Ese día había concluido al fin. Ya Lara descansaba en casa, acostada boca arriba en su cama sopesando todos los acontecimientos de esa noche. Ahora que lo piensa llegó el momento en el que no vio más a Anastasia ¿Dónde se habrá metido esa niña? Se preguntó de repente, ella tenía que saber lo bobas y mal pensadas que habían sido con respecto a esos dos hombres. Ahora que lo piensa bien, la que siempre metió esas ideas en su cabeza era su amiga, ella estaba convencida de que había visto algo que no era y había terminado por convencerla también. En fin, solo fue una alucinación colectiva.Viggo por su parte se encontraba en su departamento, había vuelto a casa con la idea fija de volver a ver a su pequeño ángel al día siguiente. Estaba un poco divertido aun pensando en lo que esa niña traviesa se había metido a sí misma en la cabeza. Él jamás había estado desnudo en precensia de Fabricio, y ella y su cochina hermana ya los habían imaginado teniendo relaciones sexuales.Una idea de repent
En el hospital Adriano caminaba de un lado al otro. No podía entender cómo es que su esposa se había mantenido tan calmada en esa situación y sufriendo de ese dolor que él había escuchado que era insoportable.Ya con su anterior hijo ella había actuado de la misma manera, parecía que nada le pasaba, pero en realidad estaba sufriendo bastante. Quería entrar con ella y a la sala de partos y esperaba que le dieran el pase, mientras tanto los nervios los consumían.Por el pasillo del hospital caminaba un hombre apuesto y destacable. Su semblante de hielo congelaba a todos a su alrededor, a pesar de que despertaba las miradas de todas las féminas que trabajaban o no en el lugar. Pero él no las notaba, para él no significaban nada, solo una mujer ocupaba su mente y eso era desde la noche anterior._ Adriano _ fue el simple saludo que le dio al futuro y nervioso padre._ Viggo, gracias por venir ¿Quién te dijo? _ preguntó entrecerrando los ojos con perspicacia. Él no le había dicho nada, cóm
Honorato Holt era un hombre adusto. Frío, de semblante rígido. Tenía la férrea idea de que las manzanas y las peras no se mezclan. Su clasismo no había disminuido ni siquiera un poco. Su machismo tampoco. La única razón por la que dio un paso hacia atrás en el pasado fue para que el golpe final fuera muy fuerte.Para él solo los negocios importaban. Que el nombre, el prestigio y la cuenta bancaria crecieran era su misión en la vida y para lograrlo siempre debían relacionarse con personas de su mismo nivel.Ver la noche anterior a su nieto jugar con la joven Kovacs le molestó en gran medida. Si bien en cuanto a riquezas ellos eran iguales, las ideas de esa familia no iban de acuerdo a las propias y no quería seguir manchando su linaje emparentando con ellos.Baltasar Kovacs había corrompido a su único hijo varón. Por su culpa había sucumbido ante los encantos de una mujer, que si bien era una buena esposa, madre y trabajadora, solo había traído a su familia deshonra al no ser más que u
Aarón Miller acababa de abrir los ojos. La noche anterior había bebido un poco de más y un fuerte dolo de cabeza lo había invadido. Desde su divorcio su residencia permanente era la casa familiar, a pesar de poseer un departamento lujoso, él vivía ahí.Amalia era quien ocupaba ese departamento ya que ella no tenía en este momento un lugar propio. Su carrera de modelo recién estaba volviendo a surgir, por lo que el dinero no le sobraba.Como cada día bajó a desayunar tranquilo. Era fin de semana por lo que no iba a la empresa ese día. Solo controlaba el correo, por si había algún asunto urgente, pero nada del otro mundo.Mientras bebía su café, su padre se acerca a él sumamente feliz. Parecía un niño en el día de su cumpleaños._ Aarón… ¡hemos cerrado el negocio de nuestras vidas! _ dijo el hombre prácticamente saltando de felicidad._ Que bueno padre…de qué se trata el tan mentado negocio…_ no pudo seguir hablando porque un grito estruendoso lo sacó de foco._ Siii, ¡me caso con el ho
Honorato Holt, con gesto adusto y visiblemente molesto esperaba a sus invitados en la entrada de su gran Villa. Había llamado incontables veces a Viggo, pero la respuesta fue nula, nunca le contestó la llamada.Envió mensajes a su hijo, presionaría por todos los rincones para lograr su objetivo. Sea como sea Viggo se casaría con Ana Miller, como que se llama Honorato Holt.Lo que el anciano Holt no sabía, o no había querido entender, es que Viggo no obedece a nadie más que a sí mismo. Él no haría nunca algo que no quiere, mucho menos si es obligado. Lo que su abuelo había hecho era un terrible error.Cuando el hombre apuesto salió de esa villa lo hizo más que furioso, divertido. No podía entender cómo se le había ocurrido a su abuelo semejante disparate ¿De dónde sacó que él se casaría con una mujer por interés? ¿Acaso él estaba pintado en la pared? Solo pudo concluir que su abuelo estaba senil.Si quería casar a esa niña con alguien que lo haga con él. De todos modos ya es viudo y a
Padre e hijo se miraron con entendimiento._ Fabricio está en camino _ Viggo quería hablar de todo lo que necesitaba en presencia también de su mano derecha. No sabían muy bien a qué se iban a enfrentar y no quería dejar ningún cabo suelto, eso no era propio de un Holt._ MM _ esbozó Owen _ parece que al fin logró conquistarla _ agregó con el ceño fruncido _ ninguna de mis amenazas le importó, ese muchacho no ama su vida _ finalizó bebiendo un sorbo de su whisky._ Al parecer el amor es más fuerte _ comentó entre risas Viggo que se permitió relajarse un poco a pesar de lo que estaba ocurriendo.Ambos hombres habían hecho su trabajo de advertencia, si Fabricio se salía del renglón, su vida, literalmente estaba terminada. Owen ya había hecho hacer una lápida en manera de amenaza, que el joven sabía que sería la suya si no hacía las cosas bien.La verdad es que nunca, en sus más ilusos sueños, pensó que podría tenerla en sus brazos, esa es la razón por la que las amenazas no le afectaban
Lara aceptó tranquila, al mal paso darle prisa y ella necesitaba hablar con ese hombre que había puesto su mundo de cabeza en tan solo dos días.Dejando un beso en la frente de la princesa de la familia la colocó en su cuna y luego saludó al resto de los presentes, para luego salir del lugar seguida por Viggo.Anastasia se había quedado un poco desconcertada. No había podido hablar con su amiga para saber qué era lo que estaba pasando, y contarle su historia. Era todo un acontecimiento el que ella hubiera por fin entregado su tesorito, más siendo el hombre que siempre había amado.Lara caminaba junto con Viggo siendo observados por todos los que se encontraban en ese hospital. Tanto hombres como mujeres veían a esa hermosa pareja caminar como si estuvieran sobre nubes, sus pies eran ligeros, ágiles y elegantes en cada movimiento.Viggo la llevaba de la cintura, con un gesto amoroso de protección. La guio hasta el auto, le abrió la puerta del copiloto y la ayudo a subir al mismo.Era u
Tras el relato pormenorizado de Lara, Viggo estaba trazando en su mente un nuevo plan que incluía humillar públicamente a Aarón Miller. Él había humillado y utilizado a su pequeño ángel, y él la ayudaría a tener su revancha. La cual se encargaría que sería muy placentera para ella, y para él también.Los Miller estaban ahora en su radar, y no los dejaría ir tan fácilmente. Sabía que ellos no iniciaron la locura del compromiso, pero tampoco se negaron por lo que eran igual de culpables de esa locura. El hecho de que se subieran a un avión de manera inmediata y hasta tuvieran el tupé de reclamar su presencia lo hacía enfurecer más. Al parecer no estaba equivocado y eran unos seres nefastos todos en general.Claro que no le agradó saber que se había casado con otro hombre, aunque el alivio llegó al decirle lo del divorcio, pero de todos modos estaba muy molesto. No con ella, después de todo él siempre la había corrido de su lado, y para peor ella lo creía gay; estaba molesto con él mismo