Luego de abrazarla, Macarena le limpió las lágrimas a su hermana, esta la miró con ojos esperanzados.
—¿Me prometes que no me dejaras sola? —volvió a preguntar aún con un atisbo de duda recorrerla.
—¿Alguna vez te he dejado sola? —le preguntó Macarena, sin dejarla de mirarla a los ojos.
—No, ni siquiera cuando me acosté con tu novio —respondió con tristeza—. Fui una perra.
—No te mortifiques por eso nena, gracias por quitarme la mala hierba de mi camino, ¿Viste la diferencia entre mi Valentino y él? Es como del cielo a la tierra —sonrió Macarena con picardía.
—Si, definitivamente tu Valentino es el hombre perfecto, pero no merecías nada menos a él, hermana, porque siempre has puesto a los demás por encim
Los días fueron pasando, Macarena aún no había tenido oportunidad de aclarar las cosas con Valentino, poder explicarle que mintió sobre su embarazo y las razones por las cuales lo hizo, mientras tanto el hombre no dejaba de consentirla, atenderla, aunque siempre lo hacía, esta vez estaba rayando en la exageración, soñaba con su otra niña y hasta nombre le había puesto, aunque lo más extraño fue que comenzó a sentir los síntomas del supuesto embarazo, mareos, náuseas, antojos y la chica temía su reacción cuando conociera la verdad, pues les atribuía a las inmensas ganas del hombre de volver a ser padre, como motivo psicológico para los continuos malestares. Estaban abrazados después de haber tenido una intensa sesión de sex0, ella estaba de medio lado, acariciando con la yema de los dedos sus pectorales, sin dejar de ver su reacción mientras el cuerpo del hombre se estremecía ante su suave contacto, “Macarena, aprovecha a contarle ahorita que está feliz, satisf
Valentino casi se desmaya de la emoción, su Rena estaba embarazada y ni siquiera lo sabía, le provocaba saltar, gritar, que todo el mundo supiera de la felicidad que lo embargaba, el médico observaba sonriendo la actitud del hombre.—Muchas gracias, doctor, ¿Puedo pasar donde está? Necesito compartir mi alegría con mi mujer.—Claro, incluso ya puede llevársela a casa, venga y lo acompaño para guiarlo hasta donde ella se encuentra —. Siguió al doctor ansioso por ver al amor de su vida, definitivamente esa mujer se había colado en lo profundo de su corazón.Entretanto a Macarena, luego de informarle sobre su embarazo, se llevó las manos a la cabeza con un gesto de preocupación, no esperaba tener otro bebé tan pronto.—¡Diablos! Parezco un conejo, si no me pongo las pilas el Va
Valentino observó la escena y de repente se sintió culpable, sabía que Meredith terminó diciéndole la verdad a su hermano, como respuesta a su reacción frente a Macarena, llamándola conspiradora, cuando ella solo pretendía evitarse un desprecio por parte de Gian Piero.Se levantó de dónde había estado sentado sin dejar de mirar a su hermano y lo enfrentó.—No entiendo ¿Por qué actúas de esa manera? ¿Ni siquiera le das el beneficio de la duda? Tienes con ella una relación de casi veinte meses ¿En verdad no has creado ningún afecto por ella? —preguntó con incredulidad, no obstante, su hermano lo vio con burla.—Si he creado un afecto especial por ella, me gusta follármela, porque a todas las comparo a ella y ninguna folla tan sabroso como Meredith, pues e
Perla sintió su cuerpo tensarse al escuchar no solo el tono de voz de profunda rabia en sus palabras, sino sus ojos centelleantes del enojo; el bebé había colocado su cabeza en su pecho y como Matías vio que ella no tenía intenciones de soltarlo, se lo arrebató y lo colocó en la cama. El pequeño se volvió a levantar en la cama, estirando sus bracitos hacia la joven, comenzó a llorar, ella levantó su brazo para tocar los deditos del pequeño y otra vez Matías la apartó. —¿Acaso eres sorda? No quiero que toques a mi hijo, no me agrada tenerte cerca de él, porque me causa una profunda molestia saber que pretendes ser cariñosa con otro, cuando el hijo que esperabas conmigo, no dudaste en acabar con su vida —expuso Matías con un tono de voz conmovido. Perla se estremeció, pensando que quizás por eso su hijo murió, porque le ocultó la verdad a Matías y él sufrió cuando ella le dijo que lo había abortado; tiempo desp
Valentino estaba sorprendido, no podía creer que Macarena hubiese sido capaz de tirarle el agua encima, despidió a los cantantes y comenzó a escalar la columna externa, ella había estado a la habitación sin prestar atención al balcón, por eso no se dio cuenta de la entrada de Valentino, quien al subir de forma sigilosa, la vio divirtiéndose a su costa, mientras sentada en la cama se reía a carcajadas.La primera en verlo fue Meredith quien abrió los ojos de par en par y dejó de reírse mientras le hacía señas a Macarena quien no dejaba de carcajearse, al punto de poner sus manos sobre su vientre, hasta que se dio cuenta de la expresión de su hermana, giró la vista y lo vio, su rostro palideció del susto y de la impresión de encontrarlo allí.—¿Estás asustada? Me alegro de que así sea,
Valentino sonreía satisfecho mientras veía a su mujer retorcerse del placer, la fue llenando de besos con ternura, cubriendo su cuerpo poco a poco de suaves caricias, recorría con su lengua cada rincón de su tersa piel, produciendo en la mujer un cúmulo de exquisitas sensaciones.Macarena por su parte se arqueaba deseosa de ser amada, Valentino descendió por su cuello, hasta posarse en sus hermosas montañas dónde besó, mordisqueó, lamió, succionó, estaba abocado a darle toda la atención, pues era la parte del cuerpo de la joven que más adoraba.Pasó su lengua por el duro botoncito, al cual se irguió orgulloso apuntando provocativamente hacia él, lo apretó con sus dientes, como un suave mordisco, eso la hizo retorcerse del placer, a punto de tomarlo por el cabello, en un gesto de impaciencia, a los segundos terminó girándose.
Macarena no podía creer lo que veía, en verdad era una gran sorpresa, y la más maravillosa de todas, no se imaginó ni remotamente que Valentino haría eso por ella.—Entonces mi Rena, ¿Aceptas casarte con este loco enamorado de ti? —pronunció con voz ronca.Ella se giró, sin dejar de apartar de su rostro, esa mirada rebosante de ternura y sobre todo de amor.—Por supuesto mi amor, aunque esto es solo una mera formalidad, porque aquí en mi corazón —expresó llevándose la mano al pecho—. Tú ya eras mi esposo, desde el mismo momento cuando estuvimos la primera vez juntos, allí comprendí que yo era tuya y tú mío.Puso las manos en su rostro y le dio un suave beso, entretanto él la haló acercándola más a su cuerpo y lo profundizó, se abrió paso en su cavidad bucal y recorri&
Macarena paseaba por la orilla de la arena en la isla “Cayo El Agua”, tomada de la mano de su esposo, habían viajado por una semana al Archipiélago de Los Roques, un lugar de ensueño, con una variedad de colores, arena blanca, aguas cristalinas de turquesa impoluto y límpido, con más de trescientas islas y cayos, trescientas siete especies de peces y noventa y dos tipos de aves. En ese momento, Valentino la haló a su lado, la tomó por las nalgas y la pegó a su cuerpo. —Gracias esposa por hacerme tan feliz, no me cansó de decírtelo, te amo, como la arena a las olas, como las plantas al sol, como la luna a las estrellas, como el cielo a las nubes, como el día al sol—expresó haciéndole sentir la fuerza de su erección. —Estás convertido en todo un poeta —respondió Macarena gimiendo producto de la excitación que sintió recorrer su cuerpo. Se habían ido allí provenientes de la isla Gran Roque en una lancha, una playa privada, dónde en ese momento solo