06.

6. Anoche te vi.

Había visto a Matt en la calle mientras hacía sus compras. No quiso cruzárselo y se escondió dentro de un local, quizás, había arruinado todo pero no tenía cabeza para arreglar las cosas con él. Prefirió esquivarlo, darse tiempo y ver lo que en verdad quería y sentía con respecto al amor.

Pide un café, busca su anotador y lee una frase que la hizo volver al principio de su vida, volvió al pasado.

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Ese día en el club notó a "Brandon", todas las noches veía al mismo sujeto sentado en la mesa 2 y observando su espectáculo sin decirle nada.

— A veces creo que no podré soporta todo esto, Sebastián. Necesito salir de acá y debes ayudarme — dice mirándolo.

Con el correr de los días la relación de jefe y empleada fue desapareciendo para dejar nacer una relación de amistad. Sebastián la veía cada vez más delgada, apagada y sin vida en la mirada. 

Acaricia una mejilla y sonríe para hacerle olvidar de todo — Ya encontraremos una solución— asegura.

Se levanta de su asiento, busca los maquillajes y comienza su hora de preparación — Necesito borrar esta doble vida, quiero algo mejor — dice limpiándose el rostro.

La ve como se maquilla frente al espejo, se acerca y apoya sus manos en sus hombros — La vida no es fácil, Sam — sonríe.

Su mirada se queda pérdida en la nada  y Sebastián se fue para dejarla sola.

Quería esconder toda esa vida de m****a que pasaba en ese club, el antifaz se había vuelto su mejor compañía en todo ese mundo y Sebastián su mejor apoyo en los momentos más difíciles.

No descansaba demasiado en ese trabajo, quizás, quería dinero pero cada vez se le hacía pesado brindar un show con esos hombres locos de ganas. Más de uno hizo sacar del local por sobrepasarse, el único que nunca fallaba era Brandon siempre sonriendo disfrutando de su baile. 

Al terminar el show se pide un trago y se sienta en la misma mesa que Brandon — Anoche te vi — dice sonriendo.

Se acomoda en su asiento y se acerca — Te espere y te sigo esperando, Sam — dice mirándola.

Sólo bebe de su trago una vez más —Te equivocas conmigo, Brandon. No soy como las demás — dice.

Sus ojos viajan por todo su cuerpo, aquella mujer lo enloquecía demasiado y quería tenerla para él solo. No quería que nadie más le pusiera una mano encima y la devoró con su mirada.

— Eres única, Samantha — responde.

Se ríe a carcajadas — ¡Qué estupidez! — exclama.

Brandon se pone serio y golpea la mesa haciendo que se quede en silencio — Tendré todo de ti, y siempre obtengo lo que quiero — advierte.

— El dinero no compra la felicidad — asegura.

Juega con su vaso — Pero sí compra y satisface el deseo. Y eres mi deseo, Sam — asegura.

Entre copas y copas, conversación y todo. Lo agarra de la mano y lo lleva a su camarín.

Cierra la puerta y lo mira fijamente — Brandon — dice mientras toca su tira del corpiño que llevaba del show.

Muerde su labio inferior — ¿Qué? — pregunta acercándose.

Cierra sus ojos cuando siente las manos en su cuerpo. Estaba disfrutando de cada caricia, un gemido saliendo de sus labios hace que enloquezca más y busca su boca. Se besan mientras se tocan, entre besos estaban llegando al punto ideal.

Las manos de él suben hasta el antifaz, ella de la excitación que sentía lo ayuda y se lo saca dejándose ver el rostro. Se queda paralizado y sonríe — Eres hermosa — dice mientras acariciaba su rostro lentamente.

Lo frena y besa sus labios — Por favor que esto quede entre nosotros — súplica entre besos.

La aprieta a su cuerpo — Será nuestro secreto — responde guiñándole un ojo.

Sonríen los dos, se abrazan y sin darse cuenta nuevamente se estaban besando desesperadamente. 

Baja sus manos hasta la cintura y recorre toda su espalda hasta caer en su corpiño para sacarlo sin dar muchas vueltas, desprende y la observa de desnuda frente él. La borrachera le estaba jugando una mala pasada, se ríe a más no poder mientras se dejaba desnuda por otro sin tener conciencia de lo que hacía y no freno para nada. La ayuda a desvestirse, querían los dos ya que las ganas pudieron. 

La beso violentamente dándola contra la pared, sin dejarse tocar la subió arriba de sus piernas y la penetró contra la pared. Ella muerde su hombro, gime varias veces y él también.

Busca sus labios y se quedan mirando mientras la penetra — Brandon — dice con la voz entrecortada.

Gime — Sam — dice mirándola.

Estaban teniendo sexo en el camarín, la borrachera les ganó por goleada y sin darse cuenta estaban llegando al orgasmo. La suelta cuando terminó como alguien desecha alguna cosa, se vistió y se cubrió con lo primero que encontró. 

Sam agachó su cabeza y se abrazo a ella misma. Brandon volvió a ponerse frente a sus ojos — Esto fue ...— lo interrumpe.

Se cubre su cuerpo bien y acomoda su cabello — Un error — responde.

La toma del rostro — Fue maravilloso y lo repetiría mil veces contigo — responde dejándole un beso en los labios.

Lo empuja — No podemos dejar que suceda nuevamente — sostiene.

Brandon la abraza por la cintura — Está química que hay, no se rompe fácil y deja de siempre negarte a todo, Sam — ordena.

Se queda quieta y lo mira a los ojos — Fue sexo como lo tengo con cualquiera — asegura.

La suelta y  le toma el rostro violentamente sin dejarla avanzar. La presión era tan fuerte que Sam se desespero al darse cuenta que le estaba haciendo daño — Sólo tendrás sexo conmigo, ¿oíste?— pregunta enojado.

Ese Brandon simpático había desaparecido para mostrarle a otro sujeto frente a sus ojos. Se queja del dolor y se remueve para que la suelte — Me haces mal — dice mirándolo.

Las lágrimas de Sam comienza a salir, la puerta abriéndose hace que ellos dos se separen. Sam cae al suelo de rodillas, no levanta la mirada para que no se le noten las lágrimas y menos el daño que le había provocado Brandon en su rostro.

— Sebastián, amigo — dice avanzando hacia él.

Escucha como ese Brandon simpático y amable volvió aparecer frente a su jefe. Estaba en el suelo como una estúpida y Sebastián no quitaba la mirada de esa situación.

Camina hacia Sam — ¿Qué sucedió aquí? — pregunta agachándose.

Corre su rostro a un lado para que no la vea así — Nada — responde cortante.

Brandon se apura — Debo irme, no vemos mañana princesa — dice y sale.

Sebastián extiende su mano y hace que Sam la vea — ¿Qué te pasó ? —pregunta.

Se sentía tan avergonzada de todo que simplemente sonríe y rápidamente limpia sus lágrimas — Nada, Seb — dice cariñosamente.

Aprieta sus puños y sigue mirándole el rostro todo rojo — ¿Te hizo daño ?— pregunta tocándole las marcas.

— No, eso fue del antifaz — le miente en la cara.

Se le notaba a Sebastián que no le creía nada, cuando estaban ya parados la abraza hasta quedar en su pecho y Sam sintió la necesidad de descargarse en su cuerpo. Lloró por un largo rato, la aparta de su lado — Necesito que te bañes y te llevaré a casa, ¿bien? —dice.

Asiste con la cabeza, ve como Sebastián se retira del camarín. 

Esa noche lo vio, enloqueció como nunca. Llora mientras se baña, se limpia todo su cuerpo y se maldice cada vez que le venía el recuerdo en su cabeza. 

Había ocultado el maltrato, la violencia sufrida y todo frente a su único amigo. Ocultó todo y fingió que nada ocurría. 

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