"No", tararea complacido, atrayéndome de nuevo contra él con ansia, como si yo fuera algo de lo que no pudiera soportar separarse más que un momento. "Hueles a frituras de maíz". "¿Qué?". Chillo, horrorizada y riendo al mismo tiempo. "¿Huelo a frituras de maíz?". "¿Por qué te sorprendes?", se ríe entre dientes, echando un vistazo a las dos bolsas vacías en la mesilla de noche. "Llevas todo el día con ellas...". "Dios mío", gimo, cubriéndome la cara de vergüenza y dejándome caer sobre sus b
Ella "Tardaste bastante", le digo cuando por fin aparece. Estoy sentada en la copia de nuestra cama en el bosque iluminado por las estrellas. Me parece que han pasado horas, pero no hay forma de saberlo. Aquí el tiempo funciona de otra manera. Probablemente solo han sido minutos, y el hecho de que lo deseara tanto hizo que me pareciera más tiempo. "En serio", murmura Sinclair, sus ojos me recorren mientras estoy sentada ante él, con un picardías azul oscuro que refleja el blanco que llevaba
Me lleva hasta el orgasmo, con su lengua apretada contra mí. Entonces, cuando mi pecho se agita y mis ojos se cierran, se levanta y se cierne sobre mí. "Ella", murmura, girando mi cara hacia la suya con una suave presión de su dedo contra mi mandíbula. "Mírame, Ella". Obedezco, abro los ojos y miro fijamente la brillante mirada verde de mi pareja. "Siénteme", me ordena, y vuelvo a obedecer, agachándome entre los dos para agarrar su gruesa y aterciopelada polla, moviendo la mano lentamen
Ella A la mañana siguiente me levanto y me visto temprano, mirando ansiosamente hacia la puerta cada pocos minutos porque sé que Cora viene a verme. Es una visita social, además de médica. Me paso la mano por la barriga, ansiosa por oír lo que tiene que decirme sobre el crecimiento y los progresos de Rafe. Oigo que alguien toca la puerta de mi habitación y doy un grito sofocado, girando hacia ella. Pero frunzo el ceño cuando veo que es Sinclair parado ahí, sonriéndome, y no mi hermana. Se echa a reír al ver mi decepción. "¿En serio?", pregunta, fingiendo estar dolido mientras cojo el control remoto de la televisión y empiezo a cambiar los canales. "Hace días estabas desesperada por verme, ¿tan rápido he caído en desgracia?". "No", suspiro y lo miro disculpándome. Me dedica una cálida sonrisa y me mira para asegurarse de que estoy bien. "Es que estoy deseando verla. Y me estaba contando cosas muy raras sobre ella y Roger... en realidad, ¿él ha dicho algo...?". Sinclair me leva
"EllaEso no es justo, Cora", la regaño mientras entrecierro los ojos, sentada contra las almohadas mientras me cruzo de brazos."Pero, ¿no te gustaría?", me acusa ella mientras me mira fijamente como si quisiera escucharme negarlo. "Sería muy bonito, ¿verdad? ¿Dos hermanas emparejadas con dos hermanos? Nuestros hijos serían tan unidos... ¡que ni siquiera tendrían otros primos!". "¡Suena increíble!", exclamo."¡Ella!”, me grita levantando las manos. "¡No podré tener hijos!".Me quedo inmó
"Aparentemente, salió con una mujer lobo en la Escuela de Medicina de Harvard", explica Cora, calmándose y respirando hondo. Me inclino hacia delante para escuchar mejor, contenta de que ya no me grite ni se ría de mí. "Ella le contó el secreto y a él le fascinó. También vio la oportunidad de introducirse en un campo médico relativamente pequeño y ser el mejor en su trabajo"."Es cierto", agrega Sinclair mientras asiente. "Aunque, por supuesto, los cambiaformas tenemos nuestro propio personal m
Diez días pasan con una lentitud insoportable y creo que ahora estoy a punto de perder la cabeza. La mañana del undécimo día me siento en la cama y miro la televisión con indiferencia, pasando los canales sin realmente ponerle atención. Igual, ya lo he visto todo. No es que no haya intentado mantenerme ocupada en la cama. De hecho, lo he intentado todo. Envié un correo electrónico tras otro a todas las organizaciones en las que puedo pensar, preguntando si hay alguna manera de que pueda ayud
Me acuesto contra las almohadas, pensando en toda la gente que conozco. Entonces, de repente, mi mente se detiene en el padre de Sinclair: Henry. Jadeo. Me siento inspirada y agarro el teléfono. Tan rápido como puedo, busco su número en mi lista de contactos y lo llamo, cruzando los dedos y rezando para que conteste. "¿Alo?". "¡Henry!", grito. "Henry, tengo una gran idea. ¿Puedes ayudarme?". …Unas horas más tarde, la casa está llena de gente. "Sí, esto es perfecto". Respiro hondo y