Adriana y José se miraron…Vieron a la persona que venía, con bolsas de comida y una canasta de frutas exageradamente grande, era Adrián quien venía a visitar.José se molestó de inmediato, mirando de reojo al intruso Adrián.Adrián lo llamó: —Tío— y luego fijó toda su atención en Adriana: —Escuché que estabas herida, fui al hospital a verte, pero no te encontré… de verdad, no es fácil verte.—No sigas, deja las cosas primero— dijo Adriana, mirando a Adrián que estaba detrás de la canasta de frutas.Adrián entró, y José aprovechó para seguirlo, con la firme intención de no irse mientras él estuviera allí.Poco después, Adriana recibió una llamada de su empresa. Se disculpó y se fue a la habitación de al lado a atenderla. Adrián se sintió un poco incómodo y no pudo evitar preguntar a José, quien estaba sentado en el sofá, como si fuera el dueño del lugar:—Señor José, no sé de qué tipo de relación familiar tienen, ¿podrías explicármelo?José lo miró y le respondió en un tono cortante:
Hace tan solo un par de días, Adriana le había preguntado a Julia sobre aquel tema, pero, en ese momento, Julia no quiso decir nada y, de hecho, evitó verla durante algunos días. No se esperaba que hoy, al verla, Adriana volviera a tocar el asunto.—A mí nadie me dio nada... solo creo que él en serio se preocupa por ti, por eso le di algunos consejos— dijo Julia, mirando hacia abajo.—¿De qué consejos hablas? — preguntó Adriana.—Le sugerí que te persiguiera.Julia bajó aún más la cabeza.Adriana suspiró un poco. Entonces y después de todo, ¿esa era la razón por la que José insistía todas las noches en dormir en el sofá?Pero, ¿de veras él sentía algo por ella?¿Por qué sentía que su corazón era como la arena que se le escapa de las manos, algo tan inseguro?Adriana se recordó a sí misma que no importaba si José n serio la quería o no, lo único que debía hacer era ayudar a su madre a revitalizar y darle un impulso al Grupo López.Con un simple llamado, dio la orden para continuar con e
Recordando la última vez que fue a la sesión de la portada de Estilo & Glamour, la advertencia amistosa de Alejandro Benotti hizo que Adriana no se sorprendiera y preguntara:—¿Por qué quiere cambiarse a esta habitación?—Envió a un asistente diciendo que cuando estuvo en este hotel antes, se alojó en esta habitación, por lo que esta vez también debe quedarse aquí— respondió el asistente de Lorenzo, con una expresión impaciente.Adriana levantó una ceja, entendiendo de inmediato. Sin pensarlo mucho, dijo:—Entonces cámbienla, pues por mi parte no hay problema.Después de todo, era un maestro en su arte, y gente así es algo bizarra y suelen tener muchas manías. Además, recordaba la advertencia de Alejandro y no quería causar problemas con este genio.—¿¡Adriana! ¿De verdad, vas a cambiar la habitación?El asistente de don Lorenzo, que ya conocía bien a Adriana, estaba preocupado por ella:—Él quiere que le cambien a una habitación en el último piso, bastante apartada. Escuché que los or
Ricky no dudó ni un segundo y, después de decir eso, entró rápido a la habitación y cerró la puerta, dejando a todos afuera.Adriana parpadeó.Hacía mucho que no discutía con alguien tan irracional. Estaba a punto de decir que no cambiaría de habitación, si Ricky tenía miedo de perder tiempo, pues que lo perdiera. Pero, no esperaba que Ricky cerrara la puerta de golpe, dejándola sin oportunidad de amenazarlo.El asistente de Lorenzo se acercó y le preguntó a Adriana:—¿Qué hacemos ahora?—¿Pues qué se puede hacer? —respondió Adriana.—Si un perro muerde a una persona, ¿acaso la persona no puede devolver la mordida?Agarró su maleta con decisión y añadió:—Llévame a otra habitación.La puerta de esa habitación estaba bien cerrada por Ricky, así que no había otra opción.El asistente de don Lorenzo la llevó a una habitación en el último piso.Esa noche, Lucía la llamó. Adriana le contó lo que pasó, y Lucía, que es supersticiosa, le dijo:—Salir así no está bien. En la fiesta de mañana,
El fuego parecía venir del dormitorio, donde el humo era más espeso. La gente que venía detrás de Adriana se asustó, pero ella alcanzó a ver a Ricky tirado en el suelo junto a la cama.Corrió hacia él mientras gritaba:—¡Rápido! ¡ayuda!Mientras imploraba con desdén, empezó a arrastrar a Ricky hacia afuera. Los tipos detrás de ella, al ver su esfuerzo, también corrieron a ayudarla. Pronto, algunos trajeron agua para apagar el fuego, mientras otros ayudaron arrastrar al herido.Él quedó tirado en el pasillo, con su asistente a su lado, gritando su nombre en medio del desespero.Adriana tosió un par de veces y, con voz firme, gritó:—¡Háganle espacio!—¡Necesita respirar!La gente, asustada por su tono de autoridad, se apartó de inmediato. Adriana siguió dando órdenes:— ¡Llamen urgente a una ambulancia! ¡Necesita ayuda!Todos entendieron rápido y siguieron sus instrucciones.Tres minutos después, Ricky abrió los ojos lentamente. Vio que la persona a su lado era Adriana, y se sorprendi
Ricky no mencionó a Adriana, pero con una mirada le indicó su asistente para que lo sacara de ahí. Mientras pasaba junto a Adriana, no pudo evitar quejarse:—¡Qué mala suerte encontrarme contigo! ¡parece que atraes el caos!Adriana se dijo a sí misma:—Si, en serio, es solo mala suerte, la que tiene mala suerte en realidad soy yo.Al día siguiente, en el evento de fragancias, Ricky volvió a aparecer ante el público, ya completamente recuperado, mostrando su actitud orgullosa de siempre, como si no hubiera pasado por el hospital el día anterior.Los mejores perfumistas del mundo se reunieron en un solo lugar, y don Lorenzo llevó a Adriana a conocer a cada uno de ellos. Cada uno de los presentes tenía dos votos, y después de mostrar sus fragancias, votaban por las que más les gustaban. Las cinco fragancias con más votos serían presentadas al público y alanzadas en campaña, en una empresa exclusiva.Después de más de una hora, el personal contó los votos y anunció las cinco fragancias m
Resultó que el incendio de la noche anterior fue causado por alguien que quería hacerle daño a Adriana para que por la inhalación de mucho humo perdiera su sentido del olfato en el evento de fragancias. No fue un simple accidente, pensó Ricky, molesto.Refunfuñó para sí mismo: ¡entonces ella debería ser la que me diera las gracias anoche!Si no hubiera insistido en cambiar de habitación, quizás ella hubiera muerto en el incendio.—Señorita Adriana, ¿está todo bien?—¿Podría venir a exponernos su talento? ¿Podría elegir cualquier fragancia y sorprendernos? —comenzaron los periodistas a presionar a Adriana.Adriana no sabía cómo rechazar la petición. Justo en ese momento, Ricky se acercó a ella, dejó su fragancia sobre la mesa y, con desdén, dijo:—Entonces, señorita Adriana, ¿por qué no analiza mi fragancia? Si puedes decir todos sus ingredientes sin equivocarte, yo mismo admitiré que hoy eligieron a los mejores.Adriana entrecerró los ojos.Al ver la actitud desafiante de Ricky, los p
Si esto fuera cierto, ¡toda la admiración que Ricky se había ganado por más de diez años se esfumaría en un instante!Ricky estaba nervioso, pero no podía hacer nada, porque su olfato no funcionaba bien en ese momento.Adriana levantó un poco las cejas, sin apresurarse a responder, mientras escuchaba al perfumista extranjero decir:—Pero… he pensado mucho y no he podido identificar esa nota especial. ¿Podría la señorita Adriana ser tan amable de compartir su secreto?Al escuchar esto, Ricky se relajó un poco.Todas las cámaras y las miradas de los perfumistas se centraron en la cara de Adriana, esperando con ansias ese detalle sorprendente. Frente a las cámaras, Adriana respondió con un tono tranquilo:—En realidad, la nota que todos buscan no es un ingrediente tradicional. Simplemente… tomé un poco del aroma corporal de un amigo…—Un novio, ¿no es así?Después de un segundo de silencio, los periodistas se emocionaron al instante, oliendo un chisme jugoso. Los perfumistas en el escena