Aba
Hoy tengo mi primera revisión ginecológica, y estoy entre nerviosa y emocionada, aunque ya pude ver al bebé en el monitor, y la doctora me aseguró que todo estaba bien, y que mi embarazo estaba progresando adecuadamente, hoy me harán más pruebas, para asegurarse de que todo sigue bien.
Mientras espero, sentada en la consulta de la ginecóloga, observo al resto de personas que están sentadas allí, a mi lado. Muchas son mujeres en diferentes estados de gestación, y la mayoría de ellas, van a compañadas por sus novios y maridos. Cuando las miro, y veo como sus parejas le aprietan la mano con afecto, y como comparten sonrisas nerviosas, siento una punzada de dolor en mi corazón.
Durante los últimos días, he considerado la opción de comunicarle a Piero mi embarazo, de hecho, sé que mi
AbaSalimos del parking, y Marcos me lleva a una cafetería cercana, a pocos metros del hospital. A pesar de que está llena de gente, encontramos. Una mesa vacía en el fondo del local, y él insiste en que me siente, mientras pide nuestras bebidas.Poco rato después, vuelve con un par de tazas humeantes, se sienta a mi lado, y me pide que le explique porqué estaba dentro de mi coche, llorando.- Mira, no quiero que pienses que me gusta llamar la atención o algo así, porque es justo lo que menos me gusta en el mundo, a pesar de que las dossituaciones en las que has visto indiquen lo contrario.- No creo que te guste llamar la atención, simplemente has tenido un mal día, y estabas desahogándote en el coche, pero eso no implica que buscaras llamar la atención.
Cinco meses despuésNinaEstoy sentada en una elegante boutique de Milán, he venido para elegir mi vestido de novia, junto a mi futura suegra, la señora Cardoglia, y junto a mi madre. Nada más llegar nos han llevado a una zona privada, con asientos de terciopelo blanco, y mesitas doradas de estilo barroco. La encargada de la tienda viene cargada de revistas, y tras ella, un ejército de dependientas nos traen champán, maniquíes, y cientos de accesorios que comienzan a colocar en los informes maniquíes.La encargada choca su copa con la que me acaba de entregar una de las dependientas, y me da la enhorabuena por mi futuro enlace. Yo pongo mi mejor sonrisa, y le doy las gracias.- ¿Tiene alguna idea de la clase de vestido que quiere llevar, signorina Minaccia?- Si, me gustaría lucir un vestido de estilo princesa, con escote palabra de honor
PieroHa pasado una semana desde el día del incendio, y creo que es la peor semana que he pasado en toda mi vida, he trabajado hasta la madrugada todos los días, he respondido a tantas llamadas que siento como la cabeza late descontrolada.En los últimos días, mi joven secretaria, que sustituye a la anterior que actualmente se encuentra de baja médica, apenas se ha atrevido a levantar la mirada del suelo, y eso hace que me sienta un jefe inepto, al que sus empleados temen, y del que seguramente hablen mal a sus espaldas. Pero actualmente, de lo único que puedo preocuparme es de la debacle que ha supuesto la pérdida del mejor hotel que poseíamos en nuestra familia.El incendio ha ocupado las portadas de todos los periódicos nacionales, y se ha comentado en los principales programas de noticias durante varios días. Han tardado tres días en extinguirlo completamente, y ha sup
NinaDespués de la noche en el sillón, siento una quemazón en la parte trasera de mi cuerpo. Normalmente no hubiera dejado que un hombre me penetrara el ano, pero las cosas estaban demasiado tensas con Piero como para negarme. Ahora esa incómoda sensación me hace estar irascible, y no tengo demasiadas ganas de hablar con nadie. Aunque creo que no me va a quedar más remedio, pues me encamino a la oficina de Piero, de nuevo.Después de la intensa noche que vivimos ayer, él, que es todo un caballero, me acompañó hasta mi hotel, el cual había reservado para ambos, y me dijo que no podía quedarse. Me dio un beso breve en la mejilla, y se giró sin mirar atrás.Yo me acosté, y me quedé dormida casi en el mismo instante en que mi cabeza tocó la almahoda, pues me sentía satisfecha con el desarrollo que había tenido la noche. A
AbaSon las seis de la tarde del jueves, y estoy nerviosa, porque sé que Marcos está a punto de llegar. Me envió un mensaje al salir de trabajar, hace como media hora, y me dijo que pasaría por el supermercado antes de venir, así que no creo que tarde ya mucho.Me levanto del sillón con dificultad, y me sujeto mi gran vientre con las manos, el pequeño que llevo dentro ha crecido tanto en los últimos meses, que apenas puedo verme la puntera de los zapatos, y mucho menos ¡abrochármelos!Desde hace unos días me noto muy pesada, y comienza a costarme hacer cosas básicas que antes llevaba a cabo sin dificultad, pero la ginecóloga dice que es habitual en el último trimestre del embarazo. Desde que he decidido seguir las instrucciones de reposo que me dió la doctora, me encuentro mucho mejor, y la anemia
BeaSalgo de la ducha, envuelta en una enorme toalla, y escucho como el móvil suena en la habitación. Me acerco corriendo, pero al llegar veo a que acaban de colgar, que el número que me ha contactado es desconocido. Y decido no devolver la llamada hasta más tarde, hasta que veo un mensaje entrante en la pantalla de mi teléfono, de ese mismo número:- Beatrice, por favor, indíqueme cuando puedo localizarla, soy el abogado de su hermano, y hay un tema que me gustaría discutir con usted.Al ver el mensaje, me alarmo, y llamo instantáneamente al número que ha quedado grabado en mi terminal. El hombre, que tiene una voz profunda, y suena cansado, responde a los tres tonos:- Beatrice, me alegro de se haya puesto en contacto conmigo tan pronto.- Por supuesto, su mensaje sonaba importante, por favor, coménteme en qu
PieroMiro hacia mi teléfono con incredulidad, creo que es la primera vez que mi hermana me cuelga sin despedirse, y eso me hace sentirme mal; sé que no he hecho las cosas correctamente. Después de depositar el teléfono en la mesa, me levanto de la silla, y doy vueltas alrededor de mis despacho.Después de unos minutos pensando en como solucionar la cadena de decisiones poco acertadas que he tomado últimamente, me acerco a la puerta, la abro, y me giro hacia la asustada chica que sustituye a mi secretaria.- ¿Puedo hacer algo por usted, señor Cardoglia?La pobre apenas levanta los ojos de la marabunta de papeles que alfombra su escritorio, y me siento mal por el jefe tan pésimo que he sido en las últimas semanas.- Si, por favor, llama a Anna para que se reincorpore mañana, y después de eso, pasa a mi despacho con mi agenda.Cierro la puerta de
AbaEs media mañana, y hoy me he levantado un poco cansada, anoche Marcos volvió a venir a verme, y estuvimos viendo la tlevisión hasta bastante tarde, así que hoy, me encuentro cansada, pero aún así, he hecho un esfuerzo, y me he levantado, vestido adecuadamente, y ahora estoy intentando preparar una receta de pollo a la cazuela que ya he probado a cocinar en anteriores ocasiones, y no me queda mal del todo.Mientras yo estoy ensimismada añadiendo ingredientes a la olla, el timbre de la puerta suena, y me desconcentro. Me pregunto quien podrá ser, pues no espero a nadie, y tampoco he pedido ningún paquete. Imagino que será la vecina de enfrente, que es bastante mayor, y en alguna ocasión me ha pedido ayuda para conectar algún aparato, o para que le ayude a cambiar una bombilla.Me acerco a la puerta, y antes de que me dé tiempo a abrir, vuelven a tocar el ti