3ra Persona "No puedes estar hablando en serio". James miró asombrado a Roger, sin creer lo que escuchaba. "Es solo una posibilidad que tenemos que considerar". Respondió suavemente el nuevo Beta. "Créeme, nadie quiere que sea verdad". "¿Estás sugiriendo que yo podría haber sido el responsable de traer a este continente a los lobos que atacaron al grupo del Alfa?". Aclaró James, queriendo saber si la preocupación del Alfa de que Damon escondiera espías entre los refugiados era puramente hi
Isabel se sobresaltó un poco, como si estuviera tan ocupada tratando de asimilar su repentina proximidad, que no estuviera preparada para oír también su profunda voz. Su mirada brillante revoloteó hasta la de él antes de retirarse de nuevo. "Hola”. Contestó, dándole la espalda y ocupándose de doblar la ropa. Un mechón de pelo castaño se había soltado de su moño desordenado y se deslizaba por la curva del cuello de ella, tentándolo. Agarró los sedosos mechones entre el pulgar y el índice, jugue
3ra personaJames estaba petrificado, mirando a Isabel con sorpresa y asombro. "¿Hablas en serio?", preguntó, sin querer hacerse ilusiones por si todo era una broma, o alguna extraña prueba. Isabel simplemente se sonrojó y empezó a decir: "Yo... bueno, es que pensé... quiero decir…". La mujer estaba tartamudeando y evitando mirar al hombre directamente a los ojos "Lo siento, fue una idea tonta. Estás tan encariñado con ella, no sé lo que estaba pensando...". "Claro que quiero", la interrump
"Yo... tú... por qué...". Ella jadeó, frustrada por su incapacidad para soportar el pequeño ejercicio. "Dios mío, ¿por qué la gente corre por diversión? ¡Esto es horrible!". Sintiendo que nadie estaba realmente en peligro, Roger se relajó ligeramente y aprovechó la oportunidad para calmarla. "Te tengo, solo respira. No voy a ninguna parte". "¡Mentiroso!", acusó Cora mientras lo señalaba con un dedo. "Vas... a volar de vuelta... al continente". "Me refería a que no me voy ahora mismo. James
EllaUnas manos cálidas recorren mi piel desnuda cuando me despierto. Trazan la curva de mi vientre y delinean la forma de mis pechos. Sinclair me recorre lenta y constantemente, sin intención de excitarme, sino simplemente de explorar. Mi espalda está pegada a su pecho y sus anchos hombros ofrecen un apoyo infinito a mi dolorida columna vertebral. Su cálida voz suena en mi oído, pero enseguida me doy cuenta de que no me habla a mí. "Las ciudades eran maravillosas", declara en un tono tranqui
"¿Estás lista para hoy?", pregunta Sinclair al cabo de un rato, refiriéndose a la inminente cumbre. "La verdad que no", confieso. "No estoy segura de qué esperar. Recuerdo algunos de los detalles que compartiste sobre tus visitas, pero eran muchos. Además, las delegaciones son tantas que voy a necesitar una hoja de referencia para tenerlas todas claras". "Gabriel y su equipo van a ser nuestras hojas de referencias vivientes", dice Sinclair, quien no parece tan preocupado como yo. "Es demasia
SinclairToda la capital parece haberse movilizado para dar la bienvenida a las delegaciones de todo el continente, ya que más allá de las puertas del palacio hay un mar de curiosos, emocionados y ansiosos por ver la caravana de Alfas acercándose a la cumbre. Gabriel y yo guiamos a nuestro grupo por las escaleras del palacio para esperarlos y, aunque nuestro grupo es pequeño, estamos rodeados por todos lados de guardias y cortesanos. Los sirvientes se reúnen justo fuera de la vista del área pri
"Pues que nos busquen, nunca nos han encontrado hasta la fecha", se burla el líder del Bosque de las Tormentas. "Porque antes no sabían que existíamos", le recuerda el Rey, con una pizca de advertencia en la voz. En ese momento, una voz de seda surge a mi lado: "Por no hablar del daño que sufrirían las comunidades humanas que se quedarán atrás". Todos los ojos de la sala se giran hacia Ella y, por la Diosa, les devuelve la mirada con una determinación inquebrantable. No conozco a ninguna m