Vanina

Por lo que podía ver frente a mí, se extendía un gran parque, con juegos y asientos, a lo lejos se podía ver una pequeña laguna.

Indique a mi compañera de fuga que guardara silencio y de a poco abrí una puerta, se podía ver a personas pasar por una calle y a perros, muchos perros, grandes y peligrosos.

-creo que son los que protegen este lugar durante el día-dijo la pequeña bruja viéndolos-son muy lindos, ahora me toca a mí, trata de calmarte y no los veas a los ojos-dijo la bruja y me tomo de la mano.

Caminamos en medio de los putos perros, algunos gruñían al vernos, pero la bruja les hablaba y ellos parecían calmarse. Evitar mirarlo a los ojos fue difícil, pero el miedo a que nos ataquen era peor. Cuando llegamos a la calle, ninguno de los humanos que pasaba no miro. Caminamos por unas cuadras hasta que encontré una motocicleta e indique a mi compañera que me siguiera.

-robar es malo-dijo la bruja.

-no la robaremos, la cambiaremos de lugar. Te prometo que solo la usaremos para salir
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