Cora Cuando despierto son casi las ocho de la noche y gruño al darme cuenta que mi horario de sueño está totalmente arruinado. Me recuerda de repente a mis años como médico residente cuando este tipo de situación era normal: dormir todo el día, hacer turnos de noche y vivir el momento en vez de tener una vida estable y programada. Y honestamente, ¿ahora mismo? Eso suena realmente maravilloso, comparado con una noche entera de horas vacías en las que no tengo nada que hacer, solo... pensar.
Aparentemente fue un día ajetreado con algunos casos complicados. Observo a Hank mientras me cuenta su historia, mis ojos recorriendo su guapo y serio rostro, su grueso cabello chocolate, sus manos fuertes y hábiles... Y siento que algo se retuerce en mi estómago mientras lo observo, algo que me hace... bueno, me hace querer saltar sobre el sofá y besarlo... "¿Cora?", me pregunta, haciéndome parpadear y enfocarme en él. "¿Me oíste?". "¿Eh?", pregunto, sacudiéndome y obligándome a escuc
Cora Hank y yo estamos enredados en las sábanas de mi cama, hablando suavemente sobre nada, cuando de repente oigo unos golpes en mi puerta, un sonido peligroso, feroz, intenso. "¿Qué rayos es eso?", Hank jadea, incorporándose y girando su cabeza para mirar a la entrada de mi apartamento. "No… no lo sé…", tartamudeo, el miedo apoderándose de mí. Los golpes paran por un momento y los dos nos quedamos quietos, sin saber qué hacer. Entonces una voz de repente rompe el silencio. "¡Cora!
"¡Cora!", Roger grita, golpeando mi puerta e interrumpiendo una de las lecturas de Hank. "¿¡En serio!? ¿Por qué demoras tanto? ¡Vámonos!". "¡Ya VOY!", grito a la puerta, harta de su impaciencia. "Maldita mierda de Alfa...", murmuro mientras me pongo las zapatillas, sin molestarme en atarme los cordones. Luego, me pongo de pie, recogiéndome el pelo detrás de las orejas mientras Hank camina hacia mí y me da el teléfono, levantando una mano hacia mi cara. "Es un resumen bastante bueno de los
Ella "¡Ella!". Oigo la voz de mi hermana en el mismo momento que oigo la puerta principal de la casa abrirse. Me pongo rápidamente de pie de mi silla en la oficina de Sinclair, con Rafe tranquilo y despierto en mis brazos, y voy hacia la puerta abierta. "¡Cora!", la llamo. La veo alejarse de la sala de estar, donde me estaba buscando, y correr hacia mí por el pasillo. Roger cierra la puerta principal de la casa mientras entra. Cora me agarra los hombros en cuanto se acerca. "¿Estás... estás bien?", jadea, me mira y luego baja la vista hacia el bebé. Puedo ver un poco de alivio en su rostro cuando nos ve sanos y salvos ante ella. "Estamos bien", le digo, sonriéndole. "Por ahora, estamos bien. Gracias por venir tan tarde en la noche". Mi hermana se me queda viendo, frunciendo un poco el ceño. "¿Qué?", le pregunto. "Es que...", dice confundida, mirando a Roger. "No esperaba que estuvieras tan tranquila". "Bueno, pasó hace como once horas", digo, levantando las
Ella "De verdad debo insistir", Leon dice incómodamente, mirando a la habitación de invitados repleta, "en que... reduzcamos la multitud. Solo un poco". "Bueno, yo no me voy", digo, acercándome y haciendo rebotar a Rafe en mis brazos mientras miro a mi hermana acostada en la cama. Cora está incómoda mientras mira a su alrededor al grupo de investigadores, a Roger, a mí, a Rafe y a Sinclair, todos de pie alrededor de ella. Leon se sienta cuidadosamente en una silla a su lado. "¿Quizá...
Sin embargo, veo que los ojos de Cora comienzan a destellar, un poco detrás de los párpados, cuando el éter comienza a actuar y rápidamente entra en un estado como si estuviera dormida y despierta. La observo, curiosa, preguntándome si yo me veía igual bajo los cuidados de Leon. Roger, que también mira a Cora, viene y se sienta a mi lado en la cama para estar más cerca de la acción. Le doy un pequeño y cálido codazo en el hombro, tanto en señal de bienvenida como de disculpa por haberlo molestad
Ella Jadeo y extiendo la mano rápidamente para agarrar la de Roger. Siento que él está tan tenso como yo mientras que ambos estamos sentados al pie de la cama, mirando fijamente a Cora. Leon me mira y sacude la cabeza levemente y frunce el ceño. Es un gesto pequeño, pero el significado es claro, no debo perturbar para nada el estado de Cora. Por precaución, me llevo una mano a la boca y me la tapo, sabiendo que en los próximos momentos puede que oiga detalles que me hagan reaccionar sin qu