3ra personaJames estaba petrificado, mirando a Isabel con sorpresa y asombro. "¿Hablas en serio?", preguntó, sin querer hacerse ilusiones por si todo era una broma, o alguna extraña prueba. Isabel simplemente se sonrojó y empezó a decir: "Yo... bueno, es que pensé... quiero decir…". La mujer estaba tartamudeando y evitando mirar al hombre directamente a los ojos "Lo siento, fue una idea tonta. Estás tan encariñado con ella, no sé lo que estaba pensando...". "Claro que quiero", la interrump
"Yo... tú... por qué...". Ella jadeó, frustrada por su incapacidad para soportar el pequeño ejercicio. "Dios mío, ¿por qué la gente corre por diversión? ¡Esto es horrible!". Sintiendo que nadie estaba realmente en peligro, Roger se relajó ligeramente y aprovechó la oportunidad para calmarla. "Te tengo, solo respira. No voy a ninguna parte". "¡Mentiroso!", acusó Cora mientras lo señalaba con un dedo. "Vas... a volar de vuelta... al continente". "Me refería a que no me voy ahora mismo. James
EllaUnas manos cálidas recorren mi piel desnuda cuando me despierto. Trazan la curva de mi vientre y delinean la forma de mis pechos. Sinclair me recorre lenta y constantemente, sin intención de excitarme, sino simplemente de explorar. Mi espalda está pegada a su pecho y sus anchos hombros ofrecen un apoyo infinito a mi dolorida columna vertebral. Su cálida voz suena en mi oído, pero enseguida me doy cuenta de que no me habla a mí. "Las ciudades eran maravillosas", declara en un tono tranqui
"¿Estás lista para hoy?", pregunta Sinclair al cabo de un rato, refiriéndose a la inminente cumbre. "La verdad que no", confieso. "No estoy segura de qué esperar. Recuerdo algunos de los detalles que compartiste sobre tus visitas, pero eran muchos. Además, las delegaciones son tantas que voy a necesitar una hoja de referencia para tenerlas todas claras". "Gabriel y su equipo van a ser nuestras hojas de referencias vivientes", dice Sinclair, quien no parece tan preocupado como yo. "Es demasia
SinclairToda la capital parece haberse movilizado para dar la bienvenida a las delegaciones de todo el continente, ya que más allá de las puertas del palacio hay un mar de curiosos, emocionados y ansiosos por ver la caravana de Alfas acercándose a la cumbre. Gabriel y yo guiamos a nuestro grupo por las escaleras del palacio para esperarlos y, aunque nuestro grupo es pequeño, estamos rodeados por todos lados de guardias y cortesanos. Los sirvientes se reúnen justo fuera de la vista del área pri
"Pues que nos busquen, nunca nos han encontrado hasta la fecha", se burla el líder del Bosque de las Tormentas. "Porque antes no sabían que existíamos", le recuerda el Rey, con una pizca de advertencia en la voz. En ese momento, una voz de seda surge a mi lado: "Por no hablar del daño que sufrirían las comunidades humanas que se quedarán atrás". Todos los ojos de la sala se giran hacia Ella y, por la Diosa, les devuelve la mirada con una determinación inquebrantable. No conozco a ninguna m
EllaDespués del banquete, estoy agotada, pero sé que nuestro trabajo aún no ha terminado. Roger no ha terminado su informe sobre la crisis de los refugiados en el continente y, aunque sé que la situación es urgente, no me apetece hablar de ello. Siento que mi corazón y mi mente están al máximo de pensamientos y emociones, así que profundizar aún más en estos asuntos podría destrozarme. Solo mi determinación supera mi temor, porque sé que le debo a nuestro pueblo ser testigo de su sufrimiento.
"Bueno, ¿qué tal el gran banquete?", pregunta James, sonando tan interesado como aprensivo. "Lo sabrías si hubieras aceptado nuestra invitación", responde Sinclair con un toque de diversión en su voz. "Soy un soldado. No tengo nada de qué hablar con gente así", responde James, encogiéndose de hombros. "¿Así cómo? ¿Gente rica?", bromea Roger. "Resulta que pienso que somos encantadores". "Y políticos. Tienen una forma de retorcer la verdad hasta que ya no puedes reconocerla. No me gusta qu