Café, “Les Deux Magots”, es el lugar predilecto de Angelina, y de todos los artistas. Se han citado todo el grupo de amigos, al recibir la invitación a la boda de Marrí. La primera en llegar, es Angelina, ya la conocen en el lugar. Por años, siempre se ha sentado en la última mesa, cerca de la ventana. Aquella, que tiene una hermosa vista.
Su belleza exótica, siempre le atrae admiradores, pero ella los rechaza a todos. Es alta y esbelta. Su pelo, muy largo y negro como el azabache. De piel cobriza y ojos cambiantes. Unas veces, son azul cielo, y otras, azules casi negros. Pero este color, son muy pocos los que lo han observado, pues, sólo surge cuando está muy molesta. Y con sus amigos, siempre es feliz. Saborea su café, cuando ve aparecer a Antonieta — ¡Angelina querida! —la llama nada más entrar. —¿Alguna vez vas a cambiar de café? Hay otros más hermosos que este. — Hola Antoni, yo también te quiero—. Se levanta, para darle un beso y un abrazo. SuTodos se adelantan para encontrarse con una mujer que parece salida de un cuento de hadas moderno. Su piel color canela brilla como si estuviera bañada en polvo de oro, contrastando dramáticamente con una cascada de cabello blanco platinado que le cae hasta la cintura en ondas perfectas. Sus ojos, de un gris mercurio poco común, parecen cambiar de tono según la luz, y están enmarcados por pestañas larguísimas y cejas perfectamente delineadas. Viste a la moda, con un conjunto que realza su figura esbelta, y desde el momento en que aparece, sus ojos no se separan de Marcus, siguiéndolo con una intensidad casi depredadora. — Hola chicos. ¿Son los amigos de Netfis? Yo también soy su amiga. Me pidió que me encontrara con ustedes aquí. El avión ya está listo. Tenemos que salir ahora, porque se avecina una tormenta de nieve. Queremos llegar antes de ello—. Ha hablado muy rápido. Todos están extasiados mirándola. Sin reaccionar. — ¡Oh, perdón! Mi nombre es Neithotep. Pero mis amig
Luego de resolver el lío con la mitad de Bennu, se dirigen a la casa del Alfa Supremo. Mientras avanzan, analizan diversos aspectos de la manada, especialmente la boda de su Celta con Netfis. — Teka, ¿Neitophep vendrá para la boda? —pregunta el Alfa. — Sí, viene en el mismo avión que los amigos de Netfis —responde la bruja Teka, sonriendo con alegría ante la mención de su única hija—. La recogerán primero en Roma y luego irán a París por los otros. — ¿Cuántos años hace que no viene tu hija? —continúa indagando el Alfa. — ¡Más de veinte años! —responde Aha, el padre de Neiti—. Desde que se molestó conmigo por no dejarla casarse con aquel cazador. — ¿Era su mitad? —pregunta Jackin, mirando al doctor y antiguo miembro de la manada, Aha. — ¡No! Solo era un capricho de ella. Estudiaron juntos y se enamoraron. Pero cuando él se enteró de que no le permitimos el matrimonio, se fue y la dejó. Al parecer, lo que quería era pertenecer a nuestra manada —cuenta Tek
La sed la despierta, así que baja con su libro a tomar agua. No ha llegado nadie todavía. Se acuesta en el sofá y continúa con su lectura. Está muy agotada. Parece que utilizar el conjuro que le enseñó su padre consume su energía. No sabe cuándo, pero se queda profundamente dormida. Vuelve a revivir el momento en que Jacking la rechazó; le duele tanto que comienza a llorar. Siente unos dedos conocidos pasar por su frente y unos fuertes brazos que la levantan. Tiene que ser un sueño. Hunde su cabeza en su pecho, y ahí está ese agradable y dulce olor que la tranquiliza y la llena de paz. Siente cómo la deposita en la cama, la cubre y se aleja. ¡Quiere llamarlo!, ¡gritarle que se quede! ¡Que no la deje! ¡Que la ame! Pero no puede abrir los ojos; pesan demasiado. Se ve a sí misma tratando de alcanzarlo, corre con todas sus fuerzas. La maleza ahora azota su rostro. Un enorme lobo con cuernos la persigue, sus ojos brillan en la noche. Grita con todas sus fuerzas: —Mat, ¿dó
La luna de la manada Luna Nueva, Amaral, hizo un gran trabajo con el vestido de novia de Netfis; siguió a la perfección el diseño que su hija había creado. El vestido le quedaba fabuloso. Netfis lo mira, ilusionada e incrédula. No quiere que nadie lo vea; será su sorpresa para el día de la boda. Desde lo sucedido en su futura casa por el celo, ha pasado horas entrenando con el beta Amet, ya que en su lobo reencarnó el dios Ammyt y en el humano, el dios Sobek. Por tal motivo, el beta Amet puede dominar a los muertos y el inframundo. Lo acompaña el Alfa Supremo Jacking, por si se descontrola, y su mitad Bennu, para aprender cómo dominarla. Todos le dicen que tiene que controlar sus emociones, pero ella siempre ha sido muy temperamental. Gracias a los dioses, la bruja Teka le ha hecho un trabajo que la ayuda a controlarse. Pero, ¿qué novia no se pone nerviosa con su boda? Todos le dicen que se calme, que todo está bien. Sin embargo, mañana se casa, y sus amigos to
Todos se despiertan por el ruido de las ruedas del avión al tocar la pista del aeropuerto al aterrizar. Miran desconcertados por la ventanilla, sin entender nada del paisaje que observan. Les parece que han pasado muchas horas, y a todos les duele la cabeza; el hambre los está matando. Neiti se pone de pie en la parte delantera y pide que la atiendan. Hacen silencio para poder escuchar. —Amigos, tenemos que hacer escala aquí porque el tiempo está muy malo. Seguiremos cuando la tormenta de nieve lo permita —al ver que todos están agotados, continúa—. Por ello, vamos a descender para tomar un descanso; han sido muchas horas de viaje. —¿Dónde estamos, Neiti? —pregunta Antonieta. —En Australia —responde, haciendo señas para que desciendan. —¡Australia! —exclaman todos a la vez. —Sí, en Australia —se gira ella, sorprendida al escucharlos, y agrega—. Ya casi estamos llegando a nuestro destino. —¿Pero no vamos a España? ¿Qué
En la habitación de los chicos, Marcus se mantenía en silencio, mirando cómo caía la nieve por la ventana. No podía comprender lo que le había sucedido. Toda su vida había amado a Angie, y ahora, de pronto, aparecía esta desconocida que, en un solo instante, lo cambiaba todo. Por mucho que buscaba ese amor loco que siempre sintió por Angelina, no encontraba un solo rastro de él. No sabía qué había sucedido, pero su corazón latía acelerado solo con pensar en esa hermosa desconocida. —Marcus —lo llama Paul—, estás muy silencioso desde que salimos de París. ¿Te pasa algo? —Yo sé lo que tiene —habla Alex—, y tiene nombre: ¡Neiti! —¡¿Qué locuras dices, Alex?! ¡Todos sabemos que solo tiene ojos para Angie! —lo interpela Paul. —¡Eso creía yo! —habla Marcus, visiblemente afectado—. ¡Hasta que vi a esa chica en el aeropuerto! ¡No sé explicarlo, no me la puedo sacar de la cabeza! Cuando le di mi mano, sentí un fuerte corrientazo. Creo que al fin entiendo a Angelina con eso
Se encuentran en el despacho revisando todo lo concerniente a la boda de Bennu. El tiempo ha empeorado; la nieve no deja de caer y los aeropuertos están cerrados. —Amet, tenemos que hacer algo para que los amigos de Netfis puedan llegar. No me perdonaría que ella estuviera triste en la boda —dice con seriedad. —Estaba pensando, Jacking —inicia Amet—. ¿Recuerdas la pista antigua del hotel? Ahora que está nevando fuerte, nadie nos vería si usamos nuestros poderes para ayudar a aterrizar el avión. ¿Qué crees? Horacio puede controlar y derretir la nieve de la pista, y tú puedes controlar el tiempo por un momento. Bennu y yo pararíamos el avión y Neiti haría que los humanos no se den cuenta de nada. —Es una excelente idea —estuvo de acuerdo el Alfa—. Avisa a los nuestros que el avión despegue. Los estaremos esperando. Amet se retira, dejándolo pensativo. Es un buen plan, pero deben ser muy coordinados. Si los amigos de Netfis no fueran humanos, podrían haberlos trasla
Un silencio se implanta por un momento, en el que el Alfa Supremo sigue intentando adivinar en qué lugar del vasto universo se encuentra su pequeña hermana. Cree que se ha cortado el contacto cuando la vuelve a escuchar. —Hermano, estoy en un avión rumbo a Nueva Zelanda. Con una chica, que se llama Neiti y otros amigos míos—responde para sorpresa del Alfa Supremo. — ¿Con Neiti? ¿Vienes con los amigos de Netfis? —pregunta con incredulidad. — Sí, ¿cómo lo sabes? —Le responde Merytnet. — Te estaré esperando en el hotel —dijo con una sonrisa de felicidad. — Y gracias por estar viva. — ¿Ru, mi hermano? ¿No es un sueño esta vez? —Escucha antes de cortar el link con ella. — ¡No linda, soy yo! ¡Soy yo mi hermanita, tu hermano mayor Horus! ¡Nunca más te separarán de mí! —Le asegura, lleno de felicidad. — ¿Lo prometes? —Insiste la voz de su hermana en la cabeza. — ¡Sí mi hermana, te lo prometo! ¡Te lo prometo Meryt! Descansa ahora bella, ya casi l