Capítulo 389
Juan escuchó muy atento a María y entrecerró los ojos.

¿Qué le pasaba ahora? ¿Se había vuelto acaso loca otra vez?

—Primero, nunca he hecho nada sucio con Ana.

—Segundo, si no lo hice antes, mucho menos lo haré ahora.

—Yo, Juan, siempre actúo con suma integridad. Espero que dejes definitivamente de herirme con tus palabras ponzoñosas. Ya he soportado bastante de ti.

María escuchó las palabras de Juan y apretó los puños con rabia. ¡Qué descarado!

Después de todo el gran esfuerzo que había hecho para averiguar dónde trabajaba, y luego de sabotear su diseño de moda durante la entrevista, ahora pretendía casualmente que ella fuera la culpable.

En ese momento, Rita, como una fiel perra guardiana, saltó furiosa en defensa de su dueña.

Se acercó a las mujeres que rodeaban a Juan y les gritó:

—¡Zorras, nunca han visto a un hombre! ¡Lárguense de aquí de inmediato!

—¡Tenga mucho cuidado, un día llamaré a mi primo y una pandilla de matones para que las violen a todas!

Las compañeras de trabajo
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