Ella Después de mi merienda, me reúno con los cocineros para hablar de los menús de la cumbre y les pido que me suban la cena a la habitación. Me siento demasiado pensativa y cansada para ser sociable esta noche. Aún me estoy recuperando de haber descubierto lo mal que maneje mis problemas con Sinclair, y tengo tanto miedo como ganas de arreglarlos. Sé que no me voy a sentir mejor hasta que lo haga, pero hacerlo es más que un poco abrumador. Soy demasiado gallina para llamarlo por teléfono y
Respiro con dificultad y estoy a punto de llorar, mis emociones saliéndose de control. Estoy lista para lo peor, e incluso lo quiero, cualquier cosa que alivie mi culpa. Sin embargo, Sinclair simplemente cruza los brazos sobre el pecho, su expresión sombría y premonitoria. Por un momento creo que no va a decirme algo, pero entonces dice: "Súbete a la cama, Ella". Parpadeo, sorprendida por su orden. "¿Por qué?". Mi pareja arquea una ceja de manera amenazadora que me hace correr hacia las su
Ella Sinclair me besa hasta que se me olvida mi rabia y mi arrepentimiento, hasta que olvido por qué estaba enojada y lo mal que actué. Me besa hasta que olvido que esto es un sueño, o que hay un mundo más allá de este bosque encantado. Solo cuando mi mente está tan nublada por el deseo que ya no puedo pensar y mi cuerpo es solo un gran enredo de nervios histéricos, se calma. Se estira al lado mio en la cama, se apoya en el codo y me mira con cansado deseo. "Te extrañé, parejita", Sinclair
"¿Estás sugiriendo que descuide a mi pareja?", Sinclair ruge, apretando su mano en mi cintura. "No creo que merezca que me des una recompensa", digo, ahora indecisa. "Creo que es justo que tú te diviertas mientras yo practico moderación". "Pues yo no creo en los castigos sin recompensa, lobita", Sinclair dice con arrogancia. "La recompensa es cómo te muestro que no importa lo que pase o lo mucho que estemos en desacuerdo, nos arreglamos y regresamos como pareja". "Y yo que pensaba que s
Ella "No quiero despertarme", me quejo, aún acurrucada bajo las sábanas de mi cama de sueños con Sinclair. "Lo sé, pero tan pronto lo hagamos y regresemos al trabajo, podremos reunirnos antes". Sinclair responde, sonando tan reacio como yo. "¿Nos volvemos a ver esta noche?", le pregunto pensando en cómo voy a obligarme a separarme de él. Fiel a su promesa, mi pareja me liberó de culpa y me ayudó a perdonarme, solo que no de la manera que esperaba. Logré darle mucho placer, pero desat
"No quise decir eso", suspiro, repitiendo mis palabras en mi mente y dándome cuenta de lo frías que debieron haber sonado. "Fuiste humana durante treinta años Ella, y has sido loba por menos de un mes. Pensé que tu lealtad era más fuerte que eso", Cora dice. "Estás tan preocupada por todos esos cambiaformas exiliados, por tu manada... ¿has llegado a pensar en cómo esta guerra está afectando a los humanos del continente? Están sufriendo la misma violencia e inestabilidad, pero a diferencia de
Ella "Hola Ella, soy Leon". Miro con duda al extraño hombre, sin confiar en él. Él ni se inmuta y sigue como si yo no lo estuviera observando como presa que se prepara para huir. "El Rey Gabriel me dijo que estás buscando un hipnoterapeuta". No respondo, todavía evaluándolo. Nunca me han gustado los médicos, y con razón, pero después de enterarme que el ginecólogo que me animó a ir al banco de esperma resultó ser un fraude, desconfío aún más de lo normal de cualquiera que trabaje en este c
"Gracias", le respondo, apretándole la mano. "¿Me despertarás si lo haces? Quiero ver". "Claro", Henry se ríe, recordándome tanto a Sinclair que me duele el corazón. Mi pareja puede que no me deje atacar a un inocente sin provocación, pero disfrutaría sin duda destruir a quien me traicionara. "Están siendo ridículos", Gabriel murmura en voz baja. "¡Oye! ¡Estoy embarazada!", le recuerdo, totalmente ofendida. "Y yo soy discapacitado", Henry añade, en un tono igualmente ofendido que me h