Capítulo 120
—Cuando regresé, dejé mi empresa en manos de otros. No la he gestionado en tres años, y ahora no sé cómo estará— Ana miró a Juan con cierta perplejidad. Desde que había conocido a Juan, siempre lo había visto como una persona muy modesta. Si decía que había tenido una empresa, seguro que era bastante exitosa.

—Entonces, ¿regresaste de fuera y dejaste tus empresas en manos de otros por María? —preguntó Ana.

Juan asintió con una sonrisa amarga. Efectivamente, así fue. El trabajo que Juan realizaba en el extranjero era muy especializado y peligroso. Cuando decidió casarse con María, decidió delegar todas sus responsabilidades laborales. Temía que su trabajo peligroso pusiera en riesgo a María. Sin embargo, nunca imaginó que ahora no pudiera contactar a sus subordinados, pero Juan no le daba importancia a sus posesiones materiales. Estaba más preocupado por la seguridad de sus leales empleados.

Ana observó cómo Juan se sumía en sus pensamientos y comentó irónicamente: —Ya sabía que regresa
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