que según Jisso la haría ver como un referente de diosa.El vestido es de corte corazón con finos tirantes en la parte superior, parecer ser tan a la medida que ella no duda que el vestido le ajuste cada curva del cuerpo.– Al menos no es tan corto. – quiso ver el lado positivo. Aunque no lo hay y por supuesto ella jamás eligiese por iniciativa propia un atuendo tan llamativo. “Disfrutalo”. Rodo los ojos
– Si la deseas puedo dar la orden para que la preparen para ti. – Dai acarició sus labios con el pulgar de mano derecha dejando recargar el resto de su peso sobre el sillón de cuero. El sonido del vaso con licor evidencia lo penetrante de su mirada, el jefe está pensando en que hacer con esa linda chica que parece ser una constante coincidencia.PiensaUn poco grotesco y nada ético.Así es la clase de lugar, quizás la linda chica de mejillas pálidas no sepa donde se ha metido y hasta qué punto pueda llegar a lamentarlo, porque en el festival de carne, es él, el más hambriento.– No, yo mismo iré por mi pequeño cordero. –No era sorpresa para ninguno de esos hombres quienes le rodean reconocer la verdadera identidad de Dai Shinoda, Choe es uno de ellos, como parte de aliados en la mafia japonesa, ese club solo eran puntos de reunio
Cuentan que el diablo una vez se enamoró, y no supo qué demonios hacer con estás mariposas en su estómago. Cuentan que la miraba con ojos de ángel, y que al tocar su piel se quemaba de pasión, cuentan que Satanás conoció su propio infierno, en la boca de una mujer cuyos besos lo hacían un simple mortal, cuentan que el diablo ya no es tan diablo, y se le puede mirar caminando junto con ella con ojos de amor.– No puedo dejarla, por favor. Debemos ayudarla – con ojos llorosos, Dai reconoció dentro de los ojos suplicantes de Mi-suk, su propio infierno.El azabache entendía que la chica ejercía, sin siquiera quererlo, un poder mayor que lo arrastraba a ser menos monstruo. – Yva, busca a su amiga. – apretó lo puños para mirar a su amigo quien con el rostro igual de extrañado por la petición quiso encontrar alguna clase de broma o plan ocult
Pasando a través del cuerpo que no deja de quejarse, Mi-suk decidió ignorar todo su alrededor mientras se aferra al saco del más alto y oculta su rostro en la ancha espalda. Dai por otra parte, volteó a mirar al hombre quien escupía sangre para sonreír y hacerle saber que esto solo apenas comienza. El herido pudo sentir el miedo recorrer su espina dorsal. La maldad podría ser escrita bajo el nombre de Shinoda y esa oscura mirada que prometía grandes aberraciones.– Estamos por llegar. – le informó a la chica mientras esta asintió sin romper esa cercanía de cuerpos.Un par de voces lo hizo detener y retroceder, un par de hombres con arma estaban revisando habitación por habitación de ese pasillo que era usado para tener sexo con alguna conquista o algunas chicas que eran llamativas para hombres importantes. “Los cuartos rojos” como son llamadas esas &
Mi-suk apenas es consciente de que ha sido arrastrada hacía un lujoso hotel en las afueras de la ciudad, una vez que las camionetas se estacionan frente a la gran edificación de cristal. La rubia entiende que está muy lejos de casa. Quiso preguntar su destino, pero esas palabras seguían retornando a su mente llenándolas de cierta decepción. Si él le pedía alejarse, lo más prudente es irse, ¿Por qué no la deja? Por el contrario, la ha traído a ese sitio donde las personas la ven con cierta altanería. La rubia está un poco desalineada y no evita sentir vergüenza por todo ese tiempo en el cual Dong-min la ha estado viendo en esas condiciones, puede jurar que su maquillaje se ha corrido y su vestido roto da mucho a la imaginación en esa clase de lugares elegantes donde es posible que la hayan confundido como una dama de compañía.– Dong- min oppa. &nda