El secretario quería decir: "Quizá no puedas asumirlas", pero al ver la mirada fría y fulminante de Tadeo, se asustó.

—Ahora mismo voy.

Pronto, los accionistas entraron uno a uno en la sala de conferencias, enfurecidos.

—Señor Ramos, ¿qué quieres? ¿Por qué nos despides?

—¡Nosotros también somos accionistas del Gran Félix, no creas que puedes hacer lo que quieras con el 50% de las acciones!

—Eres un hombre incapaz con mal carácter, pero es una pena que sólo te atreves a cabrearte con la empresa. Si eres tan capaz, ¡por qué no acudes a los socios y recuperas las cooperaciones!

La cara de Tadeo se puso seria ante la burla de la gente.

Hizo una mueca de desprecio y golpeó la mesa, al instante toda la sala de reuniones quedó en silencio.

Levantó la vista y dijo fríamente a los enfadados accionistas: —Incluso no vienen a la reunión, ¿y ahora me preguntan por qué les despido?

—Señor Ramos, sabes muy bien por qué no venimos a la reunión. Antes de que te hicieras cargo, Gran Félix funcionaba bi