3ra persona "¡Ahora!", Kieran grita, justo cuando el cuchillo comienza a sacarle sangre de Sinclair, justo como se lo habían ordenado. La sangre, después de todo, llevarían a los guardias de Damon a un frenesí, dándole a Kieran y sus hombres la leve ventaja que necesitarán para hacer esto con éxito. A su palabra, cada uno de sus guardias entra en acción, volteándose hacia el guardia real más cercano a él y batallando con ellos. Damon no era tonto, claro. A Kieran solo le habían dejado trae
Mientras trabajan, Sinclair salta sobre la mesa, que tiembla bajo su peso. Se arrastra encima del tembloroso y quejumbroso lobo, quien tiene la cara todavía curvada por la furia de un lobo y sus mandíbulas hambrientas de venganza. Bajo él, hay un brillo y, en un abrir y cerrar de ojos, el lobo regresa a su forma humana. El Príncipe es tan chiquito bajo el lobo gigantesco que tiene encima, su pierna torcida de manera horrible bajo él y sus costillas extrañamente planas en lugares donde no deb
Ella Apenas el barco llega al muelle, estoy junto a la rampa de desembarco, esperando ansiosamente que los marineros la bajen. Una de mis manos está en la parte baja de mi vientre hinchado, sosteniendo a mi hijo cerca. El médico que Sinclair nos asignó para acompañarnos me examinó apenas llegamos de nuestra travesía del desierto y confirmó que el latido de Rafe aún estaba ahí, aunque más débil de lo que le gustaría. ‘Tengo que salir de este barco ya’, pienso, con los ojos muy abiertos mientras veo a los marineros apresurarse a bajar la rampa para que pueda bajarme. Tengo un trabajo que hacer, y cuanto antes termine, antes podré descansar. ‘Detente’, mi loba me suplica, una palabra que creo que nunca la he oído decir. Usualmente me dice: ¡Corre!, ¡vuela!, ¡o adelante! Nunca detente, cuidado, espera. Pero hoy la siento paseándose dentro de mí, preocupada. ‘Estamos débiles’, me advierte. ‘El cachorro…’. ‘No puedo’, le gruño, observando impaciente cómo la rampa por fin toc
Ella Corremos por la plaza, mi mano agarrada de la de Cora, la adrenalina moviendo mis piernas por mí a pesar de que no tengo fuerzas para hacerlo. Mientras corremos, los escombros y el humo vuelan alrededor nuestro. Los humanos están sacándole provecho a su ventaja, atacando el centro de la ciudad con desenfreno tras enterarse que el Príncipe está muerto. Saben que Sinclair debe estar reagrupándose, así que están destruyendo tanto como pueden mientras pueden. Mis ojos están puestos en las escaleras del templo que tengo frente, pero por un momento, solo un momento, mi mente regresa a mi pareja. Él es el responsable de la muerte del Príncipe. Lo sé con certeza, sin tener que preguntar. No dejaría que nadie más diera el golpe final, era venganza y era suya. Pero el Príncipe... esa foto de él en la mesa de la sala de juntas... parecía que era el palacio... Mis ojos se mueven hacia el edificio del palacio a mi derecha, ¿eso quiere decir que Sinclair está ahí? Ahora estamos ce
Ella Al principio el poder llega despacio, y me siento como un pote de terracota seca al que le caen las primeras gotas de lluvia. Pero entonces, cuando mi cuerpo comienza a llenarse de poder, a absorberlo como una arcilla sedienta, el poder comienza a entrar en mí como una tormenta de verano. Moja todo de mí, salpicando mi cansada alma como una pomada refrescante. Pero entonces, incluso cuando siento que tuve suficiente, sigue viniendo, y viniendo. La tormenta de poder que hay en mí crece hasta convertirse en un aguacero, hasta que me llena y me desborda. Hasta que llega a mi garganta, amenazando con llenar mi boca, mi nariz, mis pulmones. Echo la cabeza para atrás, desesperada por mantenerme encima de la marea, pero no para. Jadeo, luchando, pero puedo sentirlo bajando por las esquinas de mi boca, entrando a pesar de mis esfuerzos... Si tan solo tuviese más tiempo, si tan solo hubiera sido más fuerte, pero no puedo contra esto, es demasiado... Escupo, intentando man
Sinclair Rujo cuando llego tropezando por las puertas del hospital con mi pareja sangrante en mis brazos. Todos en la sala de emergencia se paralizan, los doctores, las enfermeras, los pacientes. Todos. El sonido que sale de mí es interminable, una exigencia, una súplica, una amenaza. Estoy a mitad de dos estados ahora, mis ojos llenos de la llama de mi loba, mis manos con afiladas garras. Ella respira contra mi pecho, apenas. Está goteando sangre. El vínculo, que apenas puedo sen
Los profesionales murmuran entre ellos mientras trabajan, hablando en un lenguaje médico que no entiendo. Es casi más de lo que puedo hacer quedándome quieto, impotente. Tengo la experiencia médica básica, claro, pero sé que su vida está en sus manos, no en las mías. Y me mata darme cuenta de eso, estar ahí de pie y ver como lucha por su vida sin nada que yo pueda hacer. Mientras observo, una enfermera se acerca con una máquina de ultrasonidos, conectándola tan rápido mientras que otra le pone u
3ra Persona Las horas pasan lentamente para Dominic Sinclair, mientras se sienta junto a su pareja en la sala de postoperatorio, deseando que viva. La mano de ella está sujeta con fuerza por la de él y sus ojos están puestos en el rostro de ella, viendo como sus pestañas se mueven cada minuto o dos. Su pecho sube y baja lentamente, las respiraciones superficiales comienzan a ser menos frecuentes de lo que deberían. Sobrevivió la noche. Pero solo apenas. Sinclair se pasa una mano por la