Me acuesto contra las almohadas, pensando en toda la gente que conozco. Entonces, de repente, mi mente se detiene en el padre de Sinclair: Henry. Jadeo. Me siento inspirada y agarro el teléfono. Tan rápido como puedo, busco su número en mi lista de contactos y lo llamo, cruzando los dedos y rezando para que conteste. "¿Alo?". "¡Henry!", grito. "Henry, tengo una gran idea. ¿Puedes ayudarme?". …Unas horas más tarde, la casa está llena de gente. "Sí, esto es perfecto". Respiro hondo y
SinclairUn choque suena desde arriba. El segundo de hoy. Gruño y apoyo la cabeza en la mano, sinceramente no quiero saber lo que pasó."¿Dominic?", me llama mi pareja, solicitando ayuda. Cierro los ojos, ignorándola por solo... solo un minuto. "¡Dominic!"."En serio", murmura Roger, mirando hacia la puerta. "¿En qué estabas pensando al dejar que pusiera en marcha este loco plan?".Me reincorporo y fulmino a mi hermano con la mirada. "Vuelve a preguntármelo cuando ya tengas pareja", murmuro
"¡En serio!", retoma ella. "Si fuera mala en esto, ¿podría hacer esto?".Empieza a girar la silla en un círculo rápido que levanta una de las ruedas del suelo. Se me revuelve el estómago y doy un salto hacia delante, desesperado por evitar que se vuelque, pero ella se ríe de mí mientras la silla se endereza y sale disparada fuera de mi alcance."No hagas eso”, jadeo mientras la miro fijamente."¿Qué?", me responde. "Estoy bien… Esta silla no se puede volcar, está integrada en el diseño"."Si
"Gran Alfa bravucón", se queja ella, dándome golpecitos en el pecho con su dedo y contoneándose desconsoladamente entre las mantas. "No me dejas divertirme".No puedo evitarlo. Miro a mi preciosa pareja, que me hace pucheros con esos labios carnosos, sus pechos turgentes, su pelo dorado y rosa desparramado a su alrededor... Se me pone dura al instante."Puedes divertirte", le digo frunciendo el ceño, bajando hasta acercar mi cara a la suya, arrastrando la nariz por la piel de su mejilla y olie
EllaUn mes y medio después, mi barriga está gigantesca.Gigante. "Loba embarazada de cinco meses", murmuro mientras revuelvo mi yogur con una cucharita de plata, "son como unos trece meses de embarazo humano". Me apoyo en las almohadas y me llevo la cuchara a la boca, pero dudo un poco antes de darle un mordisco."¿Qué?”, pregunta Sinclair, mirándome desde su lado de la cama, donde está leyendo unos informes en su tableta. "¿Está agrio?”."No", murmuro, dejando de nuevo la cuchara en la t
Así que, admito que estoy un poco indecisa. Aunque me encanta estar embarazada y estoy muy contenta y agradecida por ello, en muchos aspectos me siento como al final de unas vacaciones maravillosas en las que uno empieza a pensar en lo bonito que será volver a casa. Suspiro y me inclino para elegir un par de zapatillas, pero me detengo de repente al darme cuenta de que no puedo agacharme lo suficiente por encima de mi barriga para agarrarlas. Así que, me enderezo, miro los zapatos y los saco del
"Nada", dice ella, sacudiendo la cabeza rápidamente y dándose cuenta de su error. "Lo siento mucho, Ella, no quise asustarte, es que...", se gira de nuevo hacia el monitor mientras sacude la cabeza ante lo que ve."¡Cora!", le grito, incorporándome rápidamente y agarrándola por el hombro. "¡Dime! Ahora mismo".Sinclair está a mi lado al instante, con una cálida mano en mi espalda mientras mira el monitor. Hank también gira la cabeza hacia la pantalla, curioso."El bebé es enorme", dice Cora asombrada. "Si las medidas son correctas...", sacude la cabeza y mira a Hank, "Quiero decir, ¿estás viendo lo mismo que yo?".Hank se inclina hacia delante, pensativo, y entonces sus ojos también se abren de par en par. Se levanta y se echa hacia atrás, cruzándose de brazos. "Tiene razón. Es un bebé muy grande".Empiezo a respirar entrecortadamente mientras miro frenéticamente entre la pantalla, mis doctores y mi pareja antes de observar finalmente mi estómago. Dios mío. ¿De verdad es enorme? ¿
EllaEn cuanto Hank dio su consentimiento, Sinclair se puso en marcha: me cargó en sus brazos y se dirigió a la puerta de la clínica. Atrajimos bastantes miradas a la salida: un hombre gigantesco sacando en sus brazos a una pequeña embarazada de la oficina del doctor, y ella riendo con alegría todo el camino. Pero no me importó. Los ignoré a todos y me apreté contra Sinclair, deseando su calor, su consuelo y su amor.No nos dirigimos la palabra durante el trayecto de vuelta a casa. En lugar de eso, miro por el parabrisas del coche mientras me agarro de la mano con Sinclair, respirando entrecortadamente. Mi mente va y viene entre los pensamientos sobre mi hijo y mi embarazo, y los pensamientos sobre mi pareja...Mi pareja, su cuerpo musculoso y duro, que he deseado durante semanas pero que ni siquiera me he atrevido a tocar fuera de los sueños, por miedo a perder el control. De su boca, caliente en la mía, de su pene grueso y dura, presionándome, deslizándose dentro de mí y..."Tien