Aurora sintió la vibración del arma en su mano cuando disparó, pero no era su mano, era la de Franco.La arena recorrió su cuerpo por completo y la sumió en una oscuridad aterradora y aunque trató de moverse, no lo logró. Era como si estuviera enterrada bajo kilómetros de arena pesada y espesa que la tenían paralizada; Luego, poco a poco, la arena se hizo más suelta hasta que pudo comenzar a mover las extremidades y luego, de un golpe seco, se derrumbó en un vacío eterno que la consumió y cayó en su cama como si hubiese sido lanzada de diez pisos de altura.Cuando despertó, saltó tan fuerte que se cayó de la cama y se golpeó la nariz contra el suelo. Desde el disparo hasta que despertó pasaron apenas cuatro o cinco segundos, pero fueron los más agobiantes de la vida de Aurora.Se sentó en el suelo y recostó la espalda en la cama, el sudor le tenía todo el cuerpo empapado y el cabello enredado en la cara le impedía ver con claridad, así que se lo apartó de dos grades manotazos.Cerró l
Aurora pasó la noche en vela, y cuando se miró en el espejo esa mañana no pudo dejar escapar un gemido de desagrado.Las ojeras estaban marcadas y tenía toda la cara pálida y brillante.Lo peor de todo es que pudo sentir la presencia de Franco durante toda la noche, solo quería pasar un reto a solas para pensar, pero la arena la conectó con el mafioso y durante toda la noche, de una forma que ella no pudo explicar con palabras, logró sentir la incomodidad de él, la sensación de rabia y tambien de tristeza, incluso pudo sentir como escribió por horas en una libreta y también la ducha de agua muy fría que se dio antes de dormir, pero cuando se metió en las sábanas y se quedó dormido no llegó con ella.Se había acostado muy tarde, para Aurora eran las diez de la noche, pero para él eran las cuatro de la mañana, y supo que era por ella, porque no quería encontrarse y que lo mirara como lo había mirado en la discusión que habían tenido.No supo si Franco la sintió a ella, así como ella lo
Aurora regresó al piso de la revista con los papeles en la mano y las llaves apretadas en un puño, tenía el corazón acelerado y por más que trató de ir con Franco no pudo, el hombre había despertado y visitarse en medio de la vigilia era realmente complicado, así que no tuvo más opción que escribirle un mensaje.— No puedo aceptarlo, Franco. Gracias, pero es un regalo muy caro — como única respuesta recibió un striker de un hombre con las manos en la cintura mirando mal.— Hablamos después — le escribió él después de que Aurora lo bombardeara en mensajes.Revisó los papeles, en ellos decía que la camioneta estaba a su nombre y tambien había una licencia de conducir con su foto y varias cosas que siendo honesta no entendió.— Ay dios — soltó, lo cierto era que, después de que se le pasaron los nervios por el tremendo regalo, se le escapó una sonrisa, pero no pudo darse un rato más largo para asimilar lo sucedido, porque de repente unas hojas cayeron frente a ella y Víctor se sentó enfr
Aurora se quedó en el auto cuando Franco salió, aunque el hombre le dijo que no serviría de nada ella decidió quedarse ahí, le aterró la idea de quedarse al lado del hombre y que pudiera delatarlo de alguna forma, pero en cuanto él entró al edificio de al lado por la puerta trasera, en un parpadeo ya estaba a su lado, así que no le quedó de otra que caminar junto a él.Lograba sentir al otro lado su cuerpo sentado en el asiento de la camioneta y a Carlos hablando con alguien, parecía hablar por teléfono, y por más que logró concentrarse en regresar no lo logró.— No eres tú, soy yo — le dijo Franco a uno de los hombres que caminaba a su lado después de sentir la desesperación de Aurora, ella entendió que le hablaba a su hombre para que no lo vieran hablarle al aire, pero le hablaba a ella — cundo uno de los dos se siente en un riesgo inminente ata al otro, estaba intentando controlar mis emociones para no atraerte, pero después de que llegaste…— Lo entiendo, no es tu culpa — le dijo
Aurora sintió una presión en la cabeza cuando los ojos del hombre se posaron sobre ella. Con desesperación volteó a mirar a Franco que seguía tirado en el suelo.No podía sentirlo, la arena estaba lejos de ella y solo podía sentir que los conectaba un fragmento casi inexistente e insuficiente para lograr sentir al mafioso.Doménico se irguió en su dirección y Aurora se agarró de la puerta para no caer, estaba más bien paralizada y por más que trató de regresar a su cuerpo le fue imposible, ya ni siquiera sentía el volante entre sus manos y la presencia de Carlos a su lado, era como si no estuviera allá, como si todo su cuerpo estuviera en Italia.— Mira nada más — dijo Doménico, todos los hombres de Franco estaban igual en el suelo retorciéndose del dolor — es muy atractiva, altiva, toda una reina — se acercó a ella.— ¡Alejate de ella! — le gritó Franco desde el suelo, pero fue incapaz de ponerse de pie. Doménico siguió avanzando hacia Aurora y ella se cubrió la boca con las manos.—
Aurora frenó en seco frente a su edificio, pero no supo qué hacer con la camioneta, nunca imaginó llegar a tener un auto, así que se quedó sin saber dónde debía estacionarlo.Optó por dejarlo en la calle, se suponía que no se tomarían más de media hora en el lugar para luego ir a recoger las cosas de Carlos.Mientras subían las escaleras, ya que el ascensor estaba demorando mucho, Carlos se agarró de la pared para no caer presa de un mareo y Aurora lo agarró por los hombros.— ¿Qué pasa? — le preguntó ella y él se despeinó el cabello con frustración.— Me asusté — dijo con la voz entrecortada cuando Aurora lo agarró de los hombros — cundo comenzaste a convulsionar me asuste y cuando vi que te sangraba la nariz… la sensación de la arena en el cuerpo regresó, tu arena está fluyendo muy rápido. Me abruma tanto — se agarró de las cienes, como si tuviera un fuerte dolor de cabeza y comenzó a sudar, así que Aurora colgó su brazo por sobre su hombro y lo ayudó a terminar de subir las escaler
Carlos se acomodó en el mueble de la casa de los Dicarlo en Italia, Gio estaba sentado a su lado y él se aguantó las ganas de estirar la mano y agarrar la del pelirrojo para calmarse un poco.Al otro lado estaba Franco, y Carlos podía sentir la tensión en el cuerpo del mafioso, y aunque no podía verlo, sabía que Carlos estaba ahí.Ya se sentía mejor, el miedo que le había dado ver a Aurora de esa forma le detonó una especie de ataque, y no lograba entender del todo por qué era tan grave que hubiera podido ver a Franco visitando a Aurora, pero por eso estaban ahí.La mujer dejó una taza humeante frente a Gio y el pelirrojo la tomó con manos temblorosas.— Tú estás conectado a Carlos — le dijo Franco a Gio — deberías de sentir algo en él — Giovanny negó con la cabeza y le dio un sorbo grande a la taza, Carlos supo que era amarga, pero le gustaba.— No, la verdad hemos estado un poco… estancados.— Atrapados — murmuró Carlos, pero solo Gio podía oírlo.— Es sumamente extraño — dijo la mu
Aurora sintió como un valde de agua fría le cayó encima, pero luego agarró por los hombros a Franco y lo sacudió.— Por favor, dime que estás mintiendo — le dijo ella y la seriedad de Franco la asustó, trató de ponerse de pie, pero no lo consiguió.Franco la tomó de la mano y se le llevó a su habitación en Italia, allí había más cuadros pintados con el carboncillo, más cuadros de ella. De Aurora trabajando en el escritorio, de Aurora desnuda.De no ser por la situación, hubiera bromeado al respecto, pero en ese momento esta sin habla.Franco la sentó en la cama y buscó unos papeles en la cómoda al lado de la cama, eran muchos y con mucho texto, pero al ver la cara de confusión que tenía la mujer se sentó a su lado.— Tu apellido, Belalcázar, sí es el de tus padres. Lamento haberlos investigado, pero, eran hijos del bosque y quería saber qué pasó con ellos…— Dímelo — lo instó ella con frialdad y Franco se aclaró la garganta.— Tu padre era un empresario colombiano, llamado pedro Belal