Ella No había ido a la guardería desde la noticia de la supuesta muerte de Sinclair, y cuando entro me recibe un coro de gritos emocionados de los niños. Me arrodillo y abro los brazos a los cachorros, asegurándome de besar todas las mejillas y narices a mi alcance. "Ella, ¿dónde has estado?". Me pregunta acalorada una de las niñas de cerca, cruzando los brazos sobre el pecho: "Han pasado siglos". "La Señorita Izzy dijo que estabas enferma". Alguien más interviene antes de que pueda responde
"¿No tuviste papá y mamá?". Pregunta el niño, acercándose un poco más. "Pero dicen que eres una princesa". Hay una nota de acusación en su voz y me pregunto desde cuánto hace que ha entrado en la guardería y por lo que ha pasado antes de llegar. "No sabía que era una princesa hasta hace muy poco". Le explico. "De hecho, ni siquiera sabía que era loba porque me crié con humanos". "Guau". Exclama el chico, acercándose lo suficiente para que lo suba a mi regazo. Se queda muy quieto cuando mis m
Ella No es fácil sacar a Sinclair de la guardería, no después de que deleitara a los niños con confesiones de su lado blando y se viera envuelto en interminables juegos de escondite. Cuando finalmente se transformó en lobo y empezó a pasear a los cachorros sobre su lomo, pensé que a Isabel le iba a dar un ataque de nervios. Solo la hora de la siesta puso fin a la diversión, aunque no me entusiasmó cuando sugirió que volviéramos a nuestra habitación en lugar de dormir la siesta con los cachorro
"¿Sabes que te quiero con todo lo que soy y con todo lo que seré?". Pregunta Sinclair, abrasándome con su mirada esmeralda. "¿Sabes que eres todo mi mundo y que estaría perdida sin ti?". Respondo, pestañeando para contener las lágrimas. Sinclair me responde con un beso feroz, y entonces empieza: Cada mentira, cada traición a su confianza, cada plan y acto de negligencia para mi bienestar. A veces damos vueltas en círculos: "¡Estabas muerto!". Lloro, casi media hora en el debate. "Necesitaba
Ella "¿Por favor, por favor, por favor?". Suplico, apoyando la frente en los antebrazos. "Hmm", retumba pensativo Sinclair, nalgueandome el trasero levantado con una mano poderosa, mientras la otra se mueve hábilmente entre mis piernas. Lleva así más de media hora, aunque al principio solo era un castigo. Me inclinó sobre el colchón y empezó a nalguear suavemente el trasero mientras me sermoneaba sobre honradez, salud y seguridad. Entonces mis piernas perdieron sus fuerzas y me puso de rodil
"Espera", protesto, queriendo hacer una pausa, pero no por la razón que piensa Sinclair. Levanta la vista de su perezosa exploración de mis pechos, dándome toda su atención. "Siento mucho todo lo que ha pasado mientras estabas fuera". Susurro, enredando los dedos en su pelo oscuro, "por todo lo que hice". "Cariño, ya hemos superado todo eso". Ronronea, acariciándome los costados mientras se mete uno de mis pezones en la boca. Ahora es solo por diversión. Continúa en mi mente, pasando la lengua
3ra Persona "No puedes estar hablando en serio". James miró asombrado a Roger, sin creer lo que escuchaba. "Es solo una posibilidad que tenemos que considerar". Respondió suavemente el nuevo Beta. "Créeme, nadie quiere que sea verdad". "¿Estás sugiriendo que yo podría haber sido el responsable de traer a este continente a los lobos que atacaron al grupo del Alfa?". Aclaró James, queriendo saber si la preocupación del Alfa de que Damon escondiera espías entre los refugiados era puramente hi
Isabel se sobresaltó un poco, como si estuviera tan ocupada tratando de asimilar su repentina proximidad, que no estuviera preparada para oír también su profunda voz. Su mirada brillante revoloteó hasta la de él antes de retirarse de nuevo. "Hola”. Contestó, dándole la espalda y ocupándose de doblar la ropa. Un mechón de pelo castaño se había soltado de su moño desordenado y se deslizaba por la curva del cuello de ella, tentándolo. Agarró los sedosos mechones entre el pulgar y el índice, jugue