Bertín, desconcertado, asintió: —Sí, ¿qué pasa?

Lara dudó unos segundos y dijo despacio: —Señor Vidal, ¿podrías llevarme? Me gustaría conocer a más gente para facilitar los negocios en el futuro.

Bertín se fijaba en ella, con escrutinio en los ojos.

Su mirada seria puso a Lara un poco nerviosa, y sus manos se cerraron en puños.

Al cabo de un minuto, Bertín sonrió y dijo: —Sí, pero antes de ir, tengo que hacerte una pregunta.

—¿Qué pregunta? —La cara de Lara era todo sonrisas, si podía ir a la fiesta, contestaría a diez preguntas.

—¿Es cierto que la diseñadora Silva ha copiado tu diseño?

Lara se sonrojó y rápidamente dijo: —Creo que sólo son parecidos, no se puede considerar plagio... Pero depende de los resultados de la investigación, estoy segura de que la empresa dará un resultado justo.

Bertín enarcó una ceja, —¿Te refieres a que si la empresa dictamina que la diseñadora Silva no ha plagiado, no será justo?

—No me refiero a eso, aceptaré lo que diga la empresa.

Bertín se burló, y di