Le pido a Gabriel que deje las cosas como están sobre la paternidad de mi bebé, que es mejor esperar a que nazca para saber sus rasgos faciales. Él aún se empeña en averiguar si es verdad lo que Antonio dijo, pero le digo que lo olvide y que se dedique más a nuestra relación.Por más que trato de conciliar el sueño en la noche, no logro hacerlo al pensar que todo este tiempo Antonio siempre me vio la cara de estúpida. Aún recuerdo ese día que le grité a Gabriel que elegía a Antonio. En ese entonces era tan joven e ingenua que creí en ese amor falso que el hermano de mi mejor amiga me juraba tener. No dejo de pensar en qué hubiera pasado si hubiera elegido a Gabriel esa vez. Tal vez ahora estuviéramos casados y con hijos. Es imposible dormir si pienso en las decisiones equivocadas que tomé en mi vida por precipitarme. Me doy la vuelta en la cama para ver al hombre que una vez creí que jugó conmigo; su rostro está libre de imperfecciones, a excepción de su barba, la cual le da esa mascu
Llegó el momento de dar a luz. Gracias a los problemas que he tenido, mi embarazo es muy riesgoso. Deben hacerme cesárea porque no siento dolores ni contracciones. Me aterra la idea de que algo salga mal en el proceso.—Todo estará bien.Gabriel logra calmar un poco mis nervios.—Tengo miedo —susurro, aterrada de lo que pasará después.—Verás que cuando despiertes ya todo habrá pasado.Todos tendrán que esperar afuera. Sé que están nerviosos y que esperan que todo salga bien.Quiero que Gabriel se quede conmigo, pero al ser cesárea él debe estar afuera.—Tengamos fe en que pronto te veremos con nuestro hijo.—Ojalá sea así.Sin querer, lloro.Aunque está la posibilidad de que el bebé sea de Antonio, Gabriel tiene la esperanza de que sea suyo.<GABRIEL>Estoy angustiado por Mía. Ya han pasado tres horas. Lo peor es que aún no tenemos noticias de ella o de mi hijo.
Los padres son las únicas personas que nunca dejarán de amarnos y protegernos sin condición alguna, ya que sus instintos los hace protegernos pese a que ellos y nosotros ya seamos mayores de edad. Mis padres no son la excepción. Aunque tengo 27 años, aún me sobreprotegen como si fuese una niñita de cinco años. Aquello me asfixia. Ellos creen que todavía necesito de su cuidado, pero por más que les repito que soy mayorcita para que me cuiden y eso ellos no lo comprenden. Y eso no es todo, pues su sobreprotección no es lo único que me molesta, también desean que formalice un matrimonio con “un buen hombre”, cosa que no creo que exista en este mundo. Prefiero vivir mi vida como hasta ahora lo he hecho. La verdad es que no quiero formar una familia y amararme a un hombre, nunca lo necesité y mucho menos lo necesitaré. ¿La razón? Simple, no creo en el amor y
olor a alcohol combinado con el éxtasis hace que el aire se sienta más fuerte y pesado a cada paso que doy al caminar. Al mismo tiempo, admiro a las bellezas que hay a mi alrededor.Me acerco a mi hermano, pero no le comento nada sobre Mía, pues esta vez mi odiosa rival me dejó sin palabras al haberme dejado en claro que tiene un cuerpo de infarto.—¿Qué pasa con esa cara? —No respondo—. Anda, hermano, quita esa cara y mejor diviértete —grita con emoción y bebe una copa de vodka.—Tienes razón —contesto en el mismo tono y salgo de mis pensamientos.Alex y yo bebemos varias copas, así que gracias a eso él empieza a conversar con una rubia muy hermosa y me deja solo con su amigo, quien en poco tiempo también se aleja con una morena. Empiezo a sentirme algo extraño; mi cuerpo está algo caliente y no creo que sea a causa
GABRIELMe encuentro entre la espada y la pared. ¿Cómo es posible que ahora esté en manos de mi rival? ¿Acaso habrá algo peor que eso? ¿Por qué demonios me tiene que pasar todo esto a mí? Y todo empezó por culpa de ese individuo que me acosa constantemente al no perder ninguna oportunidad para acercarse a mí. Ahora mi vida es un total caos, un desastre al que no estoy acostumbrado. Todo lo tenía en orden, pero ahora… ¡Maldición! Eso me pone aún más estresado de lo que ya estoy.Alex, mi hermano mayor, parece divertirse con mis problemas.—No puedo creer lo que me dices, Gabriel —suelta entre risas al saber lo que pasó anoche.—No le veo la gracia —espeto—. Ahora ella también lo sabe, Alex. —Revuelvo mi cabello ante la frustración que siento—. ¡Imagínate! Si
Placer desenfrenado fue lo que viví anoche. Es la primera vez que me siento con tanto deseo por volver a estar con la misma mujer. El solo pensar en tenerla bajo mis sábanas de nuevo se me hace agua la boca. Quiero disfrutar del sabor de su cuerpo y escucharla decir mi nombre mientras disfruta locamente de mis caricias.—Esa mujer es increíble e insaciable —musito.Sonrío como un idiota al recordar lo que pasé entre mi rival y yo.No puedo sacar de mi mente todo lo que pasamos en esa habitación. La noche fue tan infernal. En mi mente revivo una y otra vez nuestra pasión. La imagino sobre mí montándome como una domadora. Fue tan letal que me hizo rendirme ante ella. Deseo volver a repetirlo, es más que obvio. Quiero que se vuelva a repetir, pero esta vez quiero más de lo que pudo darme. Deseo acariciar su cuerpo como esa noche, saborearlo y disfrutarlo mucho más que an
Me despierto con el recuerdo de haberme quedado en el departamento de Mía. Froto mis ojos para despertar del todo. Lo único que recuerdo es que anoche jugaba online y luego me quedé dormido en el departamento de… ¡Joder! Debí haberme ido a casa ayer, pero, sin esperarlo, me quedé jugando con ella.—¡Mía! —Bostezo—. ¡Mía!Al no recibir respuesta de su parte, me levanto del sofá para buscarla y despedirme antes de irme. La busco por todo el lugar y no la encuentro. Supongo que salió y no me despertó. Entro en la cocina para beber un poco de jugo. Cuando me acerco al refrigerador, noto que hay una nota para mí."Ordena todo antes de que te marches, deja la consola en la gaveta debajo del plasma y también deja la copia de la llave en su lugar."Arrugo mi rostro.A veces es dulce, otras veces es una loca y en la cama una fiera, pero la mayoría del tiempo es una completa amargada.No puedo negar que me gusta eso de
Desde que Edmon y Miranda llegaron a la ciudad desde hace días, no volví a poner un pie en casa de mis padres, lugar en donde crecí desde mi nacimiento. Mi orgullo es más grande que la bondad de perdonar a mi hermana por su traición. Sin creerlo, en un parpadeo, pasó un mes y no tengo noticias de mi familia. Sé que no es lo correcto, pero conozco a Miranda y tengo la certeza de que no ha cambiado. Miranda y Edmon nacieron cuando yo tenía siete años. La última vez que los vi fue hace cinco años.Todo sería distinto si ella no hubiera hecho esa enorme estupidez tan vil. Denigró por su cuenta su dignidad como mujer. ¿Por qué la odio tanto? La respuesta es simple y clara: hace cinco años atrás, encontré a mi querida hermana con mi exprometido teniendo relaciones en su habitación. Esa noche, ella mostró su verdadero rostro, quién es en realidad y lo mucho que deseaba lo que la vida me regalaba, felicidad.<Cinco años atrás>Me encuentro con mi m