Nina
Después de la noche en el sillón, siento una quemazón en la parte trasera de mi cuerpo. Normalmente no hubiera dejado que un hombre me penetrara el ano, pero las cosas estaban demasiado tensas con Piero como para negarme. Ahora esa incómoda sensación me hace estar irascible, y no tengo demasiadas ganas de hablar con nadie. Aunque creo que no me va a quedar más remedio, pues me encamino a la oficina de Piero, de nuevo.
Después de la intensa noche que vivimos ayer, él, que es todo un caballero, me acompañó hasta mi hotel, el cual había reservado para ambos, y me dijo que no podía quedarse. Me dio un beso breve en la mejilla, y se giró sin mirar atrás.
Yo me acosté, y me quedé dormida casi en el mismo instante en que mi cabeza tocó la almahoda, pues me sentía satisfecha con el desarrollo que había tenido la noche. A
AbaSon las seis de la tarde del jueves, y estoy nerviosa, porque sé que Marcos está a punto de llegar. Me envió un mensaje al salir de trabajar, hace como media hora, y me dijo que pasaría por el supermercado antes de venir, así que no creo que tarde ya mucho.Me levanto del sillón con dificultad, y me sujeto mi gran vientre con las manos, el pequeño que llevo dentro ha crecido tanto en los últimos meses, que apenas puedo verme la puntera de los zapatos, y mucho menos ¡abrochármelos!Desde hace unos días me noto muy pesada, y comienza a costarme hacer cosas básicas que antes llevaba a cabo sin dificultad, pero la ginecóloga dice que es habitual en el último trimestre del embarazo. Desde que he decidido seguir las instrucciones de reposo que me dió la doctora, me encuentro mucho mejor, y la anemia
BeaSalgo de la ducha, envuelta en una enorme toalla, y escucho como el móvil suena en la habitación. Me acerco corriendo, pero al llegar veo a que acaban de colgar, que el número que me ha contactado es desconocido. Y decido no devolver la llamada hasta más tarde, hasta que veo un mensaje entrante en la pantalla de mi teléfono, de ese mismo número:- Beatrice, por favor, indíqueme cuando puedo localizarla, soy el abogado de su hermano, y hay un tema que me gustaría discutir con usted.Al ver el mensaje, me alarmo, y llamo instantáneamente al número que ha quedado grabado en mi terminal. El hombre, que tiene una voz profunda, y suena cansado, responde a los tres tonos:- Beatrice, me alegro de se haya puesto en contacto conmigo tan pronto.- Por supuesto, su mensaje sonaba importante, por favor, coménteme en qu
PieroMiro hacia mi teléfono con incredulidad, creo que es la primera vez que mi hermana me cuelga sin despedirse, y eso me hace sentirme mal; sé que no he hecho las cosas correctamente. Después de depositar el teléfono en la mesa, me levanto de la silla, y doy vueltas alrededor de mis despacho.Después de unos minutos pensando en como solucionar la cadena de decisiones poco acertadas que he tomado últimamente, me acerco a la puerta, la abro, y me giro hacia la asustada chica que sustituye a mi secretaria.- ¿Puedo hacer algo por usted, señor Cardoglia?La pobre apenas levanta los ojos de la marabunta de papeles que alfombra su escritorio, y me siento mal por el jefe tan pésimo que he sido en las últimas semanas.- Si, por favor, llama a Anna para que se reincorpore mañana, y después de eso, pasa a mi despacho con mi agenda.Cierro la puerta de
AbaEs media mañana, y hoy me he levantado un poco cansada, anoche Marcos volvió a venir a verme, y estuvimos viendo la tlevisión hasta bastante tarde, así que hoy, me encuentro cansada, pero aún así, he hecho un esfuerzo, y me he levantado, vestido adecuadamente, y ahora estoy intentando preparar una receta de pollo a la cazuela que ya he probado a cocinar en anteriores ocasiones, y no me queda mal del todo.Mientras yo estoy ensimismada añadiendo ingredientes a la olla, el timbre de la puerta suena, y me desconcentro. Me pregunto quien podrá ser, pues no espero a nadie, y tampoco he pedido ningún paquete. Imagino que será la vecina de enfrente, que es bastante mayor, y en alguna ocasión me ha pedido ayuda para conectar algún aparato, o para que le ayude a cambiar una bombilla.Me acerco a la puerta, y antes de que me dé tiempo a abrir, vuelven a tocar el ti
Piero- Tienes que estar de broma, Aba, ¿quieres decir que llevas dentro de ti a mi hijo y me he enterado por casualidad?- Piero, quise decírtelo, de verdad, pero no creo que entiendas por todo lo que he pasado en estos meses,simplemente no creía que quisieras tener nada que ver en la vida de este hijo que concebimos accidentalmente.- ¿Y no crees que eso es algo que tenía que decidir yo?- No voy a mentirte, ni a darte falsas excusas, sé que no he actuado bien, que tenías derecho a saber que ibas a ser padre, pero no he reunido fuerzas suficientes para hablar contigo, temía que me gritaras que era una caza fortunas que me había quedado encinta a propósito.Me quedo callado con el inmenso peso de sus palabras sobre mis hombros, intuyendo que tal vez esa hubiera sido mi respuesta si ella hubiera llamado, y me hubiera contado lo de su embarazo, pero me callo y dejo q
AbaCuando Piero habla de matrimonio, siento como se me atraganta en la garganta el último bocado que he ingerido.- Piero, no podemos casarnos simplemente porque vayamos a tener un hijo en común, puede que en tu mundo los matrimonios acordados se lleven a cabo, pero en el mio no. El día que camine hacia el altar, quiero que sea para casarme con un hombre que me ame plenamente, y por el que yo sienta lo mismo.Noto como su mandíbula se tensa al escuchar mis palabras, y como su puño cerrado hace una fuerza excesiva sobre la delicada copa de vidrio en la que nos han servido las bebidas.- Camarero, ¿nos trae la cuenta, por favor?- pide Piero sin mirarme siquiera.Tras una corta espera, él se hace cargo de la comida, y me veo de nuevo dentro del coche que nos ha traído hasta aquí, noto que Piero está a punto de estallar, y no entiendo el porqué.- ¿
NinaAcabamos de aterrizar en Milán, y al fin decido encender de nuevo mi móvil y volver a la vida real. El retiro ha estado genial, de hecho, he conseguido perder casi dos kilos, y vuelvo con la piel más tersa que una adolescente. Pero ahora es el momento de enfrentarse de nuevo a la realidad, y estoy deseando hacerlo, porque solo faltan dos semanas para mi increíble boda con Piero Cardoglia.Mi vestido de novia, una creación de cuento de hadas, está ya esperándome en mi habitación de mi casa familiar; mis damas de honor están aún más emocionadas que yo, y no dejan de hablar de todos los planes que haremos hasta el día de la boda;y nuestra idílica luna de miel en Nueva York, está ya confirmada.Al poner el pin en el teléfono, comienzan a parecer cientos de notificaciones, y veo como la pantalla se satura con múltiples pantallas emergente
PieroEscucho mi nombre y levanto automáticamente la cabeza a ver quien me está llamando. Veo a una enfermera con una libreta y un bolígrafo, situada justo en la puerta por la que se han llevado a Aba, y me dirijo hacia donde se encuentra:- ¿Piero Cardoglia?.- pregunta con voz mecánica.- Si, soy yo, ¿cómo está Aba?- Señor, yo no dispongo de información acerca de los pacientes, he venido a buscarlo porque uno de los doctores me lo ha pedido.Me conduce a lo largo de interminables pasillos llenos de azulejos, pasamos decenas de puertas, y finalmente, la enfermera se detiene frente a una de esas puertas, llama a la puerta con un par de toques, y abre la manilla.En el interior está Aba, tendida en una cama, con suero conectado, despeinada y con aspecto cansado. A su lado un doctor que dice ser el ginecólogo de urgencias.- Doctor, ¿