Roger gruñe nuevamente, chasqueando los dientes, y luego aprieta sus labios contra los míos en un beso feroz, decidido a darme una lección. …Ella Después de una o dos horas a solas con Sinclair y Rafe, nos despedimos para que él pueda prepararse a sí mismo y a sus tropas y yo pueda volver a la
EllaCora y yo permanecemos en silencio en el garaje del búnker, observando cómo nuestras parejas preparan los coches para el asalto. Rafe está en mis brazos, refunfuñando descontento, y Henry ha arrellanado su silla al otro lado de Cora, igualmente observando tenso. "Estará terminado esta noche",
EllaMientras los sorprendidos hombres se apresuran a salir de la sala de conferencias, Henry se gira hacia Cora y hacia mí, mirándonos con expresión sombría mientras nosotras lo miramos aterrorizadas."Cometí un grave error de cálculo", nos informa con una firme y arrepentida inclinación de cabeza.
SinclairAvanzamos rápidamente por las alcantarillas y llegamos a nuestro punto de partida en menos tiempo del que había calculado. Echo un vistazo a mi teléfono, sin prever que hubiéramos podido recibir ningún mensaje de nuestra base de operaciones, pero decepcionado de todos modos. Mientras nuest
EllaCora y yo bajamos las escaleras, jadeando cuando finalmente llegamos abajo. Empieza a bajar por el oscuro pasillo con el teléfono de Henry delante, con la linterna brillando en la oscuridad, pero yo grito un poco y le agarro la mano.Se gira hacia mí, frenética, desesperada por escapar, pero le
Cora mira hacia atrás también cuando ve la dirección de mi mirada y jadea también. "¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!" Y entonces, presa del pánico, pisa el acelerador en un intento de escapar. Pero las ruedas solo giran bajo el coche, sin encontrar tracción.Y, mientras miro, los dos hombres y el sacerdo
Ella"¡Ella!", grita Cora cuando uno de los hombres se acerca a su lado del coche y empieza a golpear la ventanilla con una palanca. El cristal se rompe y empieza a caer dentro del coche. Pero no tengo tiempo de reaccionar: ya me estoy desabrochando el cinturón y lanzándome al asiento trasero hacia
"¡Ella!" Cora jadea desde el coche y yo me pongo en movimiento al instante, corriendo hacia ella. Abro de un tirón la puerta del conductor y casi estoy sollozando cuando la veo... sangre, tanta sangre, y mi hermana cubierta de ella... "¡Cora!", grito, tratando de alcanzarla, pero se aleja de mí y,