Ella"Estoy lista", respondo, enderezando los hombros y sentándome, lejos de mi madre, que también es la Diosa. "¿Qué tengo que hacer?". "Debes irte", me insta, con sus ojos claros e imperturbables a pesar de la agitación en los míos. "Al desierto, más allá de este templo. Allí, puedo comunicarme más claramente, más plenamente. Te guiaré el camino". "¿En serio?", grito, arrugando la nariz con desagrado y mirando por encima del hombro hacia donde seguramente está el desierto. "¿Salir al desi
Todos se ponen de pie, listos para la acción, dispuestos a seguirme hacia el desierto para encontrarnos allí con lo que la Diosa nos depare. … Al final, no vamos todos al desierto. Solo Cora, Reina y yo nos preparamos para adentrarnos en las arenas. Roger es el que más se queja de que lo dejen atrás, por supuesto. "No puedo dejar que vayas sola", me gruñe, aunque sus ojos están fijos en Cora todo el tiempo. "Le prometí a Dominic que te mantendría a salvo...". "No importa lo que prometis
Ella En la oscuridad de la habitación trasera, Reina nos manda a desnudarnos y luego nos da dos túnicas ásperas que nos ponemos sobre la cabeza, apenas más que unos sacos de papa blanqueados con un cuello suelto y mangas largas. "¿Esto es parte de la ceremonia?", pregunto, curiosa y con desagrado al sentir la tela sobre mi piel. Honestamente si me dieran a escoger preferiría llevar los leotardos y la camisa sencilla con los que llegué. "No", Reina responde, mirándome fijamente, sin un
"¿Qué hacemos ahora?", Cora pregunta, al igual que yo mirando alrededor. Por muy bonito que sea, estamos en un lugar vacío. No hay nada aquí con instrucciones sobre qué hacer después. "Siéntate", Reina dice, quitándose el saco con un elegante movimiento y poniéndolo en el suelo. Luego, dobla las piernas y se sienta pacientemente. "Espera". Arrugo mi nariz ante la idea de esperar. Aunque sé que aquí es donde debo estar y mi loba está calmada dentro de mí, aún así preferiría estar en casa, e
Sinclair Maldita sea, pienso, mirando a mi alrededor el cuartel general improvisado que parece más una mesa dañada llena de lobos ansiosos. Si esto no es el infierno, entonces no sé que es. Hace días que llegamos a las afueras de la capital y nos instalamos aquí, en un depósito abandonado que Damon no se molestó en proteger porque no merecía su tiempo. Un error, creo, uno de los muchos que está cometiendo. La realidad es que Damon cometió un gran error al revelar el secreto de nosotros a l
Mientras el príncipe mira fijamente, la puerta comienza a abrirse. Con ella, su sonrisa crece. "Bienvenido, Kieran", ronronea Damon, mirando rápidamente al grupo que tiene frente a él. "Que bueno verte en esta... importante ocasión". "Mi Príncipe", responde Kieran, haciéndole una profunda reverencia. "Rey, ahora", gruñe Damon, mirando al débil Alfa al que le prometió un reino. ‘Prometido’, piensa Damon, ‘pero aún no entregado’. Sonríe ante su propio ingenio, sabiendo que esto es solo el
3ra persona "¡Ahora!", Kieran grita, justo cuando el cuchillo comienza a sacarle sangre de Sinclair, justo como se lo habían ordenado. La sangre, después de todo, llevarían a los guardias de Damon a un frenesí, dándole a Kieran y sus hombres la leve ventaja que necesitarán para hacer esto con éxito. A su palabra, cada uno de sus guardias entra en acción, volteándose hacia el guardia real más cercano a él y batallando con ellos. Damon no era tonto, claro. A Kieran solo le habían dejado trae
Mientras trabajan, Sinclair salta sobre la mesa, que tiembla bajo su peso. Se arrastra encima del tembloroso y quejumbroso lobo, quien tiene la cara todavía curvada por la furia de un lobo y sus mandíbulas hambrientas de venganza. Bajo él, hay un brillo y, en un abrir y cerrar de ojos, el lobo regresa a su forma humana. El Príncipe es tan chiquito bajo el lobo gigantesco que tiene encima, su pierna torcida de manera horrible bajo él y sus costillas extrañamente planas en lugares donde no deb